By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



sábado, 18 de abril de 2015

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 59

Auge y caída de la producción durante el periodo real

La mano de obra:
su organización y retribución 1

En principio, puede pensarse que por debajo del grupo que podríamos llamar privilegiado de los técnicos especializados aparecía una masa homogénea, más o menos voluminosa, de peones proletarizados, desarraigados, en una situación desesperada, percibiendo los de hambre y caldo de cultivo de todo descontento y toda rebelión latente. Tal visión, muy ajustada a la situación de una mina europea de la época de la riqueza industrial, no se corresponde en absoluto con la de las explotaciones mineras de las minas reales—y no solo en el siglo XVI 41
En primer lugar, el peonaje no especializado no era en absoluto un grupo homogéneo existía en su interior una primera diferenciación muy clara, la que separaba la obra libre de la esclava. Pero también dentro de la primera aparecen diferencia les entre los obreros contratados y que cobran salario de la administración de aquellos que trabajan en los destajos y, por tanto, están sometidos a un capataz o jefe de cuadrilla, que es quien ha contratado el destajo. O bien, aunque no a causa de diferencias de tipo salarial, el modo de vida era muy diferente para los trabajadores oriundos de Guadalcanal, que tienen allí su casa e incluso, en muchas ocasiones, cultivan una parcela, que para aquellos que se han desplazado desde lugares alejados, que viven en barracones junto a la explotación y que componen por tanto un grupo de mayor desarraigo. Todo ello, sin olvidar que en los primeros años de explotación de la mina en parte de los extranjeros trabajaron también como peones y por el hecho de su procedencia ingresaban un salario mayor que el de los españoles.
El número de operarios en la mina fue extraordinariamente variable, en función cómo se desarrollaran las tareas de extracción y tratamiento del mineral. Cuando el derribo de éste se tropezaba con zonas duras, se reforzaba ese pozo, siempre teniendo en cuenta que existían unas posibilidades máximas de acogida en éstos. Igualmente, de máximas lluvias, se reforzaban hasta donde fuera preciso las labores de desagüe. Las operaciones de tratamiento, ya lo dijimos, no se efectuaban durante todo el año existía una estacionalidad marcada por la llegada del verano, en el que se suspendían pero cuando la producción se reduce, especialmente a partir de 1565, los meses en que efectúan esos trabajos son aún más restringidos. Por tanto, las fluctuaciones es en la mano de obra en función de la demanda de trabajo por la empresa se producen, no sólo unos años a otros, sino también de forma estacional e incluso semanal; ya veremos que existen también unas fluctuaciones estacionales no derivadas de la demanda de la empresa, sino que obedecen a la propia oferta de mano de obra. Sólo nos es posible aquí, pues, referirnos a unos máximos y unos mínimos, y ello sin perder de vista que el volumen de un momento dado puede resultar modificado en corto lapso de tiempo.
Tampoco ha sido posible llegar a establecer series de salarios, dado que un lado la información es extraordinariamente fragmentaria y, cuando la hay, caótica: mezcladas retribuciones anuales, mensuales, semanales y diarias; por otro, la extensión del trabajo a destajo oculta durante muchos años las retribuciones y, por último carecemos absolutamente de información sobre los componentes de un salario, lo que hace que nos sea imposible llegar a las razones por las que dos oficios que aparecen con la misma denominación reciben diferentes percepciones; baste recordar otra vez el desnivel salarial entre alemanes y españoles que desempeñan un mismo puesto. Resta añadir que tampoco las categorías profesionales están en absoluto fijadas, de forma que dos denominaciones idénticas ocultan tras sí a veces categorías muy diversas.
Por tanto, y aún lamentándolo y envidiando a aquellos historiadores dedicados al estudio de épocas en que el afán por el rigor y la exactitud han hecho avances, debemos contentarnos únicamente con sentar algunas afirmaciones que pueden deducirse con nitidez documentación manejada.
En primer lugar, la división del trabajo ha hecho grandes progresos en el trabajo minero y se distingue un número muy elevado de dedicaciones y, por consiguiente, de retribuciones. En una de las nóminas de semana de 1558 -6 al 12 de marzo— aparecen veinticuatro clases de empleos diferentes entre el personal laboral —es decir, excluidos los cargos administrativos, pero también aquellos empleos auxiliares que no trabajaban para la mina a tiempo completo, como los encargados del abastecimiento, de la compra de leña, de la manufactura de carbón, etc.
En la mayor parte de las labores, la organización en forma de colaboración en equipo de varios trabajadores con funciones asignadas muy concretas era lo más usual. En las labores de extracción y tratamiento de mineral, cada equipo estaba a cargo de un capataz –de labores subterráneas, de lavadores o de ademadores— auxiliado por los llamados “capataces menores”, mientras que en las de metalurgia, las funciones equivalentes a las de aquel, las desempeña el maestro —de fundición o de afinación—. Ya vimos antes la composición normal de un equipo de extracción subterránea —dos picadores, un transportista de interior y dos elevadores de material— que será la normal hasta que una técnica, la basada en el empleo de la pólvora, transforme por completo la organiza de las labores en el subsuelo. En metalurgia, los maestros de fundición y afinación auxiliados por ayudantes de fundición o afinación, mientras que las labores menos especializadas se dejaban a los peones.
Excepto en el caso de los técnicos de mayor relevancia —el supervisor general, el ensayador y su ayudante o el jefe de entibación, etc.—, que cobraban un salario mensual, cual quedaban asimilados al personal administrativo, el resto de los trabajadores asalariados —es decir, a excepción hecha de esclavos y personas que trabajaban por contrato o destajeros— eran jornaleros, lo que equivale a percibir un estipendio por jornada ida, con lo que no cobraban los numerosos días festivos que caracterizaban el calendario laboral del antiguo régimen. Sólo en el caso de las especialidades en que la oferta era más escasa, como la de maestro de fundiciones, percibían dos sueldos diferentes, uno mientras se efectuaban las fundiciones y otro cuando aquellas estaban en suspenso 42.
La contratación de jornaleros se efectuaba de forma semanal; entraban a trabajar los lunes a primera hora de la mañana y se les despedía y abonaba el jornal:
los domingos después de haber oído misa, en mano propia a las personas a quien tocare cada partida, públicamente a donde todos lo puedan ver” 43
En el caso de los técnicos, su admisión se realizó en algunas ocasiones previo un de suficiencia que se enviaba a la Contaduría y era ésta la que resolvía, mientra, el de la mano de obra de menor especialización se les contrataba en función de su presencia en el punto de contratación —la plaza central de las instalaciones— y atendiendo circunstancias de fuerza física y destreza atestiguada por los capataces 44. Los empleados especialmente los técnicos con contratos de mayor duración que la semanal, tenían obligación de cumplir estos hasta el fin, salvo dispensa de la administración; el administrador de la fábrica estaba facultado para perseguir y sancionar su incumplimiento 45.
 

