By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



sábado, 21 de febrero de 2015

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 51

 
Pieza de azogue
 
El nuevo procedimiento del beneficio del patio en Guadalcanal 1   
Ya antes hacíamos amplia referencia a las primeras noticias que llegan a España relatando el descubrimiento del nuevo beneficio y de la sorprende rapidez de la propagación de la buena nueva desde Nueva España a la Metrópoli. Antes de 1577 y a instancias de la propia Corte se había firmado ya contrato con un tal Rivas de origen gallego y del que nada mas sabemos, para que introdujera el nuevo procedimiento en la mina andaluza. No tenemos noticia de si Rivas llegó a hacer el ensaye, bien es cierto que al menos no lo había hecho aun a mediados del año 57, lo que lleva la Princesa Gobernadora a instar a los administradores de la mina para que lleven azogue de Almadén y hagan las pruebas pertinentes para la más rápida introducción posible de la nueva técnica. En cualquier caso, a mediados del último año citado, los rudimentos del novedoso beneficio eran suficientemente conocidos ya como para que se dijese respecto a un mineral encontrado en la mina de Aracena que “por ser muy seco, carente de de plomo y, por tanto, necesitado de mayor cantidad de fundente, será muy bueno para el azogue” 98,
Desde luego, a mediados de 1558 el procedimiento había sido ya ensayado en Guadalcanal, sin que aquella primera prueba ofreciera resultados demasiado halagüeños, ya Mendoza no abdicaba de su pesimismo:
"Lo del azogue probé y tengo muy particular relación de cómo se haze en la Nueva España. Para el metal de Guadalcanal no es bueno, para otros lo será, y ansí usare del azogue cuando conuenga” 99
El fracaso anterior y la urgencia de la Corte por ensayar el milagroso beneficio llevó esta a recurrir a sus representantes en Venecia y el Imperio, donde esperan poder ha algún técnico capaz de llevar a cabo la experiencia con éxito 100. La búsqueda por parte del embajador en Viena, conde de Luna, no se ve acompañada de suerte, si bien si para recibir el ofrecimiento, que es aceptado, de varios técnicos para venir a trabajar a España y poner aquí en práctica otras innovaciones tecnológicas en relación con la fundición y el desagüe 101 .
Mientras se realizaban esas gestiones en Europa por parte de los representantes reales, el administrador Mendoza efectuaba otras parecidas en Nueva España con el resultado de de localizar a un sacerdote valenciano, hidalgo, Mosén Antonio Boteller, de quien Quintín Aldea afirma y E. Portela duda, que nació en Valencia hacia 1530 y se traslado a Nueva España hacía 1550-1554, donde según el mismo informe trabajo al servicio de la Corona afirmando de si mismo también que tenía una larga experiencia minera anterior. De los informes el propio Boteller envía a la Corte se deduce que Mendoza había trabado relación con él ya en 1558 y le había propuesto venir a España. El hecho es que a comienzos del año siguiente ya se encontraba en Guadalcanal y se autotitulaba pomposamente :
“primer artífice del sacar los metales de la plata con el azogue, ansi en nuestros renios como en la dicha Nueva España”,
Por lo cual reclama una recompensa de la Corona, aduciendo que había proporcionado a esta
“grande prouecho y acrecentado los quintos de V.Mgd. por sacar la plata con el azogue, que antes que yo tratase el dicho beneficio valía el quintal del azogue que lo que más subía era a 6.000 maravedis” 102.
Al menos durante un tiempo esta primacía es aceptada por la propia Corona, quien como tal descubridor le reconoce en carta real de 30 de septiembre de 1563 a los oficiales de Guadalcanal.
La mala organización administrativa de la fábrica real hace que Boteller permanezca en Guadalcanal durante más de tres años, de lo que se queja en carta al Rey de 1562 expone que:
“fui llamado y sacado de mi casa de la dicha Nueva España y ciudad de México por don Francisco de Mendoza (...) y en mi venida a estos rreynos y en las dilaciones que me truxo el dicho don Francisco unas vezes por no estar en las minas de Guadalcanal por estar en la corte y otras vezes por yr a se casar a Granada, gastado tres años de tiempo sin más de 2.000 ducados de mi hazienda”. 
Durante ese tiempo, Boteller había recibido del administrador 50.000 maravedíes, con los que había comenzado a construir las primeras instalaciones de beneficio “tinas dotadas de molinetes” y efectuado en 1561 el primer ensaye con mercurio que se le proporciona de la mina de Almadén que parece que había resultado fallido. Solo en 1562 Mendoza decide conceder prioridad a la experiencia y ordena a sus subordinados en la mina que
“un indiano, con quien Su Magestad tiene concertado que haga cosas y adheren tes con que se funde y afine con azogue, si viniere, se reciban las cosas que trujere y se le pague lo que el dijere por ello, y si pudiere que quiere hacer ensaye de la invención, lo haga teniendo en cuenta con lo que hace”,
orden que aquellos reciben no sin grandes reticencias, ya que cualquier transformación de la organización de la producción hacía peligrar sus puestos. En julio de 1562 por fin logra hacer una prueba ante el administrador Mendoza, para la que se le proporcionan, 21 quintales de unos desechos que se daban a beneficiar por contrata a un alemán allí instalado “Cornelio Sconop”. Como resultado, Boteller extrae cinco marcos y dos onzas de plata, el primer resultado que se consigue en Europa con el nuevo procedimiento.
Como consecuencia del éxito de la experiencia, Boteller propone un concierto a la Real Hacienda por el que esta le cedería los desechos de baja ley, las escorias de algunas fundiciones y la recogida del mineral que había sido arrastrado por el arroyo de la mina, para lo que afirmaba disponer de un secreto, además de cederle azogue de Almadén a un precio razonable y la exclusividad para España del use del procedimiento durante periodo de vigencia del contrato. A cambio de ello, el valenciano se comprometía levantar a su costa las necesarias instalaciones y a construir “ingenios así de sangre como de agua” y a pagar al Fisco un cuarto de sus beneficios netos. En su propuesta de acuerdo, Boteller hace un canto de las excelencias del nuevo beneficio que, no solo amplia las posibilidades de extraer plata en minerales de bajo contenido, sino que es además mucho más bajo de coste y, por tanto, aplicable a minerales a los que aplicar la fundición le resultaba rentable; aplica el a las circunstancias de Guadalcanal las ventajas que han resultado ya patentes en Nueva España.
Boteller firma el acuerdo con la Corona el 15 de diciembre de 1563 y trabaja allí desde fines de 1564 en que culmina la construcción de las instalaciones hasta 1566 en que fallece, asociándose con Francisco Pérez de Canales, que será su sucesor. Levanta allí unas instalaciones consistentes en un edificio dotado de patio exterior que albergaba el molino, mazos, las tinas desazonadoras movidas por mulos y los ingredientes necesarios para beneficio “cedazos, mangas, vinagre, sal y azogue”, cuya inversión cifra en un total entre 1.500 y 2.000 ducados. El azogue le es proporcionado por la Corona en un precio más ventajoso que el entonces fijado para el de exportación a Indias “37.500 maravedí frente a 45 6 47.000 maravedíes” y con el proporciona trabajo a ocho personas.
Los resultados productivos iníciales del nuevo procedimiento son más bien decepcionantes:

