By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 21 de enero de 2015

Adelardo López de Ayala, amores y desventuras 1

Teodora Lamadrid
Amores que marcaron el rumbo de su vida e ignorados en su biografía.

Primera parte
 Sin duda, y en esto coinciden todos los historiadores y conocedores de la vida y obra de López de Ayala, tuvo varios amores y otros tantos desamores.
El primer y tal vez gran amor de su vida fue Carmen de Ortega y de Castilla, una belleza andaluza, natural del pueblo sevillano de Osuna,  prima de Adelardo y azafata de la corte, (de este primer amor nos ocuparemos en la segunda parte de este articulo), que finalmente y sintiéndose despechada por los comentarios en la capital de la corte Isabelina sobres los escarceos de su amado y primo con  bellas señoritas del ambiente nocturno y bohemio de la noche madrileña y la oposición de su madre, a la postre tía de López de Ayala,  decide emprender una nueva aventura y  se casa con el coronel de infantería D. José de Soroa.
Adelardo López de Ayala hay varios autores e investigadores de su vida como mi amigo
Ignacio Gómez Galván que en su blog de la Asociación Cultural Benalixa en una referencia del 05/07/13,  dicen que murió soltero, aunque estuvo a punto de casarse con la bella actriz Elisa Mendoza Tenorio, hay otros, entre los que se encuentra el escritor Justo Fernández López, coinciden en que se casó con la primera actriz del teatro Español.
En 1850 marchó a Madrid para estrenar su obra “El Tanto por Ciento” en el Teatro Español de la villa y corte, fue allí donde conoció a su esposa, la primera actriz y protagonista de dicha obra, Teodora Lamadrid.
Teodora Hervella Cano, conocida como Teodora Lamadrid, nacida en Zaragoza el 26 de Noviembre de 1820,  actriz de amplio registro, tuvo ocasión a lo largo de su carrera de interpretar algunas de las más representativas piezas de teatro clásico, en prosa y en verso, y probar suerte también como cantante lírica de  ópera y zarzuela.
Nueve años mayor que el autor de la obra, fue una de las figuras más destacadas del panorama teatral del siglo XIX, era habitual en las obras representadas en los teatros Príncipe, Español y De La Cruz,  apenas con doce años se traslado junto a su hermana a Madrid y fueron contratadas por el empresario teatral Juan Grimaldi.
Sobre los escenarios madrileños fue consolidando su prestigio hasta que en 1851 interpretó una de las obras cumbre de su carrera, Adriana Lecouvreur, que supondría su consagración definitiva. En años sucesivos, su repertorio se fue engrosando con obras como Locura de amor de Manuel Tamayo y Baus, El tanto por ciento de López de Ayala, La campana de Almudaina, Lo positivo, Virginia, La villana de Vallecas, El desdén con el desdén, Don Juan Tenorio, Los Amantes de Teruel o El Trovador. Su faceta como cantante lírica incluye una de las primeras óperas españolas, El novio y el concierto (1841), compuesta por Basilio Basili, y Los solitarios (1842), con música de Basili y textos de Bretón de los Herreros. Como era habitual en los actores de la época, realizó también una exitosa gira teatral por diversos países de Latinoamérica.
Del matrimonio entre la actriz y el dramaturgo no hay mucha información, si bien parece que no fue muy dilatado en el tiempo, en una publicación de la revista Argentina “El Plata Científico y Literario”, publicada en Buenos Aires en 1853 aparece la siguiente noticia:
“Ha llegado a la capital federal del Plata la cantante lírica Teodora Lamadrid, desposada del político y dramaturgo español D. Adelardo López y de Ayala, para actuar en el teatro el Coliseo Principal y representar varias óperas de insignes escritores españoles…”
