By Joan Spínola -FOTORETOC-

By Joan Spínola -FOTORETOC-

Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 16 de noviembre de 2016

Guadalcanal, un pueblo en la memoria 4

Entrada minas
III.- Mitos sobre el nombre y el origen de la villa de Guadalcanal

Aun teniendo la certeza de que el territorio guadalcanalense fue habitado desde tiempos remotos, ignoramos cuándo fue la primera fundación de esta población, ya que no existen documentos ni referencia alguna que lo acrediten.
Esta falta de información es debida a la ausencia de estudios sobre la zona y al escaso rigor científico de las existentes. Es por ello por lo que la mayor parte de las opiniones que se han vertido sobre el nombre y origen de nuestra villa, emitidas tanto por eruditos locales como por autores de prestigio y basadas en su mayoría en fuentes antiguas, deben ser tomadas con mucha cautela e incluso rechazadas hasta tanto no se realicen investigaciones serias y profundas sobre dichas cuestiones.
Sin embargo, creemos que estamos en la obligación de presentar aquí los escasos datos y apuntes que hemos encontrado al respecto, sin entrar a valorar su veracidad o plausibilidad, puesto que, de un modo u otro, han recreado una idea del pasado, de la historia y del origen de nuestro pueblo, que se ha proyectado en nuestra conciencia como guadalcanalenses y ha pasado a formar parte indisoluble de nuestras identificaciones colectivas.
Una de estas hipótesis se remonta al siglo XVII a. C., en época del rey Gerión, al que llamaban Avo, hijo del rey Hyarbas de Mauritania. Según Diodoro Sículo, fue este mítico rey tartesio el primero en descubrir los ricos minerales de Sierra Morena, siendo Guadalcanal, por excelencia, el sitio más rico de metales que existía en todo su entorno, donde éste rey Gerión y sus caldeos hallaron ricos pozos de plata.

