By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



sábado, 31 de enero de 2015

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 48

Metal de plomo-plata
Los procedimientos de obtención del metal 2 

En Guadalcanal se construyen ocho hornos, instalados todos en una sola pieza, la “casa de los hornos”, una larga nave de fundición que albergaba a estos y a los instrumentos  auxiliares de soplado La  amplitud de aquella construcción industrial y su novedad planteo, por la necesidad de abrir un vano de una luz con pocos precedentes en estructuras de madera para instalaciones industriales, problemas arquitectónicos que fueron satisfactoriamente resueltos. En 1556 informaba A. de Zarate a la Princesa Gobernadora:
“Como quier que para hacer lugar capaz del contorno que ha de traer el caballo fue nescesario hacer el quarto de los ocho ornos que están hechos de largura de 208 pies y de anchura de 29 “58,24 por 8,12 metros” +-, cosa que pocas veces se ha visto en este rreino, porque nos hemos visto en gran trabajo en traer la madera, así para las tijeras como para los tirantes, y no se hallara con trabajo ni sin el si no tuviéramos tan a mano el robledo de Constantina, y con todo ha costado hartos dineros” 77.
Cada horno era servido durante su funcionamiento por dos fuelles de madera y cuero de grandes dimensiones; la presencia de dos fuelles por horno permitía un soplado continuo, ya que cuando uno de ellos estaba realizando una función impelente, el otro efectuaba la expelente. Para ayudar al movimiento de los fuelles se habían instalado dos “ingenios de soplado” movidos por mulas que proporcionaban la corriente de aire necesaria a cuatro de los hornos, mientras los correspondientes a los otros cuatro se confiaban a la fuerza humana sin ayuda de máquina. Una información de 1558 refiere la utilización que se hacía de la introducción de aire en los hornos de fundición:
“Los yngenios de los hornos de fundir metal son dos. Trae cada yngenio una acémila por sus quartos a remuda. Este yngenio sirue en los hornos de traer los fuelles y hacer el efecto que si los honbres lo truxesen, y aim tiene experimentado que mejor, por ser el soplo mas apriesa y mas igual y menos costosa la acémila que no los honbres, y hacer mas fundiciones que no con los hornos de manos que traen los honbres los fuelles. Para estos dos yngenios hay cuatro ornos y los dos están en una parte y los otros dos en otra. En los dos de la una parte funden una semana y en los otros dos, otra y para fundir con los ornos que no han fundido aquella semana vuelven los cánones de un horno al otro y la acémila a la mano contraria que la semana antes anduvo y con esto hacen sienpre un efecto” .
La solución de aplicar los dos fuelles a un mismo horno se resuelve mediante un ingenioso mecanismo “capital-saving” que permite deslizar los fuelles en sentido longitudinal.
“Hay otros cuatro ornos como los sobredichos; en estos cuatro fuellan los honbres en lugar de lo que arriba dijimos que hacen las acémilas y hay por cada fuelle de estos, cuatro honbres que se remudan por sus cuartos” 78.
El tratamiento del mineral por fundición y, por tanto, la capacidad de cada una de estas, es diferente según la clase de mineral de que se trate. A efectos de fundición se distinguían los siguientes tipos y sus correspondientes tratamientos diferenciales:
”Metal rico”, es decir, los minerales que tienen un alto contenido en plata y que además son “secos”, es decir, su proporción de sulfuro de plomo es mínima o despreciable. Si el mineral tiene una ley de plata excepcionalmente elevada, no se somete a fundición, sino que, sin haberse previamente molido ni lavado, se lleva directamente a los denominados "hornos de afinación", es decir, de separación de plomo y plata.
Pero, cuando la riqueza, aun siendo alta es menor, la fundición de esta clase de mineral se efectúa preparando el suelo del horno con escoria de las fundiciones anteriores e introduciendo en cada operación 30 arrobas —330,6 Kg. +- de mineral, a las que se añaden 14 arrobas de la Ramada “greta” —litargirio, oxido de plomo en pedazos— y 10 arrobas mas de “cendrada” —igualmente oxido de plomo, en este caso en forma de cenizas más  menudas procedentes de las operaciones en los hornos de afinación—. La función de estas s dos últimas cargas es la de actuar como fundente, un papel que los mineros del XVI conocen bien y que describen así:
“flujos que se añaden a los mineros, no solo para los ensayos, sino también para fundirlos:
