By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 1 de abril de 2015

Hasta Siempre

 
MI "ADIOS" DE DESPEDIDA...
 La palabra “Adiós” es una de esas contadas palabras, que en sí y por si solas, son todo un poema, que se desborda en lirismo e infinitud. Una elegía, tal vez, pero al fin y al cabo, poema de amor es, porque el dolor existe, porque existe el amor, del mismo modo que la fealdades el contrapunto de la hermosura.
Si, efectivamente, el amor es una realidad intangible, pero realidad; y el dolor, que es su contrapunto, no es sino la ausencia de ese valor espiritual. Por eso, repito, esta palabra encierra por si sola todo un poema de dolor. !Poema...? Ciertamente que sí, porque esta aureolada de lirismo. ,De dolor...? Porque este es, como el amor, mariposa malva cuyo único destino es libar en los jardines del corazón humano, incluso en los jardines de aquellos corazones que jamás conocieron la bucólica policromía de las rosas.
Hoy, le ha tocado cantar esta melodía de nostalgia y tristeza a mi alma ante la lontananza de este bendito pueblo, cuya figura se pierde ante sus ojos, que atisban con ansiedad en la neblina del horizonte.
Guadalcanal, castizo e inmaculado, cuna sacrosanta de mis hijos y hoguera sagrada donde yo quemé en holocausto de amor, los primeros anhelos de mi joven corazón. Divinos anhelos aquellos, no por ser míos, sino porque sus destinatarios querubines eran: iTus niños, Guadalcanal!.
No me avergonzaré jamás, sino que por el contrario, me enorgullezco proclamar que aquí dejo con mi canto de amargura unas lágrimas, abrazadas y hechas barro con tu tierra. Unas Lágrimas, no de hombre sensiblero o sentimentaioide, sino de todo un caballero, que no sabe como agradecer el calor con que fue acogido y la fe que siempre se me profeso. Quisiera roborar el orgullo de mis lagrimas recordando aquellas otras del prototipo de la castiza raza hispana, El Cid, cuando saliendo de Burgos, con el corazón más que encendido, hecho una hoguera, y no fue eso un óbice, para que sus pupilas se humedecieran al decir “adiós” a la excelsa tierra castellana. Quiero decir, que las lágrimas, lejos de afeminar a un hombre, corroboran su señorío, su buena casta y sus sentimientos más puros.
¿Cantar, digo, un poema y... con lágrimas en los ojos...? No es eso una paradoja inconcebible? iNo! iMil veces no! porque hay a veces, en el pétalo caído de una flor tanta belleza y tanta poesía como en la alegre cantinela de una alondra que en la besana, saluda al nuevo día.
Por eso, mi Guadalcanal querido, hoy, cuando ha llegado la hora de decirte “Adiós", quiero que veas a través de mis pupilas, cristalizado el cariño que te profesamos los que tuvimos la suerte de acercarnos a tu regazo.
Puedes estar orgulloso de tus hijos, yo te lo juro que sí, porque si alguno hubo que nos negó su calor (si es que jamás sintieron la dulce tibieza de esta palabra) fueron bastardos, que no les cupo el honor de llevar en sus arterias tu sangre sin macula. Tus legítimos hijos, no. Esos Si que siempre nos tendieron su mano con fe, nos miraron con ojos de esperanza y nos acogieron con bendita caridad. iQue Dios les bendiga!
Yo, que siempre supe ser agradecido, procure pagarles con la misma moneda y por eso hoy, al decir “Adiós” quiero que veáis en mis palabras un corazón aún joven, que vibra de agradecimiento ante todos.
Así, pues, “Adiós a todos... ¡a todos! Mas.… pensándolo bien, mi Guadalcanal querido, a ti, a tus legítimos hijos, para no coincidir en mi despedida, con la misma palabra (aunque sacrosanta) que le digo a los otros”, a vosotros, os repito, porque os llevo dentro de mi alma, os quiero decir “”, que es una despedida no tan elegiaca, y si, aunque solo sea por lo que de esperanza tiene, mucho mas poetica, mas elgeante y mas luminosa.

Jose F. TITOS ALFARO
Maestro querido y recordado por todos los de mi generación
Revista de Feria 1973
 

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