By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



sábado, 3 de marzo de 2012

Hay libros que siempre mantienen su interés

El valor de un libro lo determina su rareza, el tipo de encuadernación y que haya sido o no restaurado.
Recuerda Luis Antonio de Villena un libro, La catedral, de J.-K. Huysmans, que compró por catálogo, hace años, con dedicatoria autógrafa. Y la grata sorpresa cuando lo recibió y vio la encuadernación con forma de catedral; era el ejemplar que Huysmans había dedicado al editor, y que este había decidido encuadernar de aquella manera excepcional. Juan Bonilla menciona su ejemplar de Cinco metros de poemas, de Carlos Oquendo de Amat, que encontró en una librería anticuaria de Miami, editado en Lima en 1927, en acordeón, y que desplegado se extiende exactamente la medida que promete el título. Y Andrés Trapiello habla de Poesía, de Juan Ramón Jiménez, editado por el propio Juan Ramón y Zenobia Camprubí, en 1923, y que encontró también tras años de búsqueda. “Me cuesta elegir un solo libro, porque son muchos años y muchos libros”, señala Luis Alberto de Cuenca. “Pero tal vez mencionaría la primera edición de Drácula, de Bram Stoker, publicada en 1897 por Constable and Company, y que conseguí a través de internet después de estar casi diez años buscando por la red un ejemplar que no tuviera un precio prohibitivo”. Y cuenta Luis Alberto de Cuenca, coleccionista compulsivo como él mismo se reconoce, cómo llegó a los libros a través de los cromos y, sobre todo, de los tebeos. “Yo, como decía Borges, me vanaglorio no de lo que he escrito, sino de lo que he leído, y en mi caso, el impulso coleccionista, unido a la pasión lectora, me condujo desde muy joven al mundo del libro”.
En ese pequeño universo de librerías de lance, encantes, rastros, ferias, salones, conviene comenzar distinguiendo el mercado del libro de ocasión –libros usados, de segunda mano, baratos o saldados– de lo que es estrictamente el mercado del libro antiguo: ejemplares escasos en comercio, y que alcanzan gran valor. “Cuando se habla de libro antiguo, nos referimos al que abarca desde el siglo XV hasta finales del XVIII”, señala Guillermo Blázquez, propietario de la librería del mismo nombre en Madrid. “Lo que no significa que todo el libro antiguo sea bueno y caro, ni que el libro de lo siglos XIX y XX no tenga interés. De hecho, no es excepcional encontrarse con que libros de la Generación del 27 alcanzan mayor cotización que libros del XVI”. En este mercado de librería anticuaria se incluyen también libros de alta bibliofilia –ediciones de corta tirada, numeradas, con obra de cotizados artistas–, primeras ediciones y libros dedicados. También hay géneros que se ponen de moda durante un tiempo, y que incrementan su cotización hasta que la demanda se estanca. Es el caso de los libros de cocina, en su momento, o de esgrima, y más recientemente los libros de caza, que tuvieron gran demanda hace unos años, y que ahora no se venden tan bien. “Hay libros, sin embargo, que siempre mantienen su interés”, asegura Guillermo Blázquez. “Primeras ediciones del Siglo de Oro, libros de historia, viajes, genealogía y álbumes de grabados a los que últimamente se ha sumado el libro científico: una primera edición de Galileo puede costar en torno a 100.000 euros, y una primera de Einstein ronda los 30.000”. El valor de un libro lo determina, en primer lugar, su rareza. Pero también influye el tipo de encuadernación; que el libro haya sido o no restaurado; que conserve amplios márgenes (en cada nueva encuadernación se pierden unos milímetros de papel), y su estado: la ausencia de humedad, hongos, polilla, manchas de óxido, todo ello influye en el precio. Hasta hace unos años las ventas de libro antiguo se realizaban bien en las propias librerías o en subastas, o por catálogo. Un listado de libros que se enviaba por correo a los clientes, y en el que se describía cada ejemplar en ese peculiar lenguaje, casi de iniciados, que permitía al comprador hacerse una idea exacta de lo que compraba: “papel moteado”, “ejemplar fatigado”, “pérdida sin afectar al texto”…
EL LIBRO ANTIGUO EN INTERNET.-
Todo esto cambió hace poco más de una década con la llegada de internet; en este momento es rara la librería de viejo que no tiene página web o que no está asociada a alguno de los portales de libro antiguo; Iberlibro, que pertenece a Abebook, es el más importante, con 140 millones de libros y más de 10.000 librerías asociadas en todo el mundo; o Uniliber, en español, con cerca de 300 librerías y más de tres millones de libros. “Internet ha supuesto no solo visibilidad para las librerías, sino que ha convertido un mercado que era en gran medida opaco, de expertos, en algo completamente transparente”,señala Manuel Domínguez, propietario de la librería Gulliver, en Madrid.“Cualquiera puede entrar en uno de estos portales, buscar un título e informarse sobre ediciones y precios prácticamente en cualquier librería del mundo”. Así, cada vez hay más clientes que compran a través de internet, y menos que acuden a las librerías.
