By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



jueves, 21 de enero de 2010

MIS VIVENCIAS





Desde el corazón

Alguien muy especial me ha pedido que escriba mis vivencias infantiles en Guadalcanal, yo no me animaba demasiado por miedo a desnudar mi alma, pero acabo de decidirme y me dispongo a escribir, ciertamente es que no se lo que va a salir de mis dedos, pero supongo que algo será, creo que no me debo extender mucho para no cansar y la verdad eso es algo a lo que me cuesta adaptarme, pero lo intentaré.

Bueno vine al mundo un 17 de junio del taitantos, en el seno de una familia sencilla pero trabajadora, con unos padres y unos tíos adorables que me hicieron la vida todo lo fácil que estaba en sus manos, a pesar de las carencias lógicas de la época, soy la mas pequeña de dos hermana, la mas pequeña de cuatro primas por una parte y la penúltima por la otra, o sea, que fui algo mimada, recuerdo haber tenido una infancia entrañable, fui una niña súper feliz, además de ser la niña con mas motes del universo y todos cariñosos, así transcurría mi infancia hasta que mi padre decidió que en el pueblo no había futuro para sus hijas, el futuro que veía para nosotras era sirviéndoles a las cuatro ricachonas y solo de pensarlo aun veo la mala cara que se le ponía, por eso tomó la decisión de emigrar a Madrid, ciudad a la que adoraba y conocía al dedillo por circunstancias que son tristes y no vienen a cuento.

Recuerdos... En aquel momento mi vida cambió, faltaba de mi lado mi padre y le echaba mucho de menos, fueron seis meses sin verlo que se me hicieron 6 años, cuando nos mandó a llamar aun fue mas triste, se me mezclaban las ganas de estar con él con la desgana de dejar al resto de mi familia, eso ocurría cuando tenia solo siete años y ahora desde mi edad adulta se me hace mentira que mi mente tan pequeña pudiera cavilar tanto y mi corazón sentir tantas emociones y miedos.

Nostalgias… Dejaba atrás muchas cosas y tenía algo muy claro: que no me quería ir de mi casa, de mi convento, del lado de mi familia, mis amigas, mis compañeras… Yo lloraba cuando no me veían, para que nadie padeciera por mi sufrimiento, no lo hice hasta que pasando el túnel ya en el tren me agarre a la cintura de mi prima, que junto con una de mis tías nos acompañaron hasta Llerena y mi tío hasta Mérida, para hacer el trasbordo, ya que mi madre nos llevaba a mi hermana, a nuestro abuelo, muy viejito y a mí, junto con nuestro baúl repleto de interrogantes y lo poco que teníamos, en ese momento me puse a llorar desconsoladamente y todos me miraban, creo que divertidos pues pensaban que me daba miedo semejante túnel, era la primera vez que salía del pueblo, yo deje que creyeran eso.

Añoranzas … Dejaba atrás toda mi vida, todo lo que yo quería… el convento, en el que tanto me costó ingresar, ya que desde los tres años intentaron que entrara en el, pero se ve que en aquella pequeña clase de gratuitas no cabíamos tantas niñas, así que mi desolación era mayúscula cuando venia de vuelta para casa de la mano de mi tía, (mi madre no volvió nunca al convento desde el día que le pusieron unas orejas de burro por no saber la lección), con mi babi y la cartera de material marrón, recuerdo sus dos enormes hebillas, aquella cartera heredada de mis dos primas y mi hermana, por fin a los cinco años me admitieron, iba agarradita de mi hermana hasta llegar a mi clase, y me soltó allí en un banquito como si fuera un paquete, en aquel instante, me arrepentí de haber estado dos años penando por que llegara ese momento.

Nostalgia… Después la vida en el convento tampoco es que estuviera mal, me di cuenta de que estudiar me gustaba poco, pero me gustaba menos quedar en ridículo y hacia lo que podía; Allí empezaron a aflorar en mi pequeño corazón de una niña de cinco años los primeros sentimiento buenos y malos, el mas malo que sentí fue el del odio, me lo despertó una hermana del convento de cuyo nombre no quiero acordarme y que Dios la tengo en su gloria, yo la veía como un cuervo gigante, aun puedo oír como le chirreaban los zapatos y su paso era largo y enérgico, ese sentimiento me lo produjo cuando al estar en la fila para salir, divididas las pequeñas en un lado del patio y las mayores en otro, tuvo la brillante idea de que saliéramos por delante las pequeñas y mi hermana de su fila me cuchicheo que la esperara en la puerta y la muy... le tiro de las trenzas, yo en ese momento la odie y por ese mismo motivo también se me despertó el sentimiento del amor propio a mis seres queridos, en ese caso el amor a mi hermana.

Tristezas… También se me despertó el sentimiento de la envidia, nunca se me podrá olvidar donde las niñas pobres teníamos que hacer pis, en un gallinero mal oliente al que apenas me podía subir, oscuro y sucio, al que llamábamos “el cuartito”, aquello comparado con el W C que tenían las ricas justo a la vuelta de la esquina con sus azulejos sevillanos y lleno de luz era deprimente, cuando yo vi aquello por primera vez, me prometí dos cosas, que de mayor tendría uno igual y que en cuanto no me viera nadie yo haría mi pis allí, cosa que logre en una ocasión, (esta claro que estaba totalmente prohibido); Un día pedí permiso para ir “al cuartito”, estaba sola, no había nadie a la vista, me armé de valor y... ¡zas!, allí me colé, pero cual no seria mi sorpresa que de los nervios o el miedo a que llegara la citada hermana, hice algo peor, ¡horror!, cuando salí corriendo de allí... llegue a mi pupitre y comprobé que nadie se había enterado, me sentí satisfecha y !súper mala!, por fin había hecho realidad mi primer deseo ¡y con creces! Cuando llegaba la hora del Ángelus teníamos que rezar todos los día y también cantar el Cara al Sol con el brazo al frente, cuando lo contaba en casa, nadie decía nada, pero mi padre por lo bajini me decía: tu no cantes eso, yo no entendía por que, pero le hacia caso ciegamente, plantaba mi mano al frente y no cantaba, bueno pues un buen día por ello me lleve un buen sopapo por la Chari, se lo dije a mi padre y me dijo: bueno pues mueve solo la boca y se reía, yo así lo hice, ya no me lleve mas sopapos y complací a mi padre.

