By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



viernes, 13 de febrero de 2015

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 50


Los procedimientos de obtención del metal y  4

Los hornos de separación de la plata eran doce y al igual que los de fundición trabajaban solo al 50 % de su capacidad. Mientras que seis estaban en actividad, los otro seis quedaban inactivos en preparación para relevar a los anteriores la semana siguiente. Igualmente, estaban dotados de dos «ingenios» de fuelles que movían cuatro de estos, a la par que los otros ocho eran avivados por fuelles manuales. Todos ellos, hornos y fuelles se cobijaban en una nave contigua a la de fundiciones 88.
A estos hornos se llevan directamente los pedazos del mineral con mas eleva ley de plata, los denominados «cochizos>, siguiendo una nueva técnica igualmente introducida  desde Nueva España en 1556 que aconsejaba no someter este tipo de mineral previa fundición. Con ellos se introduce plomo que, al mismo tiempo que sirve para  “cebar”  la fundición sufría una oxidación que permitía su posterior utilización como fúndete 89  resto del mineral que había pasado antes por fundición se llevaba a ellos en planchas.
La capacidad de cada uno de estos hornos era de 40 arrobas en cada operación y el  resultado final en plata dependía evidentemente de la ley en plata del plomo argentífero  introducido. Una vez extraídas del horno, las planchas de plata pura se introducían en agua, se limpiaban y se marcaban con el sello real, con lo que quedaban dispuestas para su envío al destino que la Real Hacienda les hubiera proporcionado.
Las operaciones de fusión y afinación, tal como han sido hasta aquí expuestas sufrieron transformaciones en Guadalcanal, donde la tecnología se mantuvo en constante evolución y las experiencias para mejorar los rendimientos o reducir los costes en            contacto las americanas   y alemanes fueron continuas; pequeñas, a veces casi  insignificantes  innovaciones, pero que son las que, a veces más que los adelantos espectaculares  contribuyen a hacer los recursos naturales más accesibles al hombre. Ya en 1556, Pedro Daoíz hacia una demostración ante un miembro de la burocracia real, el licenciado Vaca de Castro, “que había estado en Yndias”, siempre el prestigio minero de los que habían vivido en las colonias  de un nuevo método de beneficio  para el tratamiento de los minerales  de Guadalcanal, exhibición que luego repite ante el propio Rey, entonces fascinado por el mito de la mina andaluza e interesado en introducir allí cualquier novedad que le permitiera  aumentar los beneficios, pero de cuyo secreto no nos ha llegado noticia 90. Inmediata después de sustituidas las antiguas fuslinas por los hornos de reverbero, una investigación auspiciada por Diego López, antiguo minero en Nueva España,  proponían una serie de mejoras destinadas a economizar gastos en las labores de separación de la plata: sustitución de varios elementos de hierro que incrementaban la reverberación y sobre los que se colocaba el crisol por losas, mucho más baratas, disminución del las bocas, que además, y contradiciendo la practica anterior, permanecerían cerradas durante  la operación, lo que disminuía el tiro y consiguientemente producía una minoración  del consumo energético, todo lo cual manifestaba que lo hacía a “estilo de Nueva España. 91. En 1573, Agustín de Sotomayor, otro técnico formado en América, proponía un nuevo método de separación de la plata, mediante lo que el denominó “afinación de cebo al polvillo”, que permitía un aumento de la cantidad de plata resultante, una nueva reducción de costes y un incremento de la producción de fundente en separación de plata, que luego podía ser empleado en las fundiciones. La innovación prospera porque, a decir de los oficiales
“el arte del cebo (es cosa) reprobada por los administradores y ministros por menos conuiniente de lo que ahora se usa por muchas razones, como es el pestífero humo de los buitrones donde se ceba, que engrasa y mata los hombres” 92.
La capacidad productiva en hornos de fundición y separación de plata era realmente alta en Guadalcanal. Funcionando cuatro hornos durante cinco días de la semana, con una capacidad por fundición de 30 arrobas de mineral en cada horno, lo que arroja 120  arrobas en total de mineral fundiendo simultáneamente, podrían tratarse en un mes  “cuatro semanas de cinco días” calculando dos fundiciones diarias hasta 4.800 de mineral fundido en ese lapso mensual. La productividad se ve favorecida por una decisión que  se toma en el primer año de la explotación real, la yuxtaposición de las diversas actividades de la mina, mediante el traslado de las labores de fundición y copelación desde núcleo urbano de Guadalcanal al mismo pie de mina y la colocación de unas y otras proximidad y a continuación, una decisión que desde la perspectiva de nuestros días  parece obvia, pero que no lo era tanto en aquellos días.
“A los alemanes (escribía Diego López) he hecho pasar a fundir arriba a la c, de los yngenios, que no a sido poco averlo hecho de voluntad, de que no por descanso es, por estar arriba todo acomodado y a la mano el metal y greta y cendrada y carbón y astilla para la qual e hecho un portal en que la hagan de: la casa de la afinación a la casa de los yngenios, donde el sol y el agua no estorue y estén junto a la fundición y afinación que también rajaran allí la h para ella, y escusarse ha el acarreto de donde se trae. Porque eta a las espalda del corral de la dicha leña” 93
Sin embargo, en 1559, cuando parece comprobable que la explotación de Guadalcanal alcanzaba su punto álgido, no se llegan a alcanzar nunca esos máximos de productividad y es que, al igual que en el caso de la extracción de los pozos, las deseables productividades máximas chocaban con una serie de hándicaps que impedían el que se obtuviera junto a los ya expuestos antes —los días festivos, el interés o no por la ganancia de destajistas, etc. — se producen toda una serie de disfunciones que inciden directamente en la consecución de unos determinados niveles de productividad, disfunciones que consecuencia directa de las formas antiguas de organización y coordinación del trabajos difíciles de comprender para los hombres de nuestro tiempo, acostumbrados a pensar desde los esquemas del trabajo en cadena y de su peculiar forma de organización. A pesar de que la división del trabajo alcanza cotas notables, de que las ordenanzas intesten regular hasta la nimiedad los distintos cometidos, de cada trabajador y de que estos vean incentivados con primas, la descoordinación entre unos operarios y otros es notable tal como nos dejan ver los documentos. A todo ello hay que añadir las frecuentes averías, tanto por los propios hornos como en las mecanismos auxiliares; en 1557 informaba Mendoza:
“funden los cuatro hornos que suelen. Estas dos semanas pasadas han hecho poca hazienda, así porque la una anduvieron malos, porque se descuidaron los fundidores en el adoballos bien, y lo otro por las fiestas. Remediarse ha la pérdida pasada en esto, porque los sábados, que dejaban de fundir por salir a adobar los hornos, no paren y haya horneros que les adoben por hornos, todo lo qual se ha dejado de hazer por no haberlos tan diestros que estuvieren satisfechos los fundidores dellos y agora los hay, y asi se hará la hazienda mas descansadamente y mejor” 94.
En ocasiones, era la falta de mulas que, o bien paralizaba las fundiciones, o hacia preciso sustituirlas por caballos alquilados, lo que elevaba extraordinariamente los gastos 95 o la falta  de coordinación entre los encargados de las caballerías y los de los hornos, que hacía que aquellos  no estuvieran preparados a pie de ingenio para hacer el imprescindible relevo, lo que hacía descender por falta de corriente de aire la temperatura de los hornos y alargaba  la duración de las fundiciones, o la de los propios encargados de hornos que a r la ordenanza que expresamente ordenaba que:
“.se procurara por los guardas de las fundiciones que cuando unos hornos acaben de fundir estén otros aderezados y a punto para que se pueda fundir en ellos, sin que los fundidores se detengan” ,
no lo cumplian y su incumplimiento acarreaba igualmente retardos importantes en la sucesión  de fundiciones 96. A partir de 1565 el problema que se plantea es justamente el contrario, el del exceso de capacidad productiva en fundición en relación con la extracción de mineral, lo que aconsejara a los administradores guadalcanalinos que se invierta en la búsqueda de:
“otras  minas de otros metales, aunque no fuesen muy ricos para comenzar a caldear los hornos, porque los relaves ya no son nada” 97.
Las labores de tratamiento de mineral se efectuaban desde fines de septiembre hasta mediados de junio y se suspendían durante los meses de mayores rigores caniculares, dado que la temperatura de las instalaciones hubiera hecho imposible los trabajos. Sólo  en un año de excepcional producción —1558— se continuaron las labores durante meses veraniegos.

