Un antiguo privilegio de Guadalcanal
Reconquistado Guadalcanal en 1241, Fernando III lo cedió en señorío a la Orden Militar de Santiago en 1248, siendo hecho cabeza de encomienda en 1253 por Pelay Pérez Correa, el Cid Extremeño, y pasando a depender su iglesia del monasterio de Santa María de Tentudía. La única iglesia existente entonces era la mezquita de Santa Ana que había sido bendecida por el Obispo de Coria, Jaime Sanguineto, que venía acompañando al Maestre Rodrigo Iñiguez en la Reconquista. A ella acudían a bautizarse todos los niños del sur de Extremadura y así se vino haciendo durante largo tiempo, hasta que se edificaron en otros pueblos, construyéndose después la de Santa María en el alcázar árabe, cuando Guadalcanal tuvo más habitantes, y por último, la de San Sebastián en 1481.
En 1395, don Lorenzo Suárez de Figueroa, Gran Maestre de la Orden, concedió a Guadalcanal vicario propio, o sea, hijo de la villa como lugarteniente del de Tentudía y la dotación parroquial a cargo de la Mesa Maestral y todo esto en premio al servicio prestado a la Orden por los caballeros de la villa en las campañas guerreras entre ellas, la batalla del Salado en 1340 que, al mando de Alfonso XI, partió de El Real de la Jara.
Este privilegio fue confirmado repetidas veces, entre otros, por los Reyes Católicos, Suárez de Figueroa, benefactor de Guadalcanal, yace en la Iglesia de la Universidad Antigua, donde puede verse su estatua yacente y a sus pies su perrito Amadís.
Reconquistado Guadalcanal en 1241, Fernando III lo cedió en señorío a la Orden Militar de Santiago en 1248, siendo hecho cabeza de encomienda en 1253 por Pelay Pérez Correa, el Cid Extremeño, y pasando a depender su iglesia del monasterio de Santa María de Tentudía. La única iglesia existente entonces era la mezquita de Santa Ana que había sido bendecida por el Obispo de Coria, Jaime Sanguineto, que venía acompañando al Maestre Rodrigo Iñiguez en la Reconquista. A ella acudían a bautizarse todos los niños del sur de Extremadura y así se vino haciendo durante largo tiempo, hasta que se edificaron en otros pueblos, construyéndose después la de Santa María en el alcázar árabe, cuando Guadalcanal tuvo más habitantes, y por último, la de San Sebastián en 1481.
En 1395, don Lorenzo Suárez de Figueroa, Gran Maestre de la Orden, concedió a Guadalcanal vicario propio, o sea, hijo de la villa como lugarteniente del de Tentudía y la dotación parroquial a cargo de la Mesa Maestral y todo esto en premio al servicio prestado a la Orden por los caballeros de la villa en las campañas guerreras entre ellas, la batalla del Salado en 1340 que, al mando de Alfonso XI, partió de El Real de la Jara.
Este privilegio fue confirmado repetidas veces, entre otros, por los Reyes Católicos, Suárez de Figueroa, benefactor de Guadalcanal, yace en la Iglesia de la Universidad Antigua, donde puede verse su estatua yacente y a sus pies su perrito Amadís.
ANTONIO GORDÓN BERNABÉ SPÍNOLA
Revista de feria 1973
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