By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



sábado, 30 de mayo de 2015

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 65


Mano de obra libre, versus esclavos y 2
Pero los proyectos para Guadalcanal son cualitativamente diferentes. Lo que allí se plantea es la posibilidad de fundamentar a la larga una explotación, que se prevé que sea una de las más importantes del reino, en mano de obra forzada. En 1559 el plan establecido era que los esclavos, entonces recién adquiridos, fueran aprendiendo los oficios, incluso los especializados, con vistas a sustituir progresivamente a la mano de obra libre, si bien el planteamiento pasaba por su retribución salarial 62. Si el proyecto no se lleva a término, aparte de por el descenso de los beneficios en la mina y el abandono progresivo del interés por su explotación, es porque pronto aparecen patentes las diferencias en la productividad entre la mano de obra esclava y la libre retribuida, ya que los propósitos de retribuir a los esclavos no se llevan a cabo nunca. En 1564, las informaciones eran ya muy desfavorables:
“aunque ay algunos esclauos que trabajan (...) por plomeros, hazen tan hazienda que es muy más barato que se ocupen en otro trabajo y que los se labren a destajo; ansí andan los dichos esclavos ocupados en los lauaeros herrería y los que andan en los pozos, trabajan en sacar agua y tierra, sin siete que son plomeros, los cuatro trabajan en la vena de Cazalla y los ti esta vena de Guadalcanal» 63  
Evidentemente, la propuesta primitiva no se había llevado a efecto y los esclavos trabajaban como peones en las labores de menor especialización.
Los primeros esclavos que llegan a Guadalcanal se adquieren en la feria de Zafra en  S. Juan de junio de 1559; se le encargan a un alcalde de Guadalcanal, con la recomendación de que sean “atezados, buenos mozos y recios”. 64 La adquisición en Zafra, un tan cercano a la frontera con el vecino reino de Portugal y no en Sevilla, denota su segura procedencia, así como el hecho de que la villa extremeña era casi con seguro un punto intermedio de cierta importancia en el tráfico esclavista hispano-portugués 1560 se efectúa la compra más importante y la que entonces se piensa aún que será la primera de otras sucesivas que habían de producirse. Se adquieren entonces a unos traficantes, Manuel Caldera, un total de cien esclavos, 86 varones y 14 mujeres, en una operación que asciende en total a 2.700.000 maravedíes. Los precios por esclavo son variable que se fijaban en función de su edad, fortaleza física, aptitud para el trabajo, etc. oscilan entre 37.500 y 75.000 maravedíes para los varones 65 y el modelo de lo que se e que sea un buen esclavo aparece en algún contrato, como el de compra por la mina a Hugo Frisio, criado de Mendoza, de dos de su propiedad, por un precio de 30.000 maravedíes cada uno:
“dos esclauos de color negros, medianos de cuerpo, llamados el uno Pedro y otro Juan Galán, de edad de treinta años, suyos propios, sujetos a servidumbre, no borrachos, ni ladrones, ni endemoniados, ni se mean en la cama, ni tienen gota coral, ni otra enfermedad encubierta” 66
El número máximo de esclavos en Guadalcanal fue de 110 y trabajaron fundamentalmente en labores como el desagüe y el tratamiento de mineral previo a la fusión, es las que requieren una especialización menor. Excepto en el caso de doce de ellos que se cedieron a uno de los contratistas —el alemán Cornelio— a los que éste retribuye el salario, no hay constancia de que en momento alguno se les pagara jornal. Lo que la administración de la mina les asegura es sólo comida, vestido y alojamiento.
Su distribución en 1564, cuando su número había descendido ya a 60 varones y 9 mujeres —varios habían muerto y otros habían huido, sin que se hubiera producido renovación de los ausentes— era en los diversos trabajos, tal como aparece en el cuadro adjunto.
Los esclavos residían en un edificio con corral central, alrededor del que se disponían  23 piezas y una para la persona encargada de su vigilancia y cuidado, así como un anexo donde las esclavas encargadas de su cuidado preparaban comida, amasaban el pan y  lavaban la ropa.
