By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 6 de junio de 2012

Trazos de la historia de la Baja Extremadura


Crisis, decadencia y presión fiscal en el siglo XVI


La provincia de León de la Orden de Santiago, concretamente una franja de tierra que va desde el sur de Mérida hasta Guadalcanal, en el norte de la actual provincia de Sevilla, ultimado por el este con la comarca de la Serena y la provincia de C6rdoba y por el oeste con Tierra de Barros, cuyo sector meridional ocupa parcialmente, y con las comarcas de Zafra y Fregenal de la Sierra aproximadamente. Este era el espacio que en el siglo XVII correspondía al partido de Llerena, entendido este, como explicare mas adelante, desde el punto de vista jurisdiccional y gubernativo como la tierra dependiente del gobernador de la citada villa, convertida en ciudad en el reinado de Felipe IV. La elección de este espacio geográfico ha estado determinada por un conjunto de razones diversas, pero sobre todo por la realidad abundada de fuentes y la facilidad de su consulta para el autor.
Las enajenaciones se inician en 1540 cuando Carlos I, por carta dada en la Haya a 4 de agosto, desmembró de la Orden ciertas rentas y bienes situados en Guadalcanal pertenecientes a la mesa maestral y encomienda de dicha villa:
— La escribanía publica y la renta del jab6n pertenecientes a la mesa maestral.
— La mitad de los diezmos de pan y vino de dicha villa, la mitad de las casas, lagares, vigas de pisar uvas con sus aparejos, el basamento del pan y vino con sus tinajas, todo perteneciente a la encomienda.
El valor anual de estas rentas se estimó en 659.670 maravedís, las cuales se vendieron el 13 de diciembre de 1540 al Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla dotado por d Marques de Tarifa (20). La fuente utilizada no conviene el pliego de la venta, que según una relación de los bienes enajenados de la Orden entre 1538 y 1551 publicada por Cepeda Adán (21), es de 32.983.500 maravedís.
En compensación por esta enajenación, se dio a la Orden un Juro perpetuo de 539.948 anuales con efecto del  de enero de 1541.
Después de estos cambios realizados en 1566, el partido de Llerena integraba las poblaciones siguientes: Llerena con Higuera, Maguilla y Cantalgallo, Olva, Palomas, Ribera, Fuente del Maestre, Los Santos, Hinojosa, Puebla de Sancho Pérez, Usagre, Medina de las Torres, Calzadilla, Bienvenida, Fuente de Cantos, Montemolin, Monesterio, Trasierra, Las Casas, Reyna, Ahillones, Berlanga, Valverde. Fuente del Arco, Azuaga, Granja y Guadalcanal. En el ultimo cuarto del siglo XVI el partido de Llerena sufría una importante amputación territorial con la enajenación de un total de siete villas, según se ha explicado anteriormente.
Desde el punto de vista de la administración económica de la Orden, el territorio del partido estaba repartido entre la mesa maestral, varias alcaldías dependientes de ella y trece encomiendas, entre las que destacaban por sus rentas las de Azuaga, Bienvenida, Guadalcanal, Ribera-Acebuchal y Los Santos.
En cuanto al aspecto Jurisdiccional y gubernativo, la provincia de León comprendía los siguientes parados: Llerena. Mérida, Montanchez, Encomienda Mayor (Segura de Le6n), Jerez y Homachos, bajo la autoridad de gobernadores o, en su defecto, de alcaldes mayores.
Las demarcaciones fiscales no só1o no coincidían con las anteriores, si no que para mas confusi6n variaban considerablemente para cada uso de renta, alterándose de vez en cuando sus limites por razones y según criterios que desconocemos.
Así, la recaudación del servido ordinario y extraordinario de la provincia de León, incluidas las villas enajenadas, estaba centralizada en Llerena, constituyendo en este aspecto un único partido, mientras que la de alcabalas y unos por ciento se distribuía entre los partidos siguientes: Mérida, Llerena, Guadalcanal, Fuente del Maestre y, aparte, la ciudad de Jerez, Llerena a veces en aquella época de Badajoz. También eran diferentes los distritos del servicio de millones, que en esta materia tributaria se reducían a dos, el de Mérida y Llerena.
El partido de Llerena, así demarcado, comprendía en la citada centuria las villas y lugares siguientes: Ahillones, Azuaga, Bienvenida, Casas de Reina, Fuente del Arco, Fuente del Maestre, Granja (de Torrehermosa), Guadalcanal, Hinojosa (del Valle), Llerena con los lugares de Cantalgallo, Higuera y Maguilla, Olva, Palomas, Puebla de Sancho Pérez, Reyna, Ribera (del Fresno), Los Santos (de Maimona), lugar de Trasierra y Usagre.
Dentro del partido, las propiedades y rentas de la Orden se distribuían entre la mesa maestral, las encomiendas de Azuaga, Bastimentos, Bienvenida, Fuente del Maestre, Guadalcanal, Hinojosa, Olva, Palomas, Puebla de Sancho Pérez, Reyna, Ribera, Los Santos y Usagre, y las alcaldías de Bienvenida, Cantalgallo, Fuente del Maestre, Higuera, Maguilla y la Puerta de Reyna.
