By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 30 de diciembre de 2015

Guadalcanal y su industria en 1978

Agarrarnos a un clavo ardiendo

Guadalcanal posee una industria que considerados la entidad y número de población, las condiciones geográficas, y de vías de comunicación, puede calificarse  de importante. Esta industria, aunque en algunos aspectos pueda llamarse reciente, al menos en su tecnificación y el modo moderno y actual de planificarse y concebirse, no sería justo llamarle incipiente, pues se encuentra plenamente consagrada y consolidada. Todo ello es debido en gran parte a la mentalidad decidida y laboriosa de una serie de hombres, a los que este intento de artículo quiere también rendir homenaje y reconocimiento, que desmienten su estilo y forma de actuar la proverbial indolencia y apatía inversionista achacadas de modo general a esta región andaluza, superando un sinfín de dificultades en una zona en que los condicionamientos socioeconómicos no son precisamente los más propicios para la industria.
Presentaremos un esbozo de la situación industrial en Guadalcanal, sin mayores pretensiones técnicas, sino sólo de información general y puesta de relieve de esta actividad y fuente de economía para nuestro pueblo.
La metalurgia de Guadalcanal hace posible que sus productos de industrias metálicas presente, entre otros, un reflejo de su carácter de zona ganadera que es con materiales para cerdos, ganado vacuno y ovino, distribuyendo en toda España los más modernos dispositivos para el uso ganadero algunos de ellos de carácter novísimo en la cabaña nacional, otros extensamente experimentados en los principales países ganaderos. Las parideras, bebederos, comederos, etc.,  de fabricación ganadera guadalcanalense, son utilizados en puntos de toda la geografía del país, y su presencia en diversas ferias de muestras de la nación indica que todos estos fabricados superan muy ampliamente lo que pudiera considerarse como una industria  “de pueblo”.
En la industria de la carpintería existe, desde hace unos seis años, la fabricación en serie con modernísima maquinaria, de mobiliario, cuya producción recorre toda España, sobre todo en las especialidades de dormitorios y librerías, superando incluso la venta a los almacenistas de la nación para internarse en el importante aspecto comercial de dotar con muebles a hoteles y residencias. En este último sentido, amplio mobiliario procedente de Guadalcanal cubre las estancias del Hotel Irache, de Pamplona, y “Los Lebreros”, de Sevilla, últimamente  inaugurados.
En este mismo campo de la carpintería vienen fabricándose, ya de una forma más artesanal, y con curiosa especialización, mesas para orfebrería, en las joyeros realizan sus trabajos de alhajas: posiblemente pocos en Guadalcanal conozcan que este tipo de fabricación viene haciéndose desde hace unos diecisiete años y que tal artículo se utiliza en muy diversos puntos de España e incluso, en alguna ocasión ha sido exportado a Iberoamérica. Dentro de  este mismo estilo de fabricación se ha iniciado la producción de mesas para trabajos de relojería.
Pasemos ahora a lo que podríamos llamar industrias típicas por si tradición y por estar directamente insertas en la materia prima del término.
Hace unos cinco años se inició la cría estabulada de cerdos, de gran calidad, hasta el punto de que son bastante solicitados por los mataderos de la comarca. Las instalaciones son totalmente modernas, con alimentación básicamente de piensos hidropónicos. (Para los menos eruditos, explicaremos que se trata del cultivo de plantas prescindiendo de la tierra, o sea sumergiendo las raíces en una solución acuosa que contiene los principios nutritivos; ofrece resultados muy notables en orden al rendimiento y a la rapidez del crecimiento, incide extraordinariamente en el progreso de la cría de estos anímales). Molinos de piensos y dispositivos de limpieza automática cubren estas dos importantes tareas. La producción anual puede cifrarse en unas tres mil cabezas.
El sistema cooperativo de producción de aceite se encuadra entre las figuras de don Víctor Jaurrieta, su fundador, y el actual presidente, don Antonio Nogales. Comenzó en el año 1966, con ciento cincuenta socios y un capital de 3.800.000 pesetas. En el momento actual cuenta con trescientos sesenta socios, con un capital, instalaciones e inmuebles estimados en unos quince millones de pesetas, además de unos dos millones en la planta de extracción de orujo de la Cooperativa de Lora del Río, figurando la Cooperativa de Guadalcanal como la primera aportación a la citada extractora. En la actualidad esta Cooperativa local podría tener un cifra mayor de asociados, puesto que las peticiones son numerosas; a pesar de ello, un acuerdo tomado en asamblea en el año 1.975 consideró imposible nuevas admisiones, debido a la incapacidad de la almazara y a la falta de ayuda estatal, inconvenientes que, siguen estando vigentes a pesar de la reforma efectuada recientemente y que ascendió a unos nueve millones de pesetas.
Emplea esta Cooperativa un sistema tradicional de elaboración de aceite con cuatro prensas, cuatro centrifugadoras, juego de aclaradores modernos, tolva gigante, batidoras, instalaciones eléctrica totalmente moderna, y almacén con una capacidad para setecientos mil kilos de aceite.
En el año 1976 y según los análisis del Instituto de la Grasa, de Sevilla, dieron, en relación con las provincias productoras limítrofes, la mejor calidad de aceites de esta Cooperativa Olivarera “San Sebastián”. Este aceite, comercializado  por diversas marcas, llega a todos los puntos de España.
Durante la temporada de molienda se emplean en esta Cooperativa unas treinta personas, molturándose, aproximadamente, unos tres millones de aceituna. Dispone de extensión suficiente para planta embotelladora realización que se encuentra entre las perspectivas de la entidad, así como el aderezo de aceitunas. Posee, además, almacén de productos fertilizantes, insecticidas, herbicidas, etc., para el uso y tratamiento olivarero a realizar por los agricultores miembros. Entre las finalidades cooperativistas están el beneficiar a sus asociados consiguiendo los precios más altos del producto, obtener la mayor calidad del mismo, y la consecución de créditos a cuenta.