Alusiones… La Chari era lo mejor del convento, era cariñosa con nosotras, pero fue la persona que me inspiró la ira en alguna ocasión, me dio con el puntero en la corva y eso no me gustaba, porque me dolía, claro. No tengo muchos mas recuerdos, solo fueron dos años, pero el que no se me olvidará nunca es el día que mi hermana y yo fuimos por ultima vez, me cogió La Chari en su regazo en un banco del patio de las pobres, con mucha pena diciendo que se le iban todas sus alumnas, por desgracia en aquella época esta escena se repetía demasiado a menudo, recuerdo a todas mis compañeras alrededor mirándome no se si con tristeza o con admiración ya que me iba a Madrid, yo me sentía la protagonista de aquello, no sabia si era bueno o malo, pero lo que si sabia es que para todas era muy triste.


Recuerdos… De mis amigas de la calle, los recuerdos que tengo son los normales de aquella época, jugar en verano en la calle cerca del Pilarito a las cosas típicas de las niñas y eso si, nuestras horas muertas a la sombrita de la torre con los niños de la calle Santa Ana molestándonos en ocasiones con nuestros cacharritos, las risas con Morente y sus chascarrillos, y las regañinas de su mujer Carmen cuando le manchábamos sus inmaculados portales, del invierno recuerdo el viento azotando mi cara y el frío metido en mis huesos, los impermeables tiesos y lo que disfrutaba metiéndome en los charcos con las katiuskas que se le quedaban pequeñas a mi hermana.


Añoranzas… El ir y venir de la mano de mi madre de la calle Santa Ana a la calle Fo (ahora Cervantes), la de mis abuelos todos los días, el entrar y salir a la casa de mis tíos de la calle Minas y de la Plaza de Santa Ana, el jugar a las cartas en la mesa camilla con mi abuela y todos mis primos, añoranzas de cuando mi primo el mayor nos subía a mi prima y a mí a un carro que creo que fabricaría él, no me acuerdo, pero si me acuerdo las veces que nos volcó y lo gritos de mi abuela al vernos en el suelo, la risa callada de mi abuelo y la escandalosa de mi tío abuelo, añoranzas de las noches que dormíamos todos en casa de abuela cuando las madres estaban en la aceituna y nos daba "el suministro", que era aguardiente aguado de una garrafita, creo que mi abuela era muy lista así se aseguraba de que todos durmiéramos relajados, todo era muy bonito.


Ay sueños que podemos lograr, sueños que podemos hacer realidad, pero el único sueño que no podemos cumplir es volver al pasado, pero está bien que ahondemos en nuestro interior para sacar recuerdos perdidos.

Toñi Muñoz

4 comentarios:

  1. Me alegro de ser la primera en poder comentar la publicacion de mi madre.
    Mama, quiero que sepas que estoy orgullosa de lo que has escrito y parece ser que esta vena literaria no solo la tenia el tio.... mmmmm bueno, uno de tus tios!!, el caso es que me ha parecido muy buen articulo y demuestra que aunque sea tu hija no se todo de ti, ya que muchas de estas cosas si las se, las importantes, pero las pequeñas vivencias, sentimientos y recuerdos (y no por ello menos importantes )que tienes no los sabia por lo que vuelvo a reiterarme en decir que me alegro por haberte animado a escribirlo.
    Como hija, me sirve para entender gran parte de tu infancia y a ti como niña y me imagino que a otras personas les servira para identificarse por haber vivido situaciones del mismo tipo.
    Resumiendo, que me ha gustado muchisimo y que ya que te has animado a escribir algo, que continues porque lo has hecho muy bien, asi que, venga!!! mas relatos!!!

    Un beso, tu hija, Veronica. :)

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  2. realmente bonito prima esos recuerdos.

    Joan Spinola

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  3. Precioso leerlo, se siente entrañable y auténtico su relato. Muchas gracias por compartir recuerdos a flor de piel.
    Me gustaría saber si es usted quien ha escrito dos breves relatos en el Foro de Guadalcanal, sitio que visito con frecuencia. Igualmente, eran narraciones muy hermosas, tanto que el titular de este blog, don Rafael Spínola, le animó a que los publicara aquí. ¿Es usted la misma persona?. En todo caso, vaya por delante mi ánimo para que siga "escribiendo" sentimientos y compartiéndolos públicamente. Muchas gracias.
    Una lectora.

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  4. Muchas gracias hija,no me lo has dicho a la cara hasta este momento, supongo que te gustaria mas que lo leyera aqui, has acertado, te quiero mi niña.
    Joan me alegro que te guste me lo voy a creer un besito a mi primo el pequeñin.
    Anonimo gracias, no, no soy esa persona que me dice, pero si he escrito muchas cosas hace tiempo, aunque creo que solo me reconocia el autor de este blog, saludos.

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