By Joan Spínola -FOTORETOC-

By Joan Spínola -FOTORETOC-

Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 27 de abril de 2016

Los olvidados de Guadalcanal 2

Álvaro de Mendaña, Pedro Ortega e Isabel Barreto 2/3

Como es lógico pensar, en varias ocasiones la navegación se volvió complicada y así lo relata el escribano mayor de la expedición al explicar los peligros por los que pasaron durante un fortísimo temporal hacia el 18 de octubre, que hizo a la “capitana” quedar “dormida”, es decir tumbada sobre el agua sin enderezarse, por lo que tuvieron que picar el palo mayor y aliviar la embarcación de la mayoría de elementos de peso para recuperar la verticalidad de la nave:
“Viendo el piloto ser tormenta, mandó amainar el papahígo del trinquete, y quedamos mar al través, y empezó a crecer con tanta furia la tormenta que parescía la mar y viento ser ira de Dios, que era cosa fuera de natural, que la mar se alzaba tan alta con cada viento que le daba, que encapillaba por encima de la popa de la nao; y entró golpe de mar sobre ella, que a los que estaban debaxo del alcázar y sobre la tolda les puso hechos una sopa de agua… y como algunos estaban con algunos rencores, el señor general y Fray Pedro Maldonado les predicaron y se abrazaron los unos a los otros, y se reconciliaron muy bien… y viendo esta tempestad tan grande, el señor general salió de abaxo del alcázar… y en saliendo vino con tanta furia un viento norte que zozobró la nao y se metió por la banda de babor por la mitad de ella debaxo del agua; y fue tanta lástima oír las voces y clamores que se daban, llamando todos a Dios y a Nuestra Señora que les socorriese, que quebraba el corazón, que parescía ser Día de Juicio para todos…el señor general trató con el piloto que si sería bien cortar el mástil mayor, y él le respondió que sí, más que estábamos muy en la mar y que tendríamos trabaxo a salir del golfo sin él; y teniendo un marinero un hacha en la mano se lo mandó cortar; y el piloto porfió tres o cuatro veces que no lo cortasen, hasta que, porfiándole, dixo que se cortase primero la jarcia de sotaviento, y ansí se hizo; y cortando también la de barlovento, de dos hachazos que se dio al mástil, fue al mar con toda la xarcia, y gavia, y entenas y velas; y estando en esto, el batel nadaba en la cubierta …”
No sin dificultades alcanzaron finalmente a la costa de América del Norte a la altura de Baja California, para continuar hacia el sur costeando hacia Puerto de Navidad, para descansar cuarenta días en el puerto de Santiago, de nombre también Salagua, actualmente parte del gran puerto de Manzanillo, actualmente en el estado mexicano de Colima, luego continuaron por Acapulco, entraron en el puerto del Realejo, en el actual departamento nicaragüense de Chinandega, cerca de Corinto, donde descansaron otra vez.
Por fin las dos naves “capitana” y “almiranta” alcanzaron El Callao el 11 de septiembre de 1569, tras casi dos años después de la partida, con un recorrido total aproximado de 23.000 millas, en el que perdieron un tercio de los integrantes de la expedición.
Como es lógico tras ese espacio de encierro en la travesía sumado a ello el fuerte carácter de los dos líderes de la expedición, a la llegada a Nueva España afloraron las desavenencias entre Mendaña y Sarmiento de Gamboa reprimidas durante la navegación.
Mendaña retiró a Sarmiento de Gamboa la documentación con las anotaciones sobre los descubrimientos que se habían acumulado en la travesía. Las desavenencias continuaron tras el desembarco en Perú donde se procedió a un careo entre ambos, tras el que el Virrey se inclinó a favor de Sarmiento de Gamboa de carácter mucho más persuasivo y firme. Es muy probable que ese enfrentamiento personal fuera el que motivó que Mendaña estuviese ausente de nuevas expediciones, hasta su segunda gran expedición a las islas Salomón bastantes años después.
Aunque la expedición de Mendaña no tuvo resultados tangibles dado que no encontró oro ni riquezas y no efectuó asentamiento y poblamiento, debemos señalar que en los aspectos geográficos, de navegación y de contactos y conocimiento de los nativos de la Polinesia fue una proeza extraordinaria que se tardaría mucho tiempo en repetir.
Tuvieron que transcurrir doscientos años para que navegantes de otros países visitasen aquellos espacios auxiliados de mapas portugueses y españoles, tomados a pilotos capturados, elaborados en el pasado y con medios auxiliares de navegación y navíos mucho más evolucionados. Tras Mendaña serían Bougainville en 1768 y Surville en 1769.