Independientemente de las actividades cooperativistas mencionadas, existe  también en la  población una fábrica de extracción de aceite de orujo, y almazara con sistema continuo “Pieralisi”, que, como es sabido presenta la máxima automatización en la elaboración del aceite. Tiene en perspectiva el montaje de una planta de pulpa para piensos compuestos a partir del residuo del orujo.
Al hacer este breve resumen de la industria aceitera de Guadalcanal, debemos tener unas reflexiones sobre su importancia y situación actual. Debido la extensión olivarera del término de Guadalcanal, puede calcularse en un 80 por 100 del ingreso bruto en la economía guadalcanalense, participando en la recolección de la aceituna casi la totalidad del censo laboral de la población. Sin embargo, la aceituna que se produce en nuestros extensos campos y que luego ocupa la actividad y los desvelos de tantos habitantes de nuestro pueblo no es rentable, para nadie es un misterio que, ello es debido a los bajos precios del producto. Quizás vamos a decir una perogrullada o a enunciar una utopía, una fuente económica que abarca una tan amplia extensión hasta el punto de llegar a constituirse casi en exclusiva, se encuentra en una dramática depreciación; por lo tanto, una solución vital más definitiva para Guadalcanal sería pagar unos precios en consonancia con las proporciones exigidas por la vida actual, lo cual incidiría también como factor coadyuvante en la solución del paro existente, dada la condición mayoritariamente agrícola de nuestra masa obrera local. Es urgente pues, una preocupación política que tienda a valorar debidamente el producto.
Refirámonos ahora a la llamada industria refractaria, cuya existencia entre nosotros está determinada no por circunstancias geográficas, como las típicas mencionadas anteriormente, sino geológicas. En efecto: partiendo del descubrimiento, hace medio siglo, en nuestras latitudes, de tierra sílico-aluminosa, se inició la fabricación artesanal de material refractario, con un mercado lirnitado a Sevilla y su provincia, que gradualmente se fue extendiendo a todos Los puntos del país, al mismo tiempo que  se fue desarrollando tecnológicamente hasta llegar a ser en nuestros días una industria prácticamente automatizada. Con la comercialización conjunta de las dos fábricas existentes en Guadalcanal de estos productos se ha conseguido una penetración máxima en todo el mercado nacional, estando en la actualidad en fase de exportación a países vecinos, como Marruecos, Argelia, etc.
Esta industria emplea durante todo el año unos sesenta obreros, absorbiendo gran parte de la mano de obra fija de Guadalcanal ya que esta industria, por sus particulares características, no da lugar a la lucha máquinas-obreros, desfavorable en la mayoría de los casos a los  últimos.
Dado el grado de dispersión de estos productos, se precisa la utilización de una gran cantidad de camiones de transporte, aunque ven muy dificultada su labor debido a la mala infraestructura en la red de carreteras que hacen muy difíciles los accesos a esta plaza desde los diversos puntos de España (mal estado y limitación de tonelaje, principalmente). El número de camiones que se acercan a esta industria para retirar sus productos puede cifrarse en unos tres mil anuales.
En cuanto a las reservas de la materia prima de esta fabricación (a la que como curiosidad geológica, se le calcula una antigüedad de unos veinte millones de año) su existencia permitirá una amplia producción de refracte durante muchos años.  -
Al terminar este esbozo de la situación industrial de Guadalcanal, queremos hacernos eco de los principales deseos de esos hombres emprendedores y laboriosos a los que hemos rendido homenaje y reconocimiento desde el comienzo de este pretendido artículo, con el consabido indicativo de “a quien corresponda” si queremos que estos esforzados intentos industriales no se vean esterilizados y cumplan su función, noblemente ambiciosa aunque muchas veces modesta en recursos, de sacar a esta zona de la tristeza y endémica situación “un lugar pobre en una región subdesarrollada”, es urgente que se les potencien las vías de comunicación, que las carreteras que nos unen con el resto de nuestra geografía sean algo más que caminos asfaltados, esto es una tarea urgente si no nos queremos ver postergados a la hora de dar salida a los productos aquí elaborados, por desgracia esto no parece que lo vean muy claro las autoridades competentes; y también es preciso que se instrumenten, medios de protección industrial, sumamente necesarios, y más amplios y racionalizados que los simples préstamos bancarios, tan insuficientes y dificultosos de en ocasiones (aunque aquí también reconozcamos y agradezcamos las intervenciones positivas de ciertas entidades bancarias). ¿Será posible alguna forma estudiada y razonable de cierto trato de favor, de desgravación etc, en atención a las trabajosas condiciones en que se mueve la industria local que sirva para su protección? Como los andaluces, resignadamente, esperamos contra toda desesperanza causada por tantos motivos suficientes, querer confiar una vez más en algo (tal vez por “agarrarnos a un clavo ardiendo”)  y ponemos nuevas esperanzas, que no sabemos si serán vanas, como tantas otras veces, en esa autonomía andaluza y en su Junta, a la que desde aquí saludamos y aseguramos que existimos, que tenemos ganas de seguir existiendo como colectividad humana, como pueblo, a pesar de que no siempre encontramos las condiciones más favorables para ello ni la ayuda y solidaridad que deberíamos esperar de todos los que somos la misma España.

Manuel Espinosa Torres
Revista de Feria 1978

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