“LOS REALITY DE LA TELEVISIÓN”
Va a ser que sí, que tiene razón mi hija cuando me dice: “papá tú no estas en el mercado”, ayer viendo de reojo la televisión en un programa de los que llaman de “reality” y que yo definiría con otro nombre, me preocupó un chaval al que estaban entrevistando cuando dijo: “No tengo estudios, pero en esta keli me lo paso que te jiñas, no doy peñazo y estoy rodeado de unas titis que son la envidia de mi broder”.
Gracias a que mi hija me hizo una traducción simultanea, de lo contrario, hubiese pensado que hablaba en caló, si es que uno no se puede fiar de las apariencias, fíjense en los raperos, esos que se ponen la gorra al revés, unos pantalones y camisetas siete tallas más grandes, que colocan los dedos como si tuvieran artrosis y que bailan como si fueran presa de una colonia de pulgas, los mismos que nos recitan versos bañados en salfumán, que beben testosterona a morro directamente de la botellona y el resultado es que son pura filfa.
Ahora que está avanzado el curso escolar, habrá que recordar a nuestras autoridades educativas y a nuestros maestros, que además de regalar ordenatas, tablets y enseñar a nuestros niños y adolescentes a rellenar fichas y educación sexual de autocomplacencia, también les enseñen algo de lógica, de semántica y de gramática, aunque sea parda.
Es cierto que no hace falta ser una lumbrera para triunfar en ciertas profesiones, ahí tenemos el caso de Bush que siendo presidente de los EEUU dijo que “la mayoría de nuestras importaciones vienen de fuera del país”. D. Jorge se lo podía permitir porque su papá tiene pozos de petróleo y amigos muy importantes que le daban trabajo al niño aunque no supiera la tabla de multiplicar del uno y votos para organizar este mundo revuelto.
Pero no todos tenemos pozos de petróleo para darnos el lujo de que nuestros hijos sean unos cenutrios, hay que proporcionarles una buena educación, y dejar de apuntarles a 25 actividades extraescolares, hala, el lunes al salir de clase, trompeta, el martes kung fu, el miércoles inglés, el jueves pintura y el viernes informática; Llega el fin de semana y la criatura está de un estresado que se suben por las paredes y claro no rinde en su equipo de fútbol, que es su verdadero hobby.
Seguro que el concursante que cito asistió a una actividad extraescolar cada día de la semana, y mira como le quedaron las neuronas al pobrecito, dicen que Jorgito Bush asistió a clases de golf, daba clases de tiro con rifle, participó en carreras de coches y montaba a caballo en lugar de irse a su casa a estudiar de dónde venían las importaciones de su país, tocó todos los pitos y la pifiaba en todos. Al final, su papá y los amigos de su papá tuvieron que hacerle presidente para que organizara medio mundo y volvió a meter la pata hasta sus frondosas orejas.
Si usted no tiene petróleo, ni minas de diamantes, ni un tío rico y soltero en América, procure darles a sus hijos una buena educación: que aprendan bien lo que les enseñan en la escuela y no les agobien con tanta actividad extraescolar que lo único que conseguirán es que toque la trompeta con el culo y les pinte las paredes con un rotulador.
Un niño no está preparado ni física ni mentalmente para llevar una jornada de adulto. Y no apunte a su hijo a kung fu y a la niña a ballet que a lo mejor al chico le va más el tutú y la niña el rollo Shaolin, claro que si fracasan en el intento, siempre tienen abierta la puerta de los reality de la televisión.
Rafael Candelario Repisa
Va a ser que sí, que tiene razón mi hija cuando me dice: “papá tú no estas en el mercado”, ayer viendo de reojo la televisión en un programa de los que llaman de “reality” y que yo definiría con otro nombre, me preocupó un chaval al que estaban entrevistando cuando dijo: “No tengo estudios, pero en esta keli me lo paso que te jiñas, no doy peñazo y estoy rodeado de unas titis que son la envidia de mi broder”.
Gracias a que mi hija me hizo una traducción simultanea, de lo contrario, hubiese pensado que hablaba en caló, si es que uno no se puede fiar de las apariencias, fíjense en los raperos, esos que se ponen la gorra al revés, unos pantalones y camisetas siete tallas más grandes, que colocan los dedos como si tuvieran artrosis y que bailan como si fueran presa de una colonia de pulgas, los mismos que nos recitan versos bañados en salfumán, que beben testosterona a morro directamente de la botellona y el resultado es que son pura filfa.
Ahora que está avanzado el curso escolar, habrá que recordar a nuestras autoridades educativas y a nuestros maestros, que además de regalar ordenatas, tablets y enseñar a nuestros niños y adolescentes a rellenar fichas y educación sexual de autocomplacencia, también les enseñen algo de lógica, de semántica y de gramática, aunque sea parda.
Es cierto que no hace falta ser una lumbrera para triunfar en ciertas profesiones, ahí tenemos el caso de Bush que siendo presidente de los EEUU dijo que “la mayoría de nuestras importaciones vienen de fuera del país”. D. Jorge se lo podía permitir porque su papá tiene pozos de petróleo y amigos muy importantes que le daban trabajo al niño aunque no supiera la tabla de multiplicar del uno y votos para organizar este mundo revuelto.
Pero no todos tenemos pozos de petróleo para darnos el lujo de que nuestros hijos sean unos cenutrios, hay que proporcionarles una buena educación, y dejar de apuntarles a 25 actividades extraescolares, hala, el lunes al salir de clase, trompeta, el martes kung fu, el miércoles inglés, el jueves pintura y el viernes informática; Llega el fin de semana y la criatura está de un estresado que se suben por las paredes y claro no rinde en su equipo de fútbol, que es su verdadero hobby.
Seguro que el concursante que cito asistió a una actividad extraescolar cada día de la semana, y mira como le quedaron las neuronas al pobrecito, dicen que Jorgito Bush asistió a clases de golf, daba clases de tiro con rifle, participó en carreras de coches y montaba a caballo en lugar de irse a su casa a estudiar de dónde venían las importaciones de su país, tocó todos los pitos y la pifiaba en todos. Al final, su papá y los amigos de su papá tuvieron que hacerle presidente para que organizara medio mundo y volvió a meter la pata hasta sus frondosas orejas.
Si usted no tiene petróleo, ni minas de diamantes, ni un tío rico y soltero en América, procure darles a sus hijos una buena educación: que aprendan bien lo que les enseñan en la escuela y no les agobien con tanta actividad extraescolar que lo único que conseguirán es que toque la trompeta con el culo y les pinte las paredes con un rotulador.
Un niño no está preparado ni física ni mentalmente para llevar una jornada de adulto. Y no apunte a su hijo a kung fu y a la niña a ballet que a lo mejor al chico le va más el tutú y la niña el rollo Shaolin, claro que si fracasan en el intento, siempre tienen abierta la puerta de los reality de la televisión.
Rafael Candelario Repisa
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