By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



sábado, 28 de febrero de 2015

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 52


El nuevo procedimiento del beneficio del patio en Guadalcanal 2

Para hacer frente al primero de los problemas, la poca disponibilidad de minerales de baja ley, Boteller solicitaba que se le concediera beneficiar una serie de minas en el contorno de Guadalcanal, puesto que:
“ay muchas minas que tienen poca ley que si no es con el beneficio del azogue no se pueden con el fuego beneficiar y con este dicho beneficio se sacara la riqueza”.
Boteller no llega a extender su procedimiento fuera de Guadalcanal, este pronto se ensaya en Aracena, punto primero de una expansión que alcanzara después a las mas prosperas del distrito de Alcudia-Almodovar.
Aún con un nuevo factor negativo se enfrenta la extracción con azogue en Guadalcanal: el escepticismo de los oficiales de la mina, que todavía en 1564 se referían así a Boteller
“por la vía que él los beneficia nos paresce que de su asiento no ay demostración ni esperanza de que se saque prouecho en cantidad ni ay de que hazer caso del, según lo que dello tenemos entendido”.
En 1563 ya había en España varias personas expertas en el proceso, pues ese mismo edemas de Francisco Pérez de Canales, que luego se asociara con Boteller y heredará su exclusiva en Guadalcanal, al menos otra persona, un tal Alonso Núñez, vecino Ciempozuelos, ofrecía firmar contrato con los Contadores Reales para aprovechar desechos de Guadalcanal. Pero aún así, se sigue confiando en la posibilidad de ahí venir a un maestro desde Venecia, a donde se escribía desde el Consejo:
“Su Magestad a entendido que en esa ciudad ay algunos maestros que tienen arte para sacar la plata sin fuego, y holgaría mucho fuese así verdad, porque allende de ser cosa insigne se querría servir dellos y de su buena industria. Ame mandado que yo escriba a vuestra merced teniendo por cierto que por esta se podrá entender si esta relación que tiene es verdadera y así será nesgase que vuestra merced con mucho cuidado se informe muy particularmente de que en esto ay de suerte que pueda enviar muy verdadera y cierta relación a Magd. de lo que a esto toca, estando satisfecho que no sean ficciones ni burla de las que suele auer, porque siendo verdad querría Su Magd. lleuarlos a España y fauoreger su buen arte” 103.


A partir de 1567, la familia de los Canales firma un nuevo contrato para suceder fallecido Boteller en la aplicación del procedimiento del patio en Guadalcanal y Aracena con que trabajan hasta 1576, sucediendo el hijo al padre cuando este emigra a América Los nuevos arrendatarios logran mejores resultados que los conseguidos por Boteller mediante ampliaciones en las instalaciones de beneficio, que les permite extraer en solo mes 217 marcos de plata. Tropiezan, sin embargo, con una elevación sustancial precio del mercurio, que ya no se les suministra a los “precios políticos” anteriores 37.500 maravedíes, sino a los mismos 45.000 que se cobran para el monopolio americano a lo que se añaden las sempiternas deficiencias en el suministro, que tienen claras repercusiones en la producción; a la firma del contrato, los Canales solicitaban un suministro mínimo anual de 30 quintales, mientras que el monopolio real solo les asigna 20.
A comienzos de la década de 1570-80, el procedimiento del azogue era ya plenamente aceptado en las minas reales, de tal forma que en las operaciones de clasificación mineral se separaba ya habitualmente aquel que se destinaba para ser mezclado con mercurio. Todavía la fama de riqueza, entonces ya superada, de la mina de Guadalcanal seguía atrayendo a expertos foráneos que hacían propuestas para trabajar aquí. En 1573 era un milanés, Sebastiano Grino, quien se ofrecía para introducir en ella un procedimiento de extracción de oro y plata con mercurio con muy poca pérdida; su oferta incluye una descripción de su contenido 104. Más importante es la oferta de Agustín Sotomayor, novohispano ya antes citado, ese mismo año de 1573. 105. Se propone Sotomayor introducir aquí las innovaciones que en su lugar de origen se habían ido produciendo en el procedimiento originario de Bartolomé de Medina, al que todavía se atenían en Guadalcanal con pocas variantes de origen local. Fundamentalmente sugiere la adopción de un método en caliente mediante la utilización de estufas:
“El metal seco que solo tiene poca plata, se entiende el que tiene de onzas de plata, hasta diez onzas por quintal. Desto se saca toda la plata que viene de Nueva España, aunque ninguno pasa de dos onzas arriba por quintal si no escogido, por cuya causa y por ser la nescesidad de los mineros mucha, Han hecho muchas invenciones delicadas para sacar algún provecho dello. (...) El metal cernido se incorpora con el azogue desta manera: pésanse 6 quintales y échanlos en una artesa y a eada quintal se echan 12 onzas de azogue como tenga a dos onzas y si tiene a cuatro, echan 24, y si tienen a 8, echan 48, esprimido por una holanda cruda. Echesele encima salmuera tan fuerte que sostenga un huebo de lado encima, que esta es la señal para estar de sazón, porque con los pies o con las manos y dadas tres o cuatro vueltas se echa a una parte y se deja estar cinco días para que se enjuague y encorpore el azogue que con el metal y la salmuera lo avive, para que con más fuerza arrebate el azogue aquella menuda parte de la plata que ésta en el metal tan inuisible que nadie pueda verla. Estos seis quintales o cien que sean, se tornan a repasar otras tres vezes y dado el tercer repaso se aguarda otros cinco días que por todos son veinte, y entonces se puede lauar y sacar la plata. (...) Para acortar este tiempo, echan este metal en estufas que las calienta el uapor de un agua que toma calor en una caldera que sale tan denso que penetra un montón de trezientos quintales de metal, y lo cueze tan suabemente que el azogue no se quema, antes se aviva y fortalece, de manera que lo que solía tardar veinte días en tomar la plata, en solo doze se alua, dándole tres repasos con fuego y cada vez se torna a meter en la caldera”.



103 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 50, fol. 26. La carta a Venecia, en A.G.S. Esta Leg.° 528, s.f., carta para el serenísimo Garci Hernández, que está en Venecia, año 1565. 
104 A.G.S. Estado, Leg.° 1.139, fol. 199.
105 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 126, fol. 5

De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez
 

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