Año 1564 (septiembre a diciembre) ................. 23 marcos, 7 onzas
Año1565 (completo) .....................................    78 marcos   4 onzas
Año1566 (solo enero) .....................................18 marcos 
La causa que se ha buscado para este relativo fracaso ha sido la misma que se achaca para la falta de éxito en Perú antes de la década de los años 60 o en Centroeuropa tras los experimentos de Juan de Córdoba: el que las experiencias no tuvieron en cuenta las peculiaridades del mineral que aquí se trata y su diferencia con el mineral novohispano originario por lo que los intentos de trasladar aquí el procedimiento de una forma mecánica estebaban destinados al fracaso. Sin embargo, en el caso español, la razón es más compleja; la ley muy elevada del mineral de Guadalcanal y el hecho de que nunca se piense en destinarle al nuevo beneficio más que desechos ya tratados por fundición varias veces “se le reservan minerales con ley de 3 a 4 reales por quintal, ya pasados hasta tres ante s por fusión” hace que sus posibilidades de éxito sean mínimas. En resumen, se puede decir que en Guadalcanal, tal como lo han revelado los intentos de volver a beneficiar las antiguas escorias en momentos posteriores “al siglo XIX” no había prácticamente minerales de baja ley y los procedimientos de fusión resultaban altamente satisfactorios; más que fracaso del procedimiento del azogue hay que hablar de éxito del de fundición. El aumento de la producción de plata con mercurio en los años del asiento de Canales, cuando la ley del mineral había ido descendiendo, abona esta hipótesis. Ello no obsta para que realmente se produzca la dificultad de adaptar el procedimiento a algunos minerales, como se deduce de la peticion de Francisco Pérez de Canales en 1571, quien
"haze grande ynstancia que se le preste un horno para fundir los metales pobres que no se abrazan con el azogue”.
O la perenne imposibilidad de aplicar el procedimiento a los minerales piritosos con que topan en Aracena uno tras otro los mineros que allí trabajan. Otro inconveniente añadido se produce más en las minas privadas que intentan apuntarse a la novedad que en las reales: el desabastecimiento y consiguiente encarecimiento del mercurio en el mercado interior ante la acuciante necesidad de exportación a las colonias, donde resultaba más rentables al monopolio real, a lo que se une el desinterés que por Guadalcanal manifiesta la corona a partir de 1565. Todo ello repercute muy negativamente en el posible éxito del procedimiento, que consume, según información del propio Boteller, una Libra de azogue por marco consumido. 
 Se reproducen aquí en pequeña escala los problemas que naiaen escala grande se manifiestan en Nueva España.

