By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



sábado, 2 de mayo de 2015

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 61

Auge y caída de la producción durante el periodo real.

La mano de obra:
su organización y retribución 3

La presencia de mujeres aparece entre partidores y quebradores, en el lavado mineral y como contratistas para la fabricación y aprovisionamiento de carbón vegetal; en el único caso en que hemos podido hallar el salario de una mujer no había diferencias salariales con los hombres en razón de su sexo 53. No hemos encontrado, sin embargo referencia  alguna a la presencia de niños no esclavos trabajando; ésta está constatada en Almadén, por lo que no se puede descartar a priori que lo hicieran en Guadalcanal.
En relación con las retribuciones, un vistazo a los datos, desgraciadamente muy fragmentarios, que nos ha legado la explotación, impone una primera consideración: la amplitud del abanico salarial. Si nos atenemos a los datos del año 1558 “aquel del que poseemos un mayor número”, entre el salario más elevado del personal laboral —administrativos excluidos— y el más bajo, el desnivel es muy llamativo y resulta más claro si se reduce a números índice. Si a la más alta de las retribuciones, la del orden técnico de explotación le aplicamos el índice 100, al peón de plomero le corresponde una cifra entre el 6,5 y el 7,6. Ahora bien, si excluimos ese caso concreto, el desnivel se reduce notablemente; en relación con la retribución que percibe el segundo, al maestro herrero, los índices se elevan a 12,5 y 14,7. En cualquier caso, y aunque descendamos a salarios que ya no son unipersonales, sino que son percibidos por un colectivo más amplio de trabajadores —por ejemplo, los capataces o los maestros de hornos—, la relación sigue siendo 100 y 37,7-34,2.
La observación de las relaciones diacrónicas de salarios ofrecen a primera vista aspectos especialmente sorprendentes. En el lapso de doce años —1556-1568— en que existe una contratación de que los precios se elevan, y que se elevan más aceleradamente en el área andaluza que en cualquier otra parte de España, los salarios de los técnicos en general descienden y lo hacen además de forma notable. Debajo de las cifras, incomprensibles a primera vista, hay una fácil explicación: se trata de un progresivo descenso en las exigencias de profesionalidad y especialización. En los primeros años, la rentabilidad de la explotación y el interés de la Administración Real por la mina, hacen que se contraten trabajar allí a los mejores técnicos y, por tanto, a los más caros; después de 1563, la drástica reducción de gastos supone la sustitución de aquellos, que emigran a otras minas a son mejor pagados o a ultramar, por otros de menor exigencia, pero también de menor calidad. Ya vimos más arriba cómo el cargo de ensayador, uno de los empleados de más importancia, era desempeñado en 1570 por un platero sevillano, ante la imposibilidad de competir con el salario que ofrecía al empleado anterior la administración de Almadén. En parte, también debió influir en el descenso de salarios el aumento de la oferta de técnicos, formados en esos 15 años entre los vecinos de Guadalcanal.
Los salarios de la mano de obra no especializada aumentan muy levemente: un plomero ganaba 68 maravedíes en 1558, ingresaba 102 en 1568 y seguía ganando lo mismo 70 y 1.577; un peón de plomero, a quien se pagaba en 1558 de 51 a 60 maravedíes, la 68 en 1568. Pero se trataba de salarios nominales; para los reales, carecemos de suficientes para averiguar una tendencia, además de que ésta quedaría muy enmascarada por tratarse de un plazo demasiado corto. No hemos querido utilizar los datos de precios de trigo que proporciona Hamilton, ya que los pocos que poseemos sobre precios fanega en Guadalcanal muestran una gran desviación respecto a los de aquél, lógica si contamos con la incidencia que la demanda de un volumen realmente insólito de población agrícolamente no productiva debió ejercer sobre el entorno, lo que está en consonancia con las continuas informaciones que proceden de aquella villa y hacen alusión a la carestía del lugar. En 1556, Diego Ricote informaba: “esta tierra está muy cara de pan y cebada”, mientras que en 1564 eran los oficiales quienes
“tienen nescesydad de sus salarios y la padecen por ser esta tierra mi gastarse mucho” 54.
La imposibilidad de haber recogido otras informaciones de salarios en zonas nos ha impedido efectuar comparaciones con los de otras profesiones —lo que ha permitido comprobar también el impacto real de la mina en los salarios ajenos si bien retribuciones en un punto alejado como Valencia para empleados semejantes “carpintero y maestro carpintero en Valencia y Guadalcanal, peones de albañil de plomero, oficiales de albañil y plomeros en la ciudad mediterránea y en la mina” reflejan un desnivel francamente positivo a favor de los de la mina, algo que parece estar de acuerdo con los informes procedentes de la mina: “el jornal que ganan es grande” decía el administrador en 1559. 55; Zárate, en 1556, advertía también que los salarios altos de Guadalcanal, especialmente de los alemanes, suponía
“quitar el ánimo a otras gentes para buscar minas, viendo las grandes costas que allí se hacian e paresciéndoles que si no se hallaba la plata debajo del césped de la tierra, no bastarían sus haciendas a complirlo”.
Los estipendios de Guadalcanal, de todas maneras, no difieren de los de las otras explotaciones mineras de importancia, como puede deducirse de informaciones semejantes procedentes de Almadén.
Desde luego, el más bajo —el de peón de plomero— debió rebasar poco el nivel de subsistencia; en 1562, calculaban los oficiales el mantenimiento de un esclavo diariamente en 25 maravedíes. Pero al esclavo se le daba vivienda gratuita, se le alimentaba con abastecimientos comprados al por mayor y, además, recibía vestido. Recordemos, por el contrario, que el trabajador libre y asalariado cobraba sólo por día trabajado y. debía sustentar una familia. En los demás casos, la diferencia muestra que se debían colocar suficientemente por encima de la subsistencia, mientras que la comparación de los técnicos cualificados con los de los técnicos de otras profesiones, favorece netamente a los empleados de Guadalcanal: Juanelo Turriano cobraba por aquellos años d a 600.000 maravedíes al año, pero era el más afamado ingeniero del reino, mientras que Juan de Herrera, el arquitecto más prestigioso percibía en 1577, 300.000 maravedíes anuales. También los contratistas de destajos debieron alcanzar altas cifras de en este caso procurando abrir lo más posible la diferencia entre los ingresos que correspondían por el conjunto de la obra contratada y los gastos, entre otros los salarios habían de efectuar en su ejecución. El más conocido, por cuanto más asiduo, de contratistas, el morisco Francisco Blanco,
“después, que se fue de aquí, ase dado muy buena maña con el caudal que alcanzó, que algunos años se obliga a 1a carnicería de Llerena. Tiene obejas, carneros, -cabras. y labor de pan, .de suerte que estima mucho la falta de su persona en su hacienda y no quiere uenir a trabajar” 56 