89 “Ansimismo les paresce (a la comisión nombrada al efecto) que los cochizos y metales que se sacan de los pozos, no se fundan sino que se ceben sobre el plomo en los dichos basos de reberberación a uso de la Nueba españa y esto se puede hacer al tiempo que el plomo pobre. se ha de fazer almártaga sin otra cosa ninguna”;
Cfr. A.G.S. Estado, Leg.° 113, fols. 4-5-6-20 al 24.
90 A la demostración ante Vaca de Castro
“ traxo consigo ciertos alquimistas y ueneficiadores de minas: el dicho Vaca de Castro tomo de la dicha mina de Guadalcanal y lo peso y dió a los que venian con él, los quales lo molieron",
y
enmartagaron y fundieron y después lo pusieron en la cendrada y lo affinaron y sacaron su plata. Ya que esto acauaron, el dicho Vaca de Castro diome de la misma mina la cantidad que dio a los otros y mudeme a otro aposento y volví a dar la mina al dicho Vaca de Castro, el qual y los que con el vinieron la reconocieron y pesaron y satisfechos della ya lo puse así entera como estaua en la cendrada y con sólo ayudarle con muy poquito plomo se affinó y quedo la plata en la cendrada, la qual sacada y pesada con la otra saqué yo más cantidad de plata que los otros.
Tubo notocía Muñatones el tuerto, el qual estaua proueydo para Yndias y llamo a Gerónimo
y auiendose ynformado del dixo que lo queria ver, aperciuiome el dicho contraste y vino el dicho Muñatones con castellanos y flamencos y no confiandose de ninguno, el mismo tomó de la mina y parte della pesada la dio a los que venian con él, los quales la molieron y lauaron y enmartagaron y fundieron y después la pusieron en la cendrada y la afinaron y sacaron su plata.
Ya que estos acauaron, el dicho Muñatones me dió de la misma mina pesada la misma cantidad que a los otros y pasando a otro aposiento luego volví con ella y se lo di al dicho Muñatones, el qual la peso y la reconocieron todos y estando satisfechos la puse en la cendrada y ayudando con muy poquito plomo se affinó y saqué mas plata que los otros. Vaca de Castro tomó información secreta y la enbió a Flandes a Su Magestad.
(En 1559), llegado Su Magd. en España, desde Toledo me enbió a Ilamar Vaca de Castro y llegado io en Toledo me dixo que Su Magd. quería ver el negocio y llamóme D. Francisco de Mendeza y lleuome al alcazarar y en presencia de ciertos alemanes por la misma horden que otras vezes hize mi affinación. Pasado esto me tornó a llamar el dicho D. Francisco y me dixo