En 1998, la librería Renacimiento, una de las pioneras de esta revolución tecnológica, cerró el local que tenía abierto en una de las más céntricas calles de Sevilla y se trasladó a unas naves en las afueras de la ciudad. “Cambiamos un local céntrico, efectivamente, en el convencimiento de que internet permite que cualquier lugar sea el centro del mundo”, afirma Abelardo Linares, uno de los primeros libreros, también, que empezó a valorar los libros de las generaciones del 98 y del 27. Libros que durante tiempo se consideraban prácticamente bagatelas, y que hoy pueden llegar a alcanzar una alta cotización. “Era, en cierto modo, previsible”, afirma Linares. “El libro español incunable, gótico, tiene belleza e interés, pero es raro; el XVIII es una época de grandes impresores, pero no es un libro de gran novedad, y el XIX es, en general, pobre editorialmente. De modo que es en el 98 y, después, en el 27 donde de nuevo se dan ediciones bien impresas, cuidadas, bonitas, y con un alto interés literario”. Hoy son muy buscadas las primeras ediciones de Baroja, Unamuno, Juan Ramón, Machado y también las de Altolaguirre, Cernuda, Max Aub–de algunos de sus libros no se imprimó más de un centenar de ejemplares–,Salinas, Guillén o Lorca, que alcanzan precios altos en el mercado. “Yo nunca he sido bibliófilo, sino lector. Comencé a ir a las librerías de viejo porque buscaba cosas que no había en las librerías de nuevo”, recuerda Andrés Trapiello. “Libros de Ramón, Baroja o Chaves Nogales que había que leer en primera edición porque nunca se habían reeditado, y que hoy se han vuelto cotizadísimos”.
¿Son caros los libros antiguos? ¿Se trata de una inversión interesante? Aunque la mayor parte de los compradores de libro antiguo no abrigue un objetivo comercial, hay quien afirma que en este momento de volatilidad, el mercado del libro puede ser una buena alternativa inversora.“La verdad es que en estos últimos años algunos autores han incrementado su precio espectacularmente”, concede Xavier Lloveras, el dueño, en Barcelona, de Llibres del Mirall. “Hace unos años nadie daba especial valor a las primeras ediciones de Valente, o Gil de Biedma, que después se han ido cotizando, y ahora empiezan a valorarse, por ejemplo, las de Bolaño, Reverte, Javier Marías o Enrique Vila-Matas”. Así, la primera edición de Los detectives salvajes, de Bolaño, publicada en Anagrama en 1998, o 2666, en la misma editorial, en 2004, rondan ya los 500 euros. No está mal. “Qué palabras más feas –dijo en una ocasión, gráficamente, el escritor y crítico inglés Cyril Connolly–, segunda edición”.
LOS MÁS BUSCADOS.-
Si hubiera que elaborar una lista con los libros más buscados, esos que son persistente objeto de deseo para los coleccionistas y que despiertan admiración cuando aparecen en catálogos de subastas o librerías de lance, es muy probable que en ella figuraran muchos de los siguientes: De materia medica, de Dioscórides, impreso en Amberes por Juan Latio en 1555, y cuyo precio, dependiendo de su estado de conservación, va de 10.000 a 15.000 euros. De ese mismo año, impreso en Salamanca por Andrea de Portonaris, en cuatro volúmenes, otro de los más buscados es Las siete partidas, de Alfonso X El Sabio, que puede alcanzar un precio de 6.000 a 8.000 euros. La mitad de lo que puede llegar a pagarse por el Quijotede Joaquín Ibarra, Madrid, 1780, en cuatro volúmenes, cuyo precio oscila de 12.000 a 18.000 euros. Otros títulos imprescindibles en esta peculiar lista serían la edición de la Calcografía Nacional de los Caprichos de Goya, compuesta por 80 grabados que incluyen el retrato del pintor (1868-1878), con un precio de 33.000 euros, y los tres volúmenes de la España artística y monumental, de Jenaro Pérez Villaamil, París, Albert Hauser, 1842-1845, con 144 litografías a color, y que puede costar de 20.000 a 26.000 euros.
Si lo que le gusta es el libro del siglo XX, y dispone de un buen presupuesto, en su biblioteca no debería faltar la primera edición del Romancero gitano, Revista de Occidente, 1928, por la que pueden pagarse entre 3.000 y 5.000 euros, más incluso si está dedicado por el propio Lorca, uno de los autógrafos más buscados. También alcanza una alta cotización la edición de Cruz y Raya, la editorial de José Bergamín, de La realidad y el deseo, Madrid, 1936, de Luis Cernuda, que puede costar alrededor de 3.000 euros. Y si sus inclinaciones literarias apuntan a Valle-Inclán, sepa que por su Epitalamio, publicado en 1897 en Madrid, puede llegar a pagar de 6.000 a 8.000 euros.