El territorio estudiado comprende aproximadamente unos 2.000 kilómetros cuadrados y según el censo de 1591, Vivian en el 10.604 vecinos, que traducido a habitantes suponían, empleando el coeficiente de conversión 4, algo mas de 42.000 habitantes. Aunque el censo de 1591 parece sobrevalorar la población según veremos mas adelante, debemos admitir que se trata de una zona con una densidad de población alta en aquella época, muy superior a la de la media de Extremadura y de otras muchas regiones españolas y similar a la de Galicia, Castilla la Vieja y Valencia; pero a lo largo del siglo XVI el partido de Llerena fue perdiendo vitalidad y población, y al finalizar la centuria daba muestra, pese a la recuperación de ser una zona muy deprimida, presentando entonces una densidad probable de poblacl6n de 12-13 habitantes por kilómetro cuadrado. El poblamiento era casi exclusivamente concentrado únicamente en los términos de Llerena, Azuaga y Guadalcanal existían algunos caseríos aislados.
La peste.-
El siglo comienza con el único contagio de peste que sufrió el partido de Llerena en esta centuria, la gran peste de 1596-1602. Su presencia en guerras externas esta confirmada por los testimonios aportados por varios historiadores.
En la provincia Cáceres se vieron afectadas entre 1598 y 1600 diversas poblaciones como Plasencia, Acebo y Torre de Don Miguel en la zona de la Sierra de Gata o Garrovillas y Alcántara en el sur.
Igualmente, algunos pueblos de la actual provincia de Badajoz, como Talavera la Real y Honachos, padecieron en 1600 los estragos de la peste, habiendo sufrido poco antes, en el verano de 1599, el azote la propia capital, aunque de forma muy breve.
El contagio llegó mas tarde al partido de Llerena propagándose desde Andalucía. La extensl6n del contagio debió de ser reducida. Só1o hemos encontrado noticias de la presencia de la peste en Azuaga y Guadalcanal, aunque es probable que afectara también a otras localidades. En Azuaga la enfermedad aparece a finales de 1601 o principios de 1602. El 15 de enero de este año, en un día de temor generalizado por el avance del contagio que afecta ya a poblaciones próximas como d Pedroso y Cazalla de la Sierra, del Cabildo recibe la noticia de los dos primeros muertos a causa de la peste en Azuaga; pero probablemente el contagio se habría declarado algunos días antes, según parece indicarse en uno de los acuerdos tornados en aquella fecha:
"... que se digan en la iglesia mayor desta dicha villa nueve misas cantadas a nuestra Senora para que sea servida de rogar a su mejor precioso se sirva de miramos con ojos de piedad y alexar desta villa la enfermedad que en ella avia, y que ansimismo en el convento de la Merced desta villa se digan otras nueve misas cantadas al senor San Sebastian y San Roque..."
Simultáneamente, la peste llegaba a Guadalcanal y a otras villas cercanas del norte de la provincia de Sevilla, según manifestaba a principios de abril el Cabildo de Azuaga:
"... y ansi Juntos en su cabildo dixeron que por quanta se a tenido nueba que en las villas de Guadalcanal, Alanis y Cazalla se mueren de mal de contagioso, acordaron y mandaron se guarde esta villa dellas y que se persone ninguna persona trate ni comunique con jente de las dichas villas, y asi lo mandaron”.
Natalidad 1622-1632.
Después del mínimo de 1622, la natalidad experimenta una subida y corta recuperación. fácilmente observable en la curva de la media, que finaliza en 1628. Este tramo de natalidad creciente, accidentado por el mínimo secundario de 1626, es un claro reflejo del comportamiento de la nupcialidad, que entre 1619 y 1627 configura un ciclo de signo positivo expresado por una tendencia con una pendiente de 1. Asimismo, de comportamiento de la mortalidad en la parroquia de Santiago de Llerena (el índice medio entre 1622 y 1628 es 95, concuerda con la evolución favorable de las otras dos variables demográficas; sin embargo, no sucede lo mismo con la mortalidad en Puebla de Sancho Pérez.
La desaparición durante algunos años de los factores adversos explica esta fase ascendente de la natalidad.
Los escasos datos disponibles sobre producción y credos apuntan dada una mejora de la coyuntura agrícola. En Llerena, los precios de los granos permanecieron entre 1624 y 1628 por debajo de la tasa. En 1628, Azuaga y Guadalcanal recogen las mejores cosechas de los años cuya producción conocemos. En definitiva, una buena situación económica frena la mortalidad, estimula los enlaces matrimoniales y anima a las familias a tener una mayor actividad procreadora.
 
TOMAS PEREZ MARIN

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