By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



domingo, 8 de noviembre de 2009

UN PAR DE HUEVOS



-Estoy nerviosa, Casimiro, muy nerviosa. Me temo lo peor.
-Eduvigis, no me asustes. has de saber que la aprensión hace mella en mí.
-Pues yo creo que, me volveré loca; si no, al tiempo.
-Mujer, no hay que preocuparse. Existen las casas de salud para esos contratiempos.
-¡Casas de salud!. En mis tiempos se llamaban manicomios.
-Querida, hay que suavizar los términos, resultan menos molestos.
-No sé, no sé. Pero me encuentro muy nerviosa. Ayer vino la vecina de al lado, de al lado de la Perlara, ya sabes, vive en el segundo primera. Y nosotros que estamos en el décimo; ya me dirás que ganas de pasearse en ascensor...Pues a lo que iba: vino, me pidió dos huevos...
-¿Dos huevos?.-Sí, eso he dicho. Pobre de mí, no había ninguno en la nevera.
-¿Entonces?.-Pues le dije: "lo siento, señora, Perlara. No me queda ni uno. Lástima que no la pueda servir". Y va, y me dice: "vaya, yo creí que los pobres al menos tenían huevos, pero veo que estoy equivocada". ¿Ves, Casimiro, lo que pasa por no tener huevos?. Te toman por pobres. Ay de mí...¡Cómo quieres que tenga los nervios?. Pues a un paso de la locura.
-Y, ¿se fue?.
-Naturalmente, no se iba a quedar.
-Eduvigis, yo en tu lugar le hubiese preguntado, y, ¿como es que, teniendo vecinas más cerca, viene usted de tan lejos a pedirme dos huevos?.
-Estuve tentada, pero me dio corte.
-Pues otro día se lo preguntas, no quiero quedarme con esa duda.
-No sé si volverá. Es chocante que no te sirvan en un apuro. me puse tan nerviosa que creo lo notó.
-Sí, querida. A ti se te nota todo enseguida.
-¿Qué quieres decir?. Mira, Casimiro, que no me van las medias tintas.
-Aún recuerdo cuando el año pasado te hicieron la liposucción. Vino la señora, Miguela, y no te reconoció.
-Claro, es que, con la liposucción, parece una otra. Quedé estupendamente.
-Lástima que no te haya servido de nada. Estás igual que antes de hacértela. Gorda, gorda. Aún no comprendo cómo ha podido decir la señora Perlara, que somos pobres.
-Los nervios, Casimiro, que engordan mucho. Tú como eres tranquilo mira qué delgado estás. ¡Si yo pudiera!. Ay querido...Me temo que tendrás que arreglarte solo. Creo que mi destino es la casa de salud, o el manicomio, que para el caso es igual.
-Tranquilízate, y no pienses en ello. Si por casualidad tienes que irte al susodicho lugar, no temas. Allí estaré cada tres meses, para ver tu evolución.
-¿Cada tres meses?. ¿No será demasiado tiempo sin verme?.
-Según se mire; pero he de confesarte que creo que no te vas a aburrir. Estarás muy entretenida. No creas, no serás la única habitante del lugar; ya verás cuántas personas estarán como tú. Calculo que, al menos, doscientas, pero es bastante grande, tendrán espacio suficiente para todos. Además es gratis, y eso da moral. Imagínate, el sueldo para mí solito. Puede que hasta engorde. No me vendría mal coger unos kilitos. Últimamente me veo flaco.
-Así, que no te importa que me vaya al manicomio...
-Dejará de importarme, pero hay que hacerse a la idea.
-Pues sabes qué te digo; que la señora, Perlara, no es de las que se rinden, el día menos pensado viene otra vez y te pide dos huevos.
-Ya los tendrá, ya los tendrá.
-Casimiro, de sobras sabes que casi nunca tenemos huevos en la nevera.
-En la nevera no, pero fuera de ella, siempre hay dos.
-¿Fuera de ella?.-Sí, mujer, fuera. Son los que más gustan a las señoras.
-Pues ya te arreglarás cuando vuelva a aparecer por aquí. Yo no quiero más problemas. ¡Bastante tengo con pensar en mis nervios!.
-Y que lo digas. Con eso basta y sobra.
-Pues no quedes mal con la señora, Perlara; y sírvela, si es que puedes.

UN PAR DE HUEVOS
RAMONA YANES

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