By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 21 de marzo de 2012

En el cincuentenario de la muerte de López de Ayala 2/3

Portada del periódico dirigido por López de Ayala
2ª parte del magnífico artículo publicado por el periodista Juan G. Landero en el diario ABC (edición de Andalucía) de fecha 31 de Diciembre de 1929




El Padre Cobos.- Ayala, zarzuelero
Durante el bienio progresista apareció un periódico, llamado El Padre Cobos, pesadilla de Ministerios y terror de falsos patriotas y mercachifles sin conciencia. No hubo en aquella época orador-huero ni finchado político a quien no alcanzara la sátira formidable y finísima de aquel periódico, único en si clase.
El Padre Cobos tenía un tinte moderado, era la contrarrevolución en el periódico; la protesta viva y enérgica de la España que no tenía representación en las Cámaras.
Su crítica, aunque alarnas veces sangrieta siempre fué veraz, contribuyendo con sus campañas a que disminuyese el enjambre de pestilentes aduladores.
Tuvo este periódico innumerables persecuciones y procesos, denunciándosele una de las veces por la publicación de unos versos de Ayala. apelando éste a un medio ingenioso paró defenderse.
Puso en prosa, lo que había dicho en verso, dándolo a otros periódicos, que lo publicaran sin enojar las iras del fiscal.
"¿Qué se quiere castigar?—dijo Ayala ante el juez— ¿La gravedad de estos versos? Pues aquí están estos periódicos, que han dicho lo mismo en llana v corriente prosa, sin que el fiscal los haya renunciado.
!Ah!? . lo que hay aquí es que Escosura (entonces ministro de la Gobernación) quiere matar al padre Cobos, y El Padre Cobos no morirá."
El público, que llenaba la Sala del Juzgado; aplaudió frenéticamente; el juez palideció, y El Padre Cóbos, gracias al ardid de Ayala, fue absuelto libremente.
La afición del público hizo que el poeta se desviara de su verdadero centro, cultivando durante algún tiempo la zarzuela. La Estrella de Madrid y Guerra a muerte, gozaron de vida efímera. Los comuneros debió su fama a las alusiones que allí se creyeron ver contra los polacos del conde de San Luis, y que excitaban por igual el regocijo de los progresistas y la cólera de los moderados. Al representarse esta obra durante sus primeras noches se libraron verdaderas batallas entre sus detractores y apologistas.
Y El conde de Castralla, obra que prohibió el Gobierno, rematando su labor de zarzuelista, nada feliz por cierto, con El agente de matrimonios.

El poeta y el novelista.-
Muy pocas son en número las poesías de Ayala, pero éstas bastan para acreditarle de un soberano poeta lírico.
La sensibilidad, la fantasía y el entendimiento concurren armónicamente en sus composiciones,; todas ellas están henchidas de inspiración, de sencillez y de profundidad de pensamiento unidas a una exuberante belleza en la forma.
Mucha semejanza tenía Ayala con Núñez de Arce; ambos en unos cuantos versos dicen más que otros en un poema entero.
En la décima que a continuación transcribimos encerró una definición de la música, verdaderamente primorosa:

Es la música el acento
que el mundo, arrobado, lanza
cuando a dar forma no alcanza
a su mejor pensamiento;
de la flor del sentimiento
es el aroma lozano;
es del bien más soberano
presentimiento suave,
y es todo lo que no cabe
dentro del lenguaje humano.
En la siguiente décima; titulada La pluma, siempre de actualidad, muestra su autor la delicadeza de su espíritu:
¡Pluma!: cuando considero
los agravios y mercedes,
el mal y bien que tú puedes
causar en el mundo entero;
que un rasgo tuyo severo
puede matar a un tirano,
y que otro, torpe o liviano,
manchar puede un alma pura,
me estremezco de pavura
al alargarte la mano.
El soneto es el género que más ha cultivado Ayala, encerrando en ellos siempre un pensamiento elevado con el afiligranado ropaje de su forma verdaderamente escultural.
Un aspecto totalmente ignorado de Ayala es el de novelista; el malogrado Bonilla San Martín nos dice que entre los papeles del insigne dramaturgo pudo ver una primera parte de una novela inédita del mismo titulada Gustavo. Muchas dificultades encontró Ayala para publicarla, pues la Censura se lo impidió, justamente, a juicio de Bonilla, pues aunque estaba escrita en estilo elegante y severo, el fondo de la obra era enormemente escabroso, digna hermana de una novela de Eugenio Sué o de Alfredo de Musset.
Pasados varios años, Ayala remitió su obra a Alarcón para que la continuara y se publicara, con el nombre de los dos, pero este no quiso o no se atrevió a continuar la obra del gran ingenio.
Centro de Estudios Turolense.- Archivo Histórico Nacional

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