By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



martes, 15 de diciembre de 2009

PENSAMIENTO LÚDICO


CADA MOCHUELO A SU OLIVO

Hasta hace unos años los llamados animales de compañía se encuadraban en gatos que nos liberaban de los ratones en casa, perros que utilizábamos para la caza y para cuidar nuestras propiedades y algún jilguero que nos alegraba la mañana con sus cánticos. Ahora este rol ha cambiado, hay una multitud de mascotas “algunas de ellas muy peligrosas” que se siguen llamando animales de compañía.
Nuestras ciudades y pueblo son un exponente de este curioso proceso, por cuanto en ellas viven una multitud de seres incapaces de obtener el sustento con sus propios medios, y pesar de todo vive bien, hasta que un desarmado los abandona en un parque, una gasolinera o, simplemente los ahorca en un árbol porque ya ha terminado el periodo de caza y no le es útil.
Toda esta pequeña fauna, desconectados e ignorantes de los ciclos naturales y separados de la tierra por el bienestar y el cemento, inmersos en paisajes euclidianos, mutan los instintos básicos hasta el punto del de la conservación de su propia especie, por ejemplo, los castran para que no “den problemas” o los aparean con otros de distinto pedigrí dentro de su especie para obtener “una mascota original”.
Es increíble la vida y obra de quienes ya son tercera o cuarta generación nacida en cautividad, rodeados a su vez de otros animales de compañía que corrieron la misma suerte y plantas de interior igualmente exóticas y mutadas, no voy a extenderme aquí en este fenómeno de la civilización, fielmente estudiado y dirigido por cadenas de supermercados, distribuidores de marcas para plantas y mascotas, agencias turísticas que te ofrecen un pac de vacaciones con animales exóticos incluidos y traficantes de votos.
Caso aparte son los desarraigados de primera generación, aquellos que han ido o venido a placer, sean en pueblo o ciudad, lejos de donde se criaron, por inclemencias de la civilización en la mayoría de los casos, más que por espíritu aventurero, tienen carencias esenciales, pero son los únicos que saben por qué y para qué están ahí, y gozan de libertad aun cuando se tiene que buscar el sustento y no comen “galletitas vitaminadas” compradas en el supermercado de la esquina, curiosamente a estos se les llama vagabundos o callejeros.
Mientras, en una gran ciudad donde atracan cruceros de lujo, el museo más visitado es el de un club de fútbol blaugrana, y se lidera un debate sobre la prostitución sin fronteras, pero en guetos, dicen que en breve se pronunciará sobre la continuidad o no de los festejos taurinos, ya que es una salvajada, ese mismo ciudadano que vote esta propuesta, lleva a su perrita “Trissé” (que hasta los nombres que le ponemos a nuestras mascotas son horteras) a la clínica veterinaria para que le practiquen una ecografía, tecnología inaccesible a los humanos de otros continentes menos civilizados, aun en situaciones de vida o muerte.
Es un exponente de la civilización del dinero, por cuanto permite atención a quienes no producen nada y, por tanto, no pueden recurrir al trueque, disfrutar de lo que producen otros, mal exponente de la civilización de la tecnología, que permite poner en el mercado avances de la ciencia, a disposición de quien pueda pagárselo a sus mascotas y obviar a las ONGs que tienen capacidad para administrar nuestros donativos.
Es un exponente de la civilización del derroche, por cuanto lo que tiene de inútil para la vida animal, que me parece muy bien, siempre que sea accesible a la mayoría de los humanos, del mal llamado tercer mundo, contribuyendo beneficiosamente a diferenciar lo animal de lo humano.
¿A que me lleva todo esto?, a sí, hoy leo en la prensa que han multado un conductor por atropellar a un perro que era la prolongación de una extensa correa sujetada por una señorita bien vestida, y en se mismo diario leo que un conductor ha salido absuelto por atropellar a un viandante, (cruzaba por donde no debía) dice la noticia, que conste que a mi me gustan mucho los animales, pero en su hábitat natural, pienso que cada mochuelo en su olivo.
Rafael Candelario Repisa

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