Teóricamente recibían una alimentación que puede considerarse como suficiente y relativamente equilibrada “1a cantidad de proteínas prácticamente equilibrada incluso superior ligeramente al nivel alimentario considerado hoy como normal; las calorías, inferiores a las deseables, se compensaban con el aporte calórico de una ración realmente excesiva de vino”, con una muy racional distinción de diversas dietas en función de los diferentes ritmos de trabajo y de las necesidades calóricas que estos generan. Además de esta dieta normal, asignada de forma diaria, hay noticias de que se compraban a ellos por la administración de la mina pollos, pasas y “otras cosas”. A la vista de la clase de alimentación que reciben, a la que se une cada mes un par de zapatos nuevos y forma anual un vestido de frisia y sus camisas, la situación de un esclavo de Guadalcanal desde el punto de vista alimenticio era sensiblemente mejor que la de los trabajadores industriales libres del siglo XIX 67 y su defensa contra la enfermedad era teóricamente alta.
Sin embargo, algo debía fallar, aunque la administración de la mina insistiera continuamente en que los esclavos
“están bien tratados y tienen camas y se les da de vestir cuando es nescesario”
Una  investigación abierta por el Consejo de Hacienda en 1564, decía:
“los negros y negras dizen que son mal tratados y no tienen en qué dormir; los ynviernos duermen en madera y los dolientes en rrama y que de un año a esta parte se an muerto más de quarenta y que después de terminar el trauaxo van a servir a los officiales so pena de azotes”
“Que se escriba que se les de cama y sean bien tratados”. 68
Un memorial de 1565 proporciona aún más claves:
“Al cargo de los negros puede muy bien servir el thesorero, porque es lo que haze y aunque haga esto, hará poco todo el día, con tanto que el dicho cargo de negros ni lo arriende ni lo de, porque con tal de comer el pan de los pobres cautivos los servirán de balde, y así ha habido opositores que hasta dan a Su Magd. 100 ducados (por desempeñar el oficio del cuidado de los esclavos. Parece claro, pues, que se lucraban a costa de las necesidades de estos” 69.
La mortalidad de 40 esclavos de un colectivo de 110 coincide con otra información en que se habla de la muerte de 6 u 8 esclavos al año, lo que equivale a un porcentaje de un 80 por mil, porcentaje superior al normal, dado que se trata de una franja de edad oscila, tal como se deduce de las informaciones, entre 20 y 30 años. La clave puede pecharse inmediatamente: ritmos de trabajo elevados, fraude en las raciones alimenticias reglamentarias, “comer el pan de los pobres”, con su secuela consiguiente de subalimentación y baja defensa contra la enfermedad, malos tratos: los esclavos eran encerrados por la noche y, en determinados trabajos, permanecían atados con una cadena.
Frente a su situación, los esclavos reaccionaban de tres formas: mediante la huida así, en 1560, recién adquirida la primera partida de “piezas de esclavo”, el administro de la mina tuvo que ordenar a enviados suyos que se desplazaran cuatro veces a Lisboa y una a Sevilla para intentar recuperar negros que habían huido70. La embriaguez de información previa a un proceso a dos esclavos por homicidio recoge que los esclavos compraban vino por su cuenta en el mesón de la mina —el misterio es conocedor dónde procedía el dinero que empleaban—. En otras informaciones practicadas con motivo de visitas o de procesos se recoge con frecuencia: “es hombre que hordinariamente toma del vino”. Por último, la rebeldía, que ha de deducirse de informaciones diferente de aquellas idílicas que los funcionarios de la mina pretenden transmitirnos:
“son los dichos dos esclauos muy soberuios y reboltosos y faginerosos, especialmente el dicho Xorxe, el qual se a alado contra los capatazes destas min contra Rodrigo Lucas siendo veedor y se ha hecho fuerte y se a querido matar  y quiso matar una vez a jerónimo gonzgález, que tenía a su cargo los dichos esclauos. (...) Los dichos Manuel y Xorxe son terribles y borrachos y especialmente el dicho jorxe es perberso y malino y a querido matar en las dichas minas muchas personas (...) y ques muy perjudicial y que él rebuelbe a los dice esclauos ynquietándolos y hace lo que les paree como incorregible”.
Las pendencias entre ellos eran frecuentes y, en ocasiones, con resultado de homicidio en un caso aparece un proceso contra un esclavo que ha matado un mulo propiedad las minas sin que medie causa lógica, una manifestación más de rebeldía. La solución se adopta por la dirección es primaria: frente a la insumisión, ejemplaridad, “porque ellos sea castigo y a otros esclauos, exenplo” y el castigo, habitualmente corporal, así nunca la muerte, incluso en casos de homicidio; un esclavo es una pieza valiosa de engranaje de la producción, matarlo sería atiecónomico..

