By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



viernes, 26 de febrero de 2010

!!! QUE FAUNA !!!





HÛMANÛS CÎVÎLIS (POLÍTICO)


Pienso que hoy nuestro ecologista padre Noé no tendría que recurrir a una pareja de cada especie animal, bastaría con fichar a una pareja de “hûmanûs cîvîlis” de cualquier tendencia política, por cierto... (¿Han reparado en que nada se dijo de los vegetales y han sobrevivido?), no debería, digo, porque le bastaría con embarcar a un "hûmanûs cîvîlis” con su consorte y poco más.
En efecto, la citada especie humana que pulula por ayuntamientos y parlamentos, en tanto que la gallina (Gallus gallus), escarba en el tejido estatal al que ha terminado desgarrando en busca de su provecho personal, tal que como carnívoro ha descarnado al Estado, que anda en los huesos y anuncian para pronto su deceso económico irrevesible, en tanto que ratón (Mus músculos) goza de una enorme fecundidad que le permite multiplicarse, colocar a sus congéneres y ocuparlo todo con familiares y satélites que les rien las gracias, apenas queda parcela de la actividad humana donde no se sienta su presencia, se siente cual ave de presa y anda en las alturas, en vuelo coronado, dando la impresión de que busca la visión de conjunto y de que, fiero guardián, se halla presto a lanzarse en picado sobre el primer depredador que amenace su estatus, pero su mirada no es limpia cual águila (Aquila chrysaetos) es de topo minador (Talpa occidentalis), solo le sirve para avistar al contribuyente, su presa fácil, llenar su vientre orondo, asegurar la comida en el plato, la cara de sus nepotes y fijarse obsesívamente en una nueva fecha electoral.
Se mueve de continuo, va y viene, sube y baja y siempre se lo lleva, pero su movimiento lejos de ser bello y ajustado, como el de la leona (Felis leo) al acecho, es torpe, como de chimpancé (Pan paniscus) en bipedestación y aun de pingüino (Aptenodytes patagonicus) si no fuera porque esta simpática ave no hace mal a nadie, pero abandona a sus hijos en cada ciclo, como ellos abandonan sus promesas electorales. Ellos, los “hûmanûs cîvîlis” piensa como el cuco advenedizo (Cuculus canorus), no duda en arrojar por la borda al oponente y sintiéndose Demóstenes habla y habla sin decir nada, o más bien perora, pero no es Cicerón, es cotorra policroma (Myiopsitta monachus), papagayo multicolor (Psittaccus erithacus) que repite de continuo las consignas recibidas de un depredador de mayor nivel, sin la destreza del halcón (Falco peregrinus), pero no da una en la diana de la razón, le encanta legislar, una y otra y otra vez, hasta asfixiarnos en leyes e impuestos contra natura porque es boa constrictiva (Boa constrictor).
Como un vulgar parásito vive de nuestros jugos y anida en nuestras cabezas y ha ideado estabularnos en demarcaciones autonómicas, regionales o comárcales, partiendo con otros la pitanza y el jugo, no siendo jirafa (Jiraffa camelopardalis) ni poseyendo trompa de elefante (Loxodonta africana) no duda en trepar sobre los demás o mentir para alcanzar los tiernos brotes del árbol de la vida. Ignora, el pobre, que cuanto más se alza más se le ve el trasero.
En tanto que armadillo (Dasypus novemcinctus) se guarece tras la coraza, ellos se protegen en sus blindados autos alemanes y se hacen proteger por guardaespaldas a los que, eufemísticamente, denomina escoltas, huelen como mofeta (Mephitis mephitis), como camaleón (Chamaeleo chamaeleo) gustan de camuflarse y como el avestruz (Struthio camelus), no dan la cara, acechan como el lucio (Esox lucius) y su acometida es brutal, pero es de corta carrera, narciso él, ama el perifollo y el bien vestir , pero es feo y vulgar ante un corcel.
“Nobleza obliga” no es su lema y no aguanta la mirada noble y limpia, se cree trucha salvaje (Salmo trutta fario), pero ignora que esta no sobreviviría en las aguas turbias de la política y el compadrismo, ellos si, no le caracteriza, pues, ni la vista del águila, ni la precisión del halcón, ni la talla de la jirafa y el elefante, ni la astucia del zorro, ni el temple de la leona, ni la belleza del caballo, ni nada contracorriente como la trucha, simplemente, se alimenta de la renta de nuestros votos.¡Ah, que personajes tan reducidos!, ello son el político, el pelota, el chivato y alguno más: águila, halcón, jirafa, elefante, zorro, leona, caballo ó trucha...
Nobles especies a los que desearía controlar porque, compañeros de viaje de tal espécimen no necesitaríamos para una feliz singladura, la suerte que no os deseo, votantes en potencia que, aún en ausencia de diluvio, debéis soportarlos como parte del pasaje de esta nave llamada “Nación o Comunidad o Región o Comarca o Pueblo” que, carente de proyectos, se dirige a ninguna parte, porque como diría el ínclito Rodríguez Ibarra, ellos los que nos gobiernan, pertenecen a la especie (del latín político) “hûmanûs cîvîlis”.

Rafael Candelario Repisa

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