By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



sábado, 28 de abril de 2012

Platillos volantes sobre Guadalcanal 4

Testimonios

Era la madrugada de una noche que bien podría ser el otoño del año 1968, muy probablemente el mes de septiembre ya que lo recordamos como una época del año que no hacia calor pero tampoco el frío del invierno.
En el cortijo “La Urbana” en el termino municipal de Guadalcanal (Sevilla) todos dormíamos, mis padres y yo en una habitación con una ventana orientada a un gran patio el cual finalizaba en el muro exterior de la finca, al otro lado solo había campo y muy cerca la carretera que va de Guadalcanal a Azuaga y mi hermana y mi abuelo dormían en otra habitación interior.
Debían ser las 3 o 4 de la madrugada cuando despertó mi madre primero y enseguida mi padre y yo debido al incesante alboroto proveniente de las cuadras, los mulos y caballos se habían inquietado por algún motivo de tal manera que el relinchar y el pataleo nos despertó. La sorpresa y lo mas extraño es que la habitación estaba iluminada por una luz muy potente proveniente del exterior, mis padres se asomaron a la ventana y observaban esa luz, una especie de reflector que iluminaba el cortijo, incluso las encinas y olivos cercanos, era como un foco de luz a media altura probablemente a la altura de las copas de las encinas y permanecía estática, como un reflector orientado al cortijo, así estuvimos viendo esa luz un buen rato. A mis padres en ese momento les extrañó pero pensaron que debía ser un camión que se había parado en la entrada del cortijo (algo muy poco habitual y menos a esas horas de la madrugada).
Nadie salió al exterior, por tanto no se pudo asegurar jamás que era realmente, volvimos a la cama con esa luz aun iluminando el cortijo y sin saber si aquello desapareció espontáneamente, o se esfumó en el cielo.
Cuando mi madre fue a hacer la compra habitual a Guadalcanal los vecinos del pueblo enseguida la abordaron expectantes preguntándole por el platillo volante que sobrevolaba e incluso aterrizó en La Urbana ya que habían leído una noticia en los periódicos de Sevilla sobre un avistamiento de ovnis en la zona y mas concretamente en las inmediaciones del cortijo.
Yo era un niño de 5 años y no recuerdo los detalles, solo recuerdo ver a mi madre y mi padre asomados a esa ventana y una enorme luz resplandeciente y que a partir de ese día escuchaba a la gente hablar de marcianos y hombres de tres metros de altura que rondaban por los caminos de esos campos. Todos sabemos que ante un suceso de este tipo se suele exagerar bastante los hechos, incluso inventar acontecimientos que no sucedieron, pero lo que si se es que vimos esa potente luz.
Que conste que soy agnóstico, es decir que tengo que tener una evidencia que justifique mi creencia en cualquier cosa, por tanto ni puedo afirman ni negar que lo que vimos esa madrugada era un ovni.

Juan Spínola
Barcelona


He revisado las hemerotecas del año 1968, encontrando el ABC (edición de Andalucía) de fecha 09/10/1968, la siguiente reseña:

Corresponsal.- En la madrugada del pasado día 7, fue avistado una especie de platillo volante cerca de Guadalcanal, en el norte de la Sierra Sevillana, los hechos fueron presenciados por varios vecinos de este pueblo que se encontraban pecnoctando en las cortijadas de La Burbana, Los Morenos, Coto del Marqués y otros adelaños.
Así mismo, L.Vargas vecino de Alanís y que si dirigía en su motocicleta a Malcocimado (antigua pedania de Guadalcanal), sobre las tres de la mañana para hacerse cargo de una partida de ganado, relata que una luz cegadora le deslumbró iluminando toda la carretera y la zona derecha, cuenta que abandonó el vehículo en la cuneta y se refugió debajo de unos chaparros, pasado unos minutos desapareció la luz y continuó su camino, denunciando los hechos al día siguiente a la autoridad.

Por otra parte, estos hechos parece que tienen relación con lo que me comentó Tomás Hérnandez en una tertulia con gente mayor esta Semana Santa en la Plaza, un paisano nuestro que emigró a Madrid a principio de los setenta, dice que dos o tres años antes de emigrar de Guadalcanal se encontraba en Pelotero una madrugada de otoño buscando zumaque y una luz muy potente asustó a la yunta de burros que llevaba, los animales hulleron despaboridos y el recuerda que se quedó inmóvil y sin reaccionar ante los hechos, tal fue el susto que cuando recuperó los animales que habían tirado la carga, regresó a Guadalcanal, al día siguiente cuando lo contó en el pueblo, casi nadie le creyó pero el sigue teniendo la imagen grabada en su retina después de los años que han pasado.

Notas.- Rafael Spínola

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