By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



viernes, 4 de diciembre de 2009

CENTRO ADULTOS GUADALCANAL 2008 (2)





DOLORES GORDÓN FRANCO

En esta foto estoy con Rafael, mi novio, que luego a los tres años fue mi marido.
Estábamos en la feria, yo iba con el vestido “de los disgustos”, pues lo estrené en Semana Santa, justo cuando mi novio salía en los alabardero y yo toda la fiesta sola.
Era mi vestido preferido, de todas formas tampoco tenía muchos.
Empecé a trabajar con doce años sirviendo y cogiendo aceitunas con mi padre, pero la vida por aquellos años no era fácil y todo el dinero que yo ganaba se lo quedaba mi madre, pues tenía cuatro hijos más pequeños.
El sueldo con el que empecé a trabajar con Don Alfonso era de diez pesetas, y terminé trabajando con Mariquita Campos ganando sesenta pesetas.
Me casé en el año 1955, cinco años después tenía dos hijos y llego la emigración, por motivos de trabajo nos marchamos al País Vasco donde estuvimos hasta el año1991 que regresamos a Guadalcanal.
La vida en Álava no nos fue mal, mi marido encontró trabajo, primero en el campo y al año entró en una fábrica de acero de donde salió jubilado.
Aquí nació mi tercer hijo.
Yo en un principio estaba en casa, pero más adelante pusimos un supermercado donde trabajaba junto con mi hijo mayor.
Mi marido sentía mucha añoranza por el pueblo, yo no tanta porque toda mi familia se quedaba en el Norte, mis hijos, mis nietos, mis hermanos.
Solo tenía en el pueblo a un hermano, pero al año de estar en Guadalcanal se vino mi hijo pequeño.
Mi vida es muy tranquila, desde que llegué me apunté al Centro de Adultos, donde sigo con mucha ilusión…


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JOSEFA NÚÑEZ TENA

Fotografía familiar en la que estoy junto a siete de los nueve hermanos que fuimos.
Nuestra vida por los años cuarenta era muy dura. Mi padre trabajaba en el campo y nosotros en las casas, pero no teníamos que llevarnos a la boca. Comíamos cualquier cosa que pescábamos en el campo ( ajos porros, hinojos, acederas y resina de los árboles).
No teníamos ropa ninguna, en el campo estábamos totalmente desnudas.
El tren pasaba al lado de nuestra casa y nos comíamos las cáscaras de frutas que la gente nos tiraba desde los vagones.
Lo más triste llegó años después, cuando el marido de mi hermana Carmen la mató a puñaladas cuando estaba embarazada de cinco meses y le llegó a salir el niño de su cuerpo.
Lo más curioso de esta foto es la imagen de mi tío que vivía con nosotros y como no estaba en ese momento hicieron la fotografía con un retrato suyo.


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ANTONIA GALVÁN MARTÍNEZ

En esta foto aparezco en el colegio de Doña Encarna, tenía tres años y el colegio me gustaba más bien poco. Mi hermana María Jesús, que también estaba conmigo prestaba más atención a las lecciones, porque a ella si que le Egustaba. Recuerdo que muchas veces iba calentita a la escuela, porque mi madre me daba un repaso en el culete cuando me negaba a ir .
En la escuela estuve poco tiempo, estalló la guerra.
Mis padres estaban el en hospital y mi hermana Jesusa y yo estábamos en casa con mi hermana Manuela, que era la mayor.
No pasó mucho tiempo cuando la familia del novio de mi hermana Manuela se fue huyendo de la guerra y tiraron de nosotras dos.
Nos llevaron a Galardón, provincia de Cuenca, el viaje fue un desastre, pues nos teníamos que esconder por el campo y en los cortijos hasta que llegamos.
Íbamos andando, cuando pasamos por un cortijo de La Granja la familia quería que me dejaran allí hasta que ellos volvieran, pero mi hermana no quiso.
Llegamos a Galardón, al llegar nos dieron una casa para toda la familia, los mayores se pusieron a trabajar y los más pequeños a la escuela.
Recuerdo la calle, la plaza, la casa como si lo estuviera viendo.Nuestra estancia allí fue buena, estuvimos tres años,
Mis padres seguían en el hospital y no sabían nada, hasta que no le dieron el alta a mi padre y llegaron al pueblo, fue entonces cuando se enteraron que la casa estaba vacía.
La enfermedad de mi padre iba progresando, se murió con la pena de no vernos.
Cuando se acabó la guerra volvimos al pueblo, nos encontramos con mi madre, yo tenía por aquel entonces siete años.

¡Estuvimos tres años en el exilio¡


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