53 Se trata de Magdalena, hija del flamenco Juan Feltun, quien en las labores de partir y quebrar mineral ingresaba en 1559, 68 maravedíes diarios, exactamente lo mismo que sus colegas de sexo masculino; cfr. A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 3.072, s.f., copia de los alemanes que trabajaba en Guadalcanal desde 18 a 23 de septiembre de 1559. Mujer contratista del abastecimiento de carbón de brezo A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 265, s.f., relación de edificios de la mina en 1576..
54 Cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 52, fol. 88. A.G.S. Estado, Leg.° 56, años de malas cosechas, el problema se agravaba. El intento de hallar los salarios reales hacerlo a través de la fórmula proporcionada por GASCÓN-RiCHARD: Grand commerce et vie XVI. Lyon et ses marchads, vol. II, p. 752.
55 Cfr. LÓPEZ PIÑERO, J. M.: Ciencia y Técnica..., pp. 83-84. De Almadén informaba en 1574
 “Los días pasados hablaron al señor Presidente de Ordenes los que hazen los negocios de los fúcares diziendo como aquí ningún juez se puede sustentar con el salario que está asignado, por  no aber otro aprobechamiento. Y la careza del lugar, que es menester mirarlo porque a un jornalero se da aquí más y ay aquí a quien los fúcares dan más de 700 ducados al que entienden en esta mina”;
A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 135, fol. 5. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg 28 fol. 36. El cálculo del precio de mantenimiento de un esclavo
“manteniéndose un negro en compañía de muchos, y usándose de grancería en el comprar pan y otros mantenimientos adelantados en su tiempo”;
cfr. Estado, Leg.° 113, fol. 42.
56 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 82, fol. 57.
57 Cfr. A.G.S. Patronato Real, Leg.° 26, fol. 150. 5$ Cfr. A.G.S. Estado, Leg.° 113, fol. 150

De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez
 

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