41 Nuevamente he de referirme a la monumental obra de Rolande TREMPE: Les mineurs de Carmaux 1848-1914 como término de referencia para efectuar comparaciones.
Noticias sobre los trabajadores en la mina de Guadalcanal, en A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda. Leg.° 31, fol. 43 y fol. 50; Leg.° 47, fol. 66; Leg.° 39, fol. 89; Leg.° 68, fol. 129; Leg.° 82, fc 121, fol. 9; Leg.° 265, s.f., relación de gastos y gente que trabajó en Guadalcanal entre 11 de de marzo de 1577; Leg.° 75, fol. 86; Leg.° 82, fol. 60. A.G.S. Diversos de Castilla, Leg.° 8, 30, fol. 40. A.G.S. Estado, Leg.° 114, fols. 162 a 164, fols. 19 y 20; Leg.° 511, fol. 228; Leg.° A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 851, s.f., estado de la mina en 31 de diciembre de 1 3.072, s.f., relación de la costa que había en las minas de Guadalcanal a 8 de marzo de 1` Escribanía Mayor de Rentas, Leg.° 1, fol. 10; Leg.° 14, fol. 5. GONZÁLEZ, T.: Noticia históricas… p. 525.
42 Cuando la actividad de la mina ha comenzado a decaer, en 1565, eran menester cuatro afinadores en la época del año en que se afinaba. De ellos, uno estaba fijo en la mina y los otros venían cada vez que sisados, para lo que las afinaciones se agrupaban en temporadas, uno residía en Almodóvar del Campo y otro en Fuente el Maestre. Cobraban a destajo y, además, veinte ducados al año de salario; cfr. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 66, fol. 22.
43 Hasta 1564 cobraban por semanas empleados y jornaleros. A partir de ese año —reestructuración económica— los primeros cobran cada cuatro meses y los segundos de forma semanal.
44 “Quedamos enterados del exámen que se ha de hazer en la suficiencia de Alonso Martín Cordoués y Juan Mercader y de las diligencias que Juan de Jutillo hilo en virtud de la previsión que sobresto se le envió, lo qual se ha de guardar y venido que sea el exámen aquí que conforme a ella se ovíere hecho, se proveherá lo que convenga al seruigio de Su Magestad”
A.G.S. Diversos de Castilla, Leg.° 8, fol. 55.
45 En 1557 el administrador Diego López informaba que había prendido a un especialista “por me fue de la fábrica y me dexó la hazienda parada”; cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Le fol.
43.
De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez
 

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