Después de este aparente nuevo fracaso amoroso se le conocieron otros amores, la mayoría relacionados con damiselas de la farándula o actrices de teatro relacionadas con las representaciones de sus obras que frecuentaban el Café de La Ibería de la Carrera de San Jerónimo, lugar de reunión de políticos, escritores y actores, famoso por sus tertulias y donde Ayala encontraba el escenario perfecto para desarrollar sus dotes de figurón literario y político conspirador.  El café era famoso por tener un pequeño jardín en un patio interior situado al fondo en el que se celebraban actuaciones musicales, además de una sala de billares. Las reuniones políticas se realizaban en el Salón Central.
Elisa Mendoza Tenorio
En el ocaso de su vida, conoció y ocupó su corazón Elisa Mendoza Tenorio, artista dramática de origen vasco nacida en Barcelona en 1856. Debutó en Cádiz en el papel de niña de la obra Hija y Madre. En 1872 estrenó la obra de Tamayo El hombre de bien y más tarde Consuelo (º), tal vez la mejor obra de López de Ayala; La esposa del vengador, de Echegaray, y  todas las obras de Cano. Se hizo famosa en el teatro español hasta 1889, año en que se retira en pleno éxito y fama y se casa con el doctor Tolosa Latour, viviendo consagrada a las obras benéficas de su marido. 
(º) Consuelo (1878), como hemos comentado, tal vez su mejor comedia dramática. La obra intenta demostrar que el posponer el amor al interés conduce a la infelicidad. Es una defensa del matrimonio y del amor. Es su obra principal y muestra el conflicto de una mujer mimada entre dos hombres. Desprecia el amor de Lorenzo, pobre y sincero, y se cara con un rico y egoísta que la engaña. Consuelo acepta un matrimonio por conveniencias económicas y bienestar social, no por amor. Al fin es abandonada por ambos.
Con esta obra el autor pretende dar una enseñanza moral y demostrar cómo los intereses materiales se vuelven contra los mismos interesados, pues al final Consuelo se queda sola y se arrepiente de su decisión inicial. Exalta el matrimonio y el amor, de forma opuesta a la exaltación pasional del Romanticismo. Es un ataque al tema de Don Juan, tan grato al Romanticismo anterior.
“Sería curioso plantear en torno al tema de Consuelo el de la tradición de la fidelidad conyugal en la mujer, de nuestro teatro. Notemos el tipo y las reacciones de Consuelo: abnegación, sacrificio, heroísmo. Sucumbe, perece, pero no deja nunca de amar al marido. Menos se concebiría, sin otro amor, llegar a la separación espiritual del original desenlace de Casa de muñecas de Ibsen. En nuestra literatura se comprende la “locura de amor”, no la de desamor. Notemos que, al plantearse un drama histórico, Tamayo había en Locura de amor, entendido a doña Juana urdiendo una apariencia de celos, para interesar al esposo, análoga a la que empleó Ayala en las costumbres coetáneas. De este orden, al no despreciar ni olvidar al marido, se podía llevar la descendencia a Benavente (El nido ajeno) y su escuela Mamá y Corazón ciego de Martínez Sierra. Como antecedente, en el Siglo de Oro, citaría el carácter de Leonor, esposa de Benengiuel, en El Caín de Cataluña, de Rojas.
Elisa, estrenó la obra de Adelardo López de Ayala, Consuelo, y este autor, célebre cual ninguno en su tiempo, poeta lírico y dramático, ex ministro y eterno diputado del Congreso, requirió de amores a Elisa Mendoza Tenorio, quien, como discreta que era, negó al maduro galán su blanca mano, poco después, es decir., el 30 de diciembre del año 1879 fallece el dramaturgo, sus restos se encuentran  en el cementerio de San Justo de Madrid, dejando obras inacabadas como La novela “Gustavo” o “Las cartas cruzadas entre López de Ayala y Teodora Lamadrid”.

Biografía.- Revista Mediavalía, Escritores ORG, Historia de la Literatura de España, Vidas españolas e hispano-americanas del siglo XIX, Semanario Pintoresco de España, El Plata Científico y Literario y Voz española de Maníla


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