By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 2 de septiembre de 2015

Vacaciones 1973

En el puerto

Son las ocho de La tarde en este día de verano; el sol ya se está escondiendo tras la “Sierra del Agua”. Llevaba seis meses sin visitar mi pueblo y esta tarde he sentido un repentino deseo de contemplarlo todo entero; aquí me hallo, muy cerca de la Cruz del Puerto, viendo cómo se va el día que da paso a mi primera noche de vacaciones en La sierra.

Antes de anochecer, gozando en recuerdos, me van pasando imágenes de mi niñez, de años inolvidables, de días de travesuras sin fin, encadenadas a deletreos en el alfabeto, dentro del Convento, cuyo campanario, que ahora contemplo, da refuerzos a mi evocación.
Me doy cuenta que creemos aburrido el veraneo en La sierra. Yo misma, ausente de ella, siento el desgano ante la idea de pasar dos meses en un pueblecito de serranía cuando existen playas, viajes, mundo, en fin, poco vivido por mí. Pero llego aquí y, aún sintiendo el mismo atractivo sobre todo ello, veo delante, en estas sierras, una parte de ese mundo y no con menos atractivo que el resto, atractivo sin duda diferente y sin duda, también, difícilmente apreciable en ciertos momentos. No niego ratos faltos de ocupación distraída que quizás no se den en otros lugares, pero, sin duda, echados de menos en estos otros lugares, consistiendo en esta falta el encanto de aquí, que nunca por ello llega al temido aburrimiento, y si, en cambio, deja el ánimo dispuesto a acoger con mas deseo la siempre esperada distracción.
Reconozco —¡cómo no!— el atractivo verano de una playa, precioso para mí, pero, y no es resignación, estoy contenta de encontrarme aquí con dos meses de verano por delante, sin tener una bien proyectada vocación veraniega. Es que le saco encanto a la no asegurada diversión, a la difuminada, a la vez que imprevista, manera de pasarlo bien.

Y es que realmente, también cuentan las sierras con apetecible y distinta época de verano.

María Dolores PORRAS RIVERO
Revista de feria 1973

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