Para el irlandés Celsus Kelly, notable historiador del Pacífico, queda claro que la expedición de Mendaña, fue superior a la primera del inglés James Cook ejecutada dos siglos más tarde, y que es mucho más famoso que Mendaña para el público en general incluso el español, a pesar de que para el inglés todo fue más fácil porque sus barcos tenían técnicas superiores, con instrumentos más perfectos y sobre todo porque como acabamos de citar pudo servirse y guiarse con la cartografía y los informes que los navegantes y pilotos españoles como Mendaña habían elaborado con anterioridad.
Debemos de subrayar que de la navegación de Mendaña quedaron para los Archivos nada más y nada menos que catorce diarios y documentos descriptivos diversos de los diferentes participantes, cuya relación figura en libro “Descubrimientos españoles en el Mar del Sur” 7.
Las Islas Salomón es uno de los dos archipiélagos que junto con las Islas de Santa Cruz situadas al norte de Vuanatu constituyen actualmente el conjunto de las “Solomon Islands” compuesto de unas 990 islas o islotes que se extienden sobre una distancia de uno 1.500 kilómetros con una superficie 28.450 kilómetros cuadrados y una población total de 523.000 habitantes. Los expertos estiman que hubo habitantes en estas islas desde hace más de veinte mil años. La más grande de ellas, con una extensión de 5.336 kilómetros cuadrados y una población en 1999 de 109.382 habitantes es la que Mendaña bautizó como de Guadalcanal en homenaje a Pedro Ortega de Valencia, participante destacado en el descubrimiento de 1598 y oriundo de esta villa de la Sierra Norte sevillana, población conquistada a los moros en 1241 por la Orden de Santiago.
Tras ser españolas, las Islas Salomón pasarían a formar parte de la Compañía alemana de la Nueva Guinea, siendo luego británicas, para finalmente, por su situación estratégica, ser ocupadas por Japón en 1942 durante la Segunda Guerra Mundial y recuperadas por Estados Unidos en 1943 tras una durísima batalla que duró seis meses.
Finalizada la contienda pasaron a ser protectorado inglés y en la actualidad es nación independiente dentro de la Mancomunidad Británica de Naciones 8. El 23 de julio de 2013 una delegación de esta Isla de Guadalcanal en el Pacífico presidida por su gobernador Mr. Stephen Panga se trasladó al Guadalcanal sevillano para rubricar con el alcalde D. Jesús Manuel Martínez el protocolo de hermanamiento entre
La población sevillana de Guadalcanal por su parte es una villa monumental de larga historia y con un pasado que en parte está relacionado con las minas de plata que abundan en la zona y que se empezaron a explotar en el siglo XVI por los banqueros alemanes Fugger, en la actualidad clausuradas aunque otras minas en la región todavía están en funcionamiento.
Curiosamente en una de las minas de plata de Guadalcanal murió sepultado por un hundimiento en 1626 el que fuera Adelantado de Nuevo México Don Juan de Oñate, hijo del descubridor de las minas de plata de Zacatecas y fundador de esa ciudad novohispana, Cristóbal de Oñate. Ya de regreso en España tras el juicio sufrido y absolución de los cargos y acusaciones que habían recaído sobre él, Juan de Oñate ejerció el cargo Inspector General de las Minas y Escoriales de España  9. (Corrección a este punto final del texto)
Tras la tortuosa primera expedición vendría la segunda de intento de asentamiento y poblamiento, no menos dramática en la que encontraría la muerte de Álvaro de Mendaña y Neira en 1595 10 poniéndose de relieve otra imagen que se haría mítica como la almiranta Isabel Barreto, una mujer en un mundo de hombres quien lideró el final de la expedición manteniendo firmes sus expectativas y aspiraciones.
Una vez de regreso en Perú, tras la experiencia de la pasada expedición, Mendaña vivía cautivo del recuerdo de sus vivencias en las islas Salomón ardiendo en lo más profundo de su corazón el deseo de regresar a ellas con una gran expedición más potente que la anterior a pesar de la oposición del Virrey Francisco de Toledo quien no le apoyaba y que a causa de su perseverancia y molesta insistencia le encarceló en dos ocasiones, lo cual no le hizo cejar en el empeño.
El 27 de abril de 1574 logró del rey Felipe II el nombramiento como “Adelantado”, otorgado con la capitulación para el asentamiento y poblamiento 11 la colonización, aunque tendría que esperar veinte años más para embarcarse nuevamente en El Callao con rumbo a sus anheladas islas. Durante este intervalo temporal, en 1586, contrajo matrimonio con Isabel Barreto, gallega de noble linaje, que aportó la fortuna que heredó a la expedición que finalmente acometería Mendaña y en la que pondría de manifiesto su liderazgo.
La apasionante vida de Isabel Barreto ha sido recuperada por la escritora francesa Alexandra Lapierre en la novela Serás reina del mundo.
En el libro citado de Descubrimientos españoles en el mar del Sur, y en el trabajo de texto de Amancio Landín Carrasco y Luis Sánchez Masiá se resumen las condiciones reflejadas en las capitulaciones de Mendaña y que siguen la línea y costumbres de la época al recibir un adelantamiento.