98 En junio de 1557, escribía D. Francisco de Mendoza:
"Rvas, ques la persona con quien V.M. mandó tomar asiento sobre el sacar la plata sin fuego no ha comenzado a usar de su invención. He visto carta suya que escribía a un amigo y todavia está muy confiado que ha de salir con ello, quiera Dios que sea uerdad, que todavía estoy dubda”; A.G.S. Estado, Leg.° 124, fol. 55.
“El que ha de sacar la plata con fuego no hauia aún a empezado a usar de su intención y incrédulo (Mendoza) que se pueda sacar sin él, puesto que le serien de la Nueva España se aprouecha del allá para este effecto y que con el sacar la plata de todos los metales y tiene las relaciones de como se haze y lo pensaua probar”. A.G.S. Estado, Leg.° 124, fol. 51 y Leg.° 517, fol. 28.
99 A.G.S. Estado, Leg.° 131, fols. 15-16-17.
100 Cfr. A.G.S. Estado, Leg.° 519, fol. vto. 4:
“Se scriue a Alemania y a Venecia para haber alguno o algunos que de lo del beneficio azogue tengan platica y sean personas que inporte a llevarlas o tomar dellas la horden que se deve tener” .
101 E AG-S. Estado, Leg.° 650, fol. 71, fols. 179 al 186 y CODOIN: vol. 98, p. 215, carta del conde a su Magd.
102 Sobre el procedimiento del azogue en Guadalcanal y otras minas reales, cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 46, fol. 195; Leg.° 47, fols. 60 a 69; Leg.° 50, fol. 26; Leg.° 51, fol. 18; Leg.° 1.° 58, fol. 157; Leg.° 46, fol. 98; Leg.° 51, fol. 21; Leg.° 52, fols. 84-85-88-90; Leg.° 61, fol. 16 hots. 29-8-59; Leg.° 68, fols. 121-122-129; Leg.° 74, fols. 268-272; Leg.° 82, fol. 59; Leg.° 86, Le ? 96, fol. 39; Leg.° 101, fol. 10; Leg.° 102, fol. 3; Leg.° 106, fol. 8; Leg.° 1.715, s.f., solicitúd Pérez de Canales y Gregorio Barragán. A.G.S. Contadurías Generales, A.G.S. 851, s.f., relación con los oficiales de Guadalcanal sobre los desechos que beneficia Mosen A. Boteller, 15 de octubre de octubre de 1563 asiento con el mismo, 15 de diciembre de 1563; solicitud de Francisco Pérez de Canales y w Banagán, Leg .° 3.072, s.f., asiento con A. de Sotomayor, año de 1573, González, T.: Registro y relación… de minas de la Corona de Castilla, vol. I, p. 529 y Noticia histórica... minas de Guadalcanal, vol.II MAFFEI. E., RÚA FIGUEROA, R.: Op. cit., vol. I, pp. 90-91. A.G.S. Diversos de Castilla, Leg.° 8, fol. 29 y 49
Sobre Boteller cfr. también BARGALLO, M.: La minería y la metalurgia en, la América española; ALDEO VAQUERO Q., MARIN MARTINEZ, T., ViVES GATELL, J.: Diccionario de historia eclesiástica de España vol. I PORTELLA, E.: “Un valenciano en la metalurgia del siglo XVI: Mosén Boteller” LÓPEZ PIÑERO J.M. Y otros: Diccionario histórico de la Ciencia Moderna en España, vol. I
Boteller utiliza un procedimiento en tinas con palas movidas por mulas para imprimirle el necesario. Allí permanece el mineral con azogue 20 ó 30 días
“dentro de los quales no se puede lauar ni sacar la plata hasta que sean pesadas”.
Emplea magistrales
“En los quales an de estar (los minerales) para tomar el azogue la plata (...). Quando el dicho mosén Antonio comienza a lauar los metales en la tierra ya tiene con ellos buelto y hechado azogue y el labrar que haze es para apartar el azogue y la plata del metal y que la tierra salga y entonces no saca la plata fuera ni la desazoga hasta después”.
De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez
 

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