EDICIONES DE LUJO.-
El nombre de la página web a través de la que se accede a sus productos editoriales ya explica el tipo de libro que se va encontrar: Planeta Ediciones Lujo (www.planetaedicioneslujo.com). Son tiradas cortas, numeradas, en las que se aprecia un especial cuidado de los pequeños detalles: ejemplares únicos, casi obras de arte en las que se aúna el valor del texto con el de las reproducciones artísticas. “El trabajo es largo y costoso”, señala Fernando Caralt, editor responsable de estas publicaciones. “Empieza con la negociación de los derechos de las imágenes, todas ellas de grandes artistas; continúa con el diseño del libro, la elección de los materiales y técnicas de impresión más adecuados; el estuche, que siempre procuramos que sea especial, y, al final, la elaboración de cada libro con procesos prácticamente artesanales”. En los últimos siete años ha editado una docena de títulos con obras de Chillida, Dalí, Picasso, Rembrandt, Goya o Saura, entre otros, y realizadas en coedición con los museos o fundaciones propietarias de los derechos de estos artistas.“Aunque no son libros para leer –añade Caralt–, la Biblia de Rembrandt, por ejemplo, pesa once kilos. Siempre se busca la mejor versión del texto, y que la reproducción de las imágenes guarde la mayor fidelidad posible, en tamaño y color, al original”. Todas estas características los convierten en auténticas joyas con un valor en el mercado (entre 2.400 y 4.000 euros, dependiendo de la tirada). A pesar de su precio, la exclusividad y la segura revalorización hacen que todas las ediciones, salvo las más recientes, estén agotadas. “Es cierto que estos libros, más allá del aspecto estético, pueden considerarse una buena inversión. Del libro de Saura, El Criticón, que salió en mayo, no queda más que una decena de ejemplares, y del de Dalí, Los cantos de Maldoror, que apenas lleva unos meses disponible, se ha vendido más de la mitad de la edición”, concluye. Obras, en suma, que en la anunciada batalla frente al libro electrónico parece que no van a tener competencia.
JESÚS MARCHAMALO

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