Primeramente Mendaña pone de manifiesto su compromiso de “Procurar traer al conocimiento de Dios Nuestro Señor, sujeción y obediencia nuestra los indios naturales”, que es el objetivo reflejado para toda expedición en las Leyes de Indias, y su ambición de poblar no sólo las islas ya conocidas, también “las demás islas y tierras a ellas comarcanas”.
Como en todas las capitulaciones del momento similares a esta, todos los gastos serían por cuenta de Mendaña, señalándose ciertos beneficiosos que ayudasen a recuperar la inversión, como por ejemplo quedar exento de impuestos compartiendo con la Corona los beneficios estipulándose un porcentaje de la participación económica de lo que se encontrase.
El Rey otorgaba a Mendaña toda la autoridad, tanto militar, civil como judicial, en el territorio que se la asignaba, y además le daba el fuero de depender directamente del Consejo de Indias, con una autoridad transmisible a sus herederos.
Se insistía en las cualidades morales de los participantes en la expedición como potenciales auxiliares en la evangelización aunque también sabemos que las expediciones se empleaban para desplazar a elementos no deseados.
Finalmente se mostraban los buenos deseos de éxito augurando en caso de resultado satisfactorio de la expedición, una serie de recompensas nobiliarias que la Corona ofrecía a Mendaña: “…tendremos cuenta con vuestros servicios para vos hacer merced de vos dar vasallos en perpetuidad y título de marqués u otro”.
Las capitulaciones otorgadas a Mendaña insistían especialmente en el asentamiento poblamiento remarcado por las Leyes de Indias. En el primer viaje debería llevar 300 hombres, cincuenta de ellos deberían ser casados con sus esposas e hijos y en un segundo otros 200 hombres en igual estado.
Además debían transportar “veinte vacas de vientre, diez yeguas de vientre, diez caballos, diez cabras parideras con los machos necesarios, veinte ovejas con los carneros que fueran menester para ellas, diez puercas y dos machos, para que de todo se multiplique y haya para la sustentación y entretenimiento vuestro y de la dicha gente…”.
Es asombroso y sobrecogedor cuando nos paramos a pensar en el entusiasmo de aquellos hombres y mujeres dispuestos a ir a unas islas situadas a una distancia enorme para dar comienzo una nueva vida sin temor a una larga travesía llena de peligros y en unas condiciones que podemos imaginar con las condiciones descritas, aunque la realidad sería aún más dura todavía.
Mendaña partió finalmente desde El Callao el 9 de abril de 1595 con cuatro naves, en las que iban 378 personas de las que solo 280 podían “tomar armas” dado que el resto eran mujeres, niños, criados o esclavos. Entre los expedicionarios Mendaña llevó a su esposa Isabel Barreto junto con tres hermanos de ésta y a dos sacerdotes. Como Piloto Mayor iba el experimentado Pedro Fernández de Quirós quien le sucedería en las exploraciones posteriores.
Las cuatro naves eran la “San Jerónimo”, que iba como capitana, de entre 200 y 300 toneladas, la “Santa Isabel”, como almiranta, de similar porte, la galeota “San Felipe” y la fragata “Santa Catalina”, estas dos últimas menores, de unas 30 o 40 toneladas, con remos, pensadas por su tamaño y aptitud para llevar a cabo exploraciones costeras. En primer lugar visitaron diversos puertos costeros de Perú y, el día 16, se hicieron por fin a la mar desde Paita.
Sobre el 21 de julio avistaron las primeras islas a las que Mendaña bautizó con el nombre de “Marquesas de Mendoza” en honor de la esposa del virrey de Perú, García Hurtado de Mendoza, segundo marqués de Cañete, nombre que aún perdura. Recorrieron estas islas y establecieron contactos con los nativos.
El 5 de agosto continuaron en dirección al archipiélago de las “Salomon”. Pasaron por diversas islas a las que bautizaron con nombres españoles, y tuvieron difíciles incidencias en la navegación. Naufragó la “Santa Isabel” con toda la tripulación que llevaba. Los tres barcos restantes llegaron a una isla con un gran volcán que Mendaña llamó de “Santa Cruz” donde fueron recibidos por una muchedumbre de indígenas a bordo de más de cincuenta canoas.
Inicialmente las relaciones con estos indígenas comenzaron bien aunque poco a poco fueron deteriorándose, surgiendo también problemas entre los propios españoles. Mendaña tuvo que juzgar a un grupo de rebeldes a los que acusó de sedición mandando ejecutar pasando a cuchillo a los tres cabecillas.
Desgraciadamente apareció la peste mientras estaban en esta isla lo cual hizo estragos entre los expedicionarios, tanto que el propio Mendaña cayó víctima de esta enfermedad y el 18 de octubre de 1595 moría en Santa Cruz después de dictar testamento en el que nombraba gobernadora a su esposa Isabel y capitán general de la expedición a su cuñado Lorenzo Barreto.
  