Que me apergeuiese para el otro día y lleuome al alcazas y allé que ya auian dado fuego al qu me apareciesen y estauan en el aposento españoles, ytalianos y flamencos y alemanes. Estando que esto llegó Su Magd. y visto el effeto dixo por que esto no se haze en Guadalcanal. Respondieron, imposible es que este honbre no sea embajador. Yo le respondí, verdad es por ser vosotros e Su Magd. sonriéndose, puso el guante en el rostro y fuese; el D. Francisco quedó dando patadas” . 
Crf. A.G.S. Estadoo, Leg.° 362.
91 A G-S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 42. Según un interrogado en la información de testigos:
“La dicha plata salía buena y en mas breue termino de los dichos buytrones que hasta allí y a costa de leña y hierro”.
El ahorro de hierro era considerable. Se colocaban en cada horno dieciséis barras, con un peso cada una de tres quintales, lo que hace un total de 128 barras y 24 quintales para los ocho hornos de que disponía la instalación minera. Dado que
“en termino de un mes (...) es menester renovar (las barras) porque el fuego las gastaba y consumía”
Y que en 1556 el precio del quintal de hierro sin labrar era de 26 reales, el ahorro mensual, sin incluir el trabajo del herrero de la mina, ascendía a 21.216 maravedíes.
En cuanto a la leña, cada buitrón consumía 10 cargas de leña a 68 maravedíes la carga y el consumo se reduce al 50 % el gasto diario, de 6.800 maravedíes se queda en 3.400.
Igualmente se ahorran
“cantidad de tejas que se ponían encima de las dichas barras y agora encima de las losas no se ponen”.
92 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 126, fol. 5.
93 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 43.
94 A-G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 31, carta a Su Magd. de Diego López.
95 AGS. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 165, fol. 33.
96 A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 1, fol. 10. Informaba Diego López en relación con las máquinas de soplado:
“Trayan mal rrecabdo quando metian los caballos o azemilas en los yngenios, que por no tener aparejos doblados se enfriaban los hornos mientras metían unos y sacaban otros y faltauales la:
"la advertencia de que un honbre dellos traxese los fuelles entretanto que se metía el dicho cauallo que con fazilidad era bastante para que no se enfriase y el daño no se puede creer. Mando oviese aparejos doblados (...) y asi se haze y haran otros obillos y cosas faciles de hazer y dificultosas de entender los que no tubieren yspiriencias, que aunque en esta fábrica ay honbres que las an visto y con recordarseles bastará”
A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 43.
97 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 46.
Otras informaciones sobre fundición y “afinación” en A.G.S. Diversos de Castilla, Leg.° 46, fol. 21. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 126, fol. 5; Leg.° 34, fol. 323; Leg.° 36, fol. 150; Leg.° 31, L A-G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 1, fol. 10; Leg.° 14, fol. 5. A.G.S. Estado, Leg. 113 fols. 2-3-4-5-6; Leg.° 510, fol. 111. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 28, fol. 31. A.G.S. Estado, Leg.° 113, fol. 23. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 30, fol. 112. A.G.S. Juntas de Hacienda, Leg.° 126, fol. 5. GONZALEZ, T.: Noticia histórica... minas de Guadalcanal, A-G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 28, fol. 9, sobre la mina de Valverde. A.G.S. leg .° 138, fol. 13-15-17. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 47, fols. 60 a 69; Leg.° 39, .fol. 9o Leg° 46, fols. 188 a 189; Leg.° 50, fol. 36.
 
De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez
 

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