1) cuando se han mezclado con el mineral y se funden, bien en el ensaye o en el horno de fusión; algunos, debido a que se funden fácilmente, funden en parte el mineral.
2) Otros, debido a que hacen el mineral muy caliente o penetran en el, ayudan considerablemente al fuego en la separación de las impurezas de los metales y mezclan la parte fundida con el plomo.
3) 0 bien parcialmente protegen del fuego al mineral, cuyo contenido de metal podría consumirse en el fuego o irse con los vahos y desaparecer del horno.
 4) Algunos fundentes absorben los metales. A la primera clase pertenecen el plomo, el litargirio y la galena (...). El plomo de solera, para aquellos que se derriten con dificultad y la galena para los que se derriten aún con mayor dificultad. A la segunda clase pertenecen las limaduras de hierro (...)” 79.
Sólo los fundentes antes citados se usan en Guadalcanal, ya que en 1556 se ordena que  no se añadan las escorias de hierro que antes se incluían en los procesos de fundición, que su empleo es absolutamente inútil. El oxido de plomo se obtenía como subproducto de la operación de separación de plomo y plata en minas como la de Valverde de Mérida o Aracena, pero en la de Guadalcanal, donde los minerales son “secos”, es preciso adquirir plomo y someterlo a un posterior proceso de oxidación de horno, lo que       suponía un importante coste adicional. El consumo de plomo como fundente en Guadalcanal llega a ser tan alto en la época de mayor bonanza, en relación con el que es posible tener del propio mineral de aquel yacimiento, que comienza a buscarse una mina de plomo cercana con objeto de obviar las cuantiosas compras de mineral que es preciso realizar, tanto en la lejana explotación de Madridejos como en el mercado de importación de Sevilla. El resultado concreto de esta demanda y de la búsqueda de una reserva cercana de mineral de plomo será el hallazgo y puesta en explotación de la mina denominada “Cotorrillo”, en las proximidades de Los Ahillones —hoy Badajoz 80.
Se introducen, por tanto, en el horno para cada operación un total de 54 arrobas,  595 Kg+-
“En el horno echan este metal con la liga dicha todo rebuelto y para echarlo tienen los fundidores una medida de madera y cada vez echan dos medida de aquella y para cada dos medidas de metal y liga se echa una espuerta de leña y carbón junto y también echan por si escoria lo que les paresce ha menester el horno, que de esto no hay quenta, y esto echan de tienpo en tienpo hasta ven que es menester sacar el plomo que esta ya derretido a donde viene envuelta la  plata que el metal tiene. Este plomo se derrite en una pileta que esta de dentro de él y para sacarlo esta un caño que se hace en una forma de madera, y por allí entran un espetón de hierro y destapan el caño hasta dar en la pileta donde ha caído el dicho plomo plata y sale por allí y va a caer en otra pileta (exterior) que está junto al horno. Caído que es en esta pileta, la dexan estar hasta que se yela (solidifica) y a medio elar le incan un picacho en medio hasta que se ha elado y con el picado sacan la plancha del plomo plata. En sacando esta plancha, un guarda que está siempre en el horno toma la plancha y con un cuño que está con las armas reales la sella y la pone en un cajón con su llave que está en la pieza donde los hornos”. 

77 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 28, fol. 36.
78 Sobre fuelles y sus ingenios, cfr. A.G.S. Diversos de Castilla, libro 6, fol. 21. A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 23, asiento con Francisco Ocampo, vecino de Ubeda, para construir ingenios de fuelles para fundir
“que anden con más facilidad y menos trabajo de las acemilas y con mayor fuerza y echen mas aire y anden mas apriesa”;
año 1560.
79 AGRICOLA, G.: Op. cit., p. 241.
80 En 1557 escribia Diego López a la Corte sobre la necesidad de “armar cerca de Guadalcanal una fábrica de metal probe” y que
“por falta desto se deja de sacar mucha plata, y sacarse ha menos si el metal sale despoblado —falto de ley de plomo— como conmienza, proque es menester ayudalle con mas que almartaga, y con el dicho metal pobre se hará gran hazienda y de no echarlo se perderá lo que no se puede creer”.
Con igual fecha, escribía López a Mendoza:
“Yo vine a estas minas y veo quel metal va despoblado y revestido de aquella quija, y aún agostando la vena, y convenía mucho armar la fábrica de metal pobre para ayudalle a correr y robar la plata” ;
cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 45 y A.G.S. Diversos de Castilla; Leg.°. 4

De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez 

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