7 Descubrimientos Españoles en el Mar del Sur, tres tomos, Editorial Naval, 1992.
8 En inglés, Commonwealth of Nations, antiguamente British Commonwealth of Nations. las dos localidades en un emotivo acto que transcurrió el los reales Alcázares de Sevilla.
9 BEERMAN, Eric: The death of an old conquistador. New Light on Juan de Oñate. New Mexico Historical Review
CRESPO-FRANCÉS y VALERO, José Antonio: El legado de Juan de Oñate: Los últimos días del Adelantado, Arboleda Ediciones, Sevilla, 2003.
10 LANDÍN CARRASCO, Amancio; SÁNCHEZ MASIÁ, Luis: Archipiélagos de Marquesas y Santa Cruz, en Descubrimientos Españoles en el Mar del Sur, Tomo II, Cap. XVI, Editorial Naval, 1992.
11 Conceptos en los que se insiste en las Leyes de Indias remarcando que se excuse la idea de conquista y se sustituya por estas de asentamiento y poblamiento.

Por un error en el articulo publicado en la Revista El Espía Digital el 23 de Agosto de 2003 y transcrito literalmente en este blog, hay un error el texto que corresponde al aclaratorio
En el texto original de BEERMAN, Eric, dice un traducción al castellano refiriendose a la muerte de D. Juan de Oñate "...El 3 de junio o poco antes, Oñate murió en su casa de Guadalcanal...
Gracias a José Maria Álvarez Blanco por su aclaración  
  
Por José Antonio Crespo-Francés 

No hay comentarios:

Publicar un comentario