By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 25 de abril de 2012

Aquellos recordados maestos


Memoria de un maestro republicano

Hace unos días hablando con D. Jerónimo (96 años), el más anciano componente de nuestra Fragua del Pensamiento, me comentó y me aconsejó la lectura del libro Memoria de un maestro republicano, él,  D. Jerónimo también fue maestro desde la terminación de la guerra civil hasta su jubilación, “yo no tengo merito amigo Rafa, yo solo gané la guerra y pasé de alférez de complemento a maestro nacional, nos acogimos muchos falangistas a esta opción después de terminar la guerra, Franco no nos quería en su ejercito, les usurpamos a aquellos buenos maestros republicanos sus alumnos y su derecho a ejercer y enseñar la verdad de una parte de España que quiso traer el progreso y la tolerancia”.

Debemos agradecer a Ángel Rodríguez de Mier su empeño en que por fin hayan visto la luz las memorias de José Vicente Borrás (Cáliga 1904 – 1 Cálig, 1982), un hombre bueno, de ideas socialistas y de talante conciliador. El libro Memorias de un maestro republicano,  lo ha publicado Onada Edicions, de Benicarló.
Siempre que leo memorias de aquellos españoles a los que les tocó vivir la Guerra Civil o cuando escucho su testimonio pienso en mí padre y tantos otros jóvenes de los dos bandos ¡qué mala suerte tuvieron!
Posiblemente hayan sido las generaciones con peor fortuna de toda la historia de España, me dijo una vez mi paisano ya fallecido Rafael Romero (El Panza).
En el caso concreto de José Vicente Borrás, podemos decir que durante la contienda no fue de los qué peor lo pasaron. Lo digo porque no estuvo destacado en el frente sino que estuvo destinado en los Servicios Auxiliares (básicamente en las Colonias Escolares, de la zona de Levante). Pero al acabar la guerra, empezó su particular vía crucis: como a, tantos miles de españoles Leh esperaban la cárcel y los juicios sumarísimos. Años de cárcel y encima con la incertidumbre todas las noches de si ésa sería o no la última de su vida, de si al llegar... la madrugada estaría ó no incluido en "la saca" de esa jornada; pues en el consejo de guerra lo habían condenado a muerte. Y todo, por su militancia socialista y su lealtad a la República; que él —digámoslo alto y claro— ningún delito había cometido.
Estuvo preso cinco largos años, pero su condena aún tendría una coda: cómo a tantos otros maestros republicanos, se le expulsó del Magisterio y se le impidió, incluso, dar clases particulares: «Cierto día, en plena clase, se presentó una pareja de la Guardia Civil que ordenó a los alumnos que salieran inmediatamente de mi casa». No se le rehabilitó hasta 1965.
Las memorias de José Vicente Borrás atrapan al lector por su humanidad, y sus reflexiones sorprenden por su lucidez en el análisis de los acontecimientos. Está  uno leyendo las memorias de un humilde maestro sin embargo, parece que sean las de un ministro o las dé un historiador con toda la información necesaria al alcance de su mano.
En las guerras civiles siempre aflora lo mejor y lo peor del ser humano. Así, por un lado, nos admira el gesto de José Niñerola Balaguer, quien conocía a Vicente Borrás de cuando éste estuvo en Cox dirigiendo la colonia escolar.
Al acabar la guerra, Niñérola, camisa vieja de Falange, acoge en su casa a toda la familia de don Vicente. Ni que decir tiene que, con ello, José Niñerola corría peligro, pero no le importó. Al mismo tiempo, frente a ese gesto tan solidario, encontramos un hecho vomitivo: cuando Vicente Borrás regresa a Villafranca del Cid, que era donde ejercía antes de que estallara la guerra, vecinos del pueblo le propinan una brutal paliza y, para más inri, a su mujer la arrastran de los pelos, le pegan puñetazos y le escupen. Algunos de los agresores habían sido en su día alumnos de don Vicente...

Nota: la que tampoco tiene desperdició es la azarosa vida de su hermano, el dibujante y pintor Emilio Borrás Entre otras cosas, participó en el desembarco de Normandía ¡Qué vidas...! Y es que,  bien mirado, cada uno de aquellos  españoles a los que les arrolló la guerra encierra en su propia biografía una auténtica novela.

Gracias D. Jerónimo
Rafael Spínola.- La Fragua del Pensamiento 

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