RECUERDOS Y SOMBRAS
La gratuidad, es una simple palabra, La recuerdo, sobre todo en aquellos días de verano.
La clase, las monjas y sus verbos. Antiguos antifaces sin espejos. La clase, las gratuitas, así les llamaban a ellas.
Las batas de azules rayas verticales en un fondo gris y añejo, dejaban en el ambiente una sonrisa de las demás niñas. Las gratuitas, están jugando a otra hora. Hay turnos, hay que esperar al turno, Los uniformes negros con cuello blanco inmaculado, los zapatos a juego y, la merienda, el típico chocolate tierra acompañado de un bollo de pan hecho de leña. Y los ventanales salpicados de sol y el ruido de la fuente incierta. Unos días el caño manaba el agua fresca, otros del puro sol calentaba en el vaso de filigranas y, la sed era un concierto de suplicio, un deseo inalcanzable.
Las gratuitas, no pagaban. Era la típica obra de caridad, porque en algo se tenía que notar que estábamos en un lugar religioso pero, había distancia, mucha distancia.
Era como una ciudad que estaba muy lejana de otra. Como si las costumbres fueran diferentes, como si las niñas de batas rayadas y opacas le faltara un miembro de sus cuerpos. Mirándolo todo con otros ojos, ellas las gratuitas, en el fondo de su corazón, siempre pensé que odiaban el ambiente, se sentían marginadas, atrapadas en aquellas batas de cárceles, presas de su porvenir.
Ramona Yanes
Revista de Feria 2009
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