Como tales piezas valiosas, los esclavos recibían atención médica del galeno de mina y de un barbero que los sangra y les cura “las escalabraduras” y religiosa del capellán, siendo enterrados en la iglesia de las minas tras su fallecimiento, ya que si habían sido cristianizados, si bien conservan supersticiones anteriores abundantes; de los homicidios de un esclavo por otro se produce ante la acusación del homicida que el asesinado le había hechizado.

La promiscuidad en que viven los esclavos hace que la natalidad entre las mujeres alta, circunstancia que produce un ingreso adicional a la mina, ya que una parte de nacidos se venden, especialmente las niñas,
“si no se mueren como se an muerto otras que an parido las esclauas”.
Su valor de venta es bajo, porque
“son tan chicas que entiendo se hallará muy poco dinero por ellas, pero piedad es bien vendellas, porque se an demorir por ser el sitio muy enfermas los que tienen madres no tienen la quenta que las criaturas an menester se queden con ellas"72.
Cuando en 1575 se piensa en abandonar la dina, sólo quedaban 19 esclavos; en 15 niños habían fallecido al menos 81 hiubo huidas .irrecuperables, pocas, pero hubo también nacidos en la mina. Se informa de ellos que están muy trabajados y “algunos riegos y otros mancos de los pies» los estragos del trabajo en la mina habían hecho lesaparecer o dejado inútiles a casi el 100 % 73.
 
62 “El administrador haga que los afinadores (se sirvan) de algunos esclauos de S.M. dándoles el salario que han de dar a otro jornalero porque aprenda el ofigio (...). El administrador mande que los fundidores (...) les mande seruirse de algunos esclauos de S.M., como a los afinadores, para que los enseñen”;
cfr. A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 3.072, s.f., memorial de Pablo de Melgosa.
63 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 58, fol. 138.
64 A.G.S. Estado, Leg.° 38, fol. 11. GONZÁLEZ, T.: vol. II, p. 38.
65 A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 1, fol. 11, A.G.S. Estado, Leg.° 139, 1 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 38, fol. 149.
66 GONZÁLEZ, T.: vol. II, p. 93.
67 Para no recurrir nuevamente a la descripción de las minas francesas de Carmaux, tantas veces es citadas, la alimentación de los obreros industriales de Alcoi a mediados del siglo XIX era descrita
"Sustancias vegetales, siendo de escasa importancia la cantidad de carnes de que hacen uso, pues con seguridad las carnes rojas pasan meses sin que las prueben, y las que suelen usar son las blancas, sobre todo saladas (...). El obrero padege, no un hambre canina, pero sí un hambre crónica, que va minando progresivamente su emprobrecida constitución, fijando en él un temperamente linfo-nervioso que es ancha puerta por donde penetran todo género de enfermedades";
ARACIL, R., CERDA, M., GARCÍA BONAFE, M.: Arqueología industrial de Alcoi, p. 30.
68 A.G.S. Diversos de Castilla, Leg.° 8, fol. 29.
69 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 150 bis, fol. 5.
70 Al enviado a Lisboa se le pagan por el servicio, 7.500 mrs. y al de Sevilla, 680; cfr Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 1, fol. 2.
71 A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 8, fol. 2.
72 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Legc° 66, fol. 23.


De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez
 

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