Mapa de la Beturia céltica
Otros autores consideran que la villa fue fundada por los fenicios. Estos hábiles navegantes, de origen cananeo, procedentes del Asia occidental, fueron los primeros en establecer relaciones comerciales con los tartesios en el sur peninsular, fundando importantes colonias: Sevilla, Cádiz, Almuñécar, Córdoba... Se extendieron por toda la provincia y propagaron su alfabeto, llegando a nuestro pueblo, que fundaron en el siglo VIII, hace unos dos mil ochocientos años, donde permanecieron largo tiempo explotando su riqueza minera, hasta que llegaron otros pueblos colonizadores que lo ocuparon.
No es de extrañar que sus sucesores, los cartagineses o púnicos, conocieran la extraordinaria riqueza de Sierra Morena y utilizaran la plata beneficiada de dichas minas para financiar los enfrentamientos bélicos con el pueblo de Roma. De hecho, existen noticias históricas que confirman este extremo, por cuanto Aníbal transportó a Italia, una vez concluida la guerra de Sagunto, un gran caudal de plata y oro extraído de las minas de plata existentes en la serranía cordobesa.
Otros estudios apuntan la hipótesis de que fueron los iberos los primeros fundadores de Guadalcanal, situando su emplazamiento primigenio en el sitio del Cerro Monforte, a una legua de donde hoy está situada la villa. Se trata de un importante enclave arqueológico en el que se localizan restos de distintas culturas pasadas. Fue allí donde se encontró una piedra con una inscripción dedicada al emperador Marco Aurelio. No faltan aquellos eruditos que, sobre la base de los restos romanos localizados en este cerro, indican que nuestra villa se llamó Mons Fortis, “Monte Fuerte”, en clara referencia a la importancia geoestratégica y militar que supuso este asentamiento para la dominación del territorio guadalcanalense. De hecho, existen noticias del hallazgo de monedas de plata muy antiguas cerca de Guadalcanal con divisas y letras de las que usaban aquellas primeras naciones que vinieron a poblar nuestra zona, y que no es otro que el alfabeto ibérico.
Otros estudiosos, entre los que se encuentra Rodrigo Caro, basándose en la Historia Natural de Plinio (23-79 d. C.), aseguran que la fundación de Guadalcanal fue a cargo de los celtas beturienses en el siglo V a. C., a la que denominaron “Tereses”, nombre que se mantendría durante la dominación romana.
Sin embargo, estudios posteriores (Canto, 1993 y 1997) han demostrado que la población nombrada por Plinio como “Steresibus Fortunales” es errónea, y en su lugar hay que leer “Siarensibus Fortunales”: “El cuarto caso contrastado es el de los Steresibi/Teresibi Fortunales. Fue el Padre Fita quien propuso ya su corrección en Siarenses, Siarensibus, cuando publicó en 1897 el epígrafe del Arahal (Sevilla), al que ya me he referido. El nombre Procedía, efectivamente, del topónimo Siarum/Searo». Dicha autora identifica Montemolín, al este de Llerena, con la Siaro céltica.
Cerro Monforte
También ha habido quienes, siguiendo al geógrafo griego Estrabón (63-21 a. C.), entre los que se encuentra fray Andrés de Guadalupe, han escrito que en el siglo 1 antes de Cristo nuestro pueblo ya era conocido desde tiempo inmemorial por su riqueza minera, pudiendo fechar su fundación, en tiempo muy antiguo, con nombre de Sisipo.
Sin embargo, Estrabón no dice nada de esto, como lo demuestra García y Bellido en su transcripción de la obra de este insigne geógrafo. El párrafo al que nos referimos expone textualmente: “En las comarcas de Ilipa y Sisapon, tanto la antigua como la moderna, existe gran cantidad de plata”  García y Bellido hace una interpretación muy diferente de la expuesta más arriba y dice textualmente:
Sisapón, la antigua y la moderna; deben referirse con ello a la ciudad ibérica y a la romana. En todo caso parece poderse asegurar que se trata de Almadén (suroeste de la provincia de Ciudad Real), cuyas riquísimas minas de azogue eran explotadas ya en la antigüedad. Una cita de Theóphrastos (siglo IV a. de 7.C.) sobre el cinabrio de Iberia debe referirse a la de Almadén. Plinius y otros también hablan de él. Era y sigue siendo una de las minas de mercurio más ricas del mundo. (García y Bellido, 1980: 73.)
 También Sisip (Sisapón) es nombrada por Plinio, tras Arsam (¿Azuaga?), Mellariam (Fuente Ovejuna), Mirobrigam (Capilla) y Regina (Reina), aunque A. M. Canto duda sobre su localización en Almadén de la Plata por falta de datos arqueológicos (Silliers, 1980: 49-57), y sitúa Sisapo Nova en el yacimiento iberorromano del Cerro las Monas, indicando que la Sisapo Vetus podría hallarse en un yacimiento próximo al anterior. En cualquier caso, la Guadalcanal romana se encontraría situada en la Beturia túrdula, y no en la céltica.
Otros autores, siguiendo la Geografía de Ptolomeo, le asignan el topónimo de Canaca o Canani, remontando su fundación a la etapa de las invasiones bárbaras: alanos, suevos y silingos, que la tomaron a los romanos. Sin embargo, la situación de esta población en el mapa de la Hispania romana según las indicaciones de Ptolomeo, se encontraría en el extremo suroeste de la provincia Bética, lindando con la lusitana y, por tanto, alejada de nuestro pueblo. El actual topónimo de Guadalcanal parece tener un origen medieval, como lo demuestra el trabajo de Asín Palacios, quien lo transcribe del árabe como Wádi-al-Kanal (Asín, 1940). En este sentido, Mª Dolores Gordón, en su estudio lexicológico sobre los topónimos de la Sierra Norte de Sevilla (1988), indica que Guadalcanal es un hibridismo del árabe y del romance, es decir, se ha colocado, junto a la palabra árabe “Wadi”, que significa “río”, el latinismo arabizado “Kanal”, que significa canal (al-Kanal, el canal').
Esto daría argumentos a favor de la hipótesis de aquellos autores que mantienen la idea de la antigüedad de la villa, remontándola a la época iberorromana, por cuanto la segunda parte del topónimo Guadalcanal procede del latín y puede referenciar el sistema de explotación minera descrito por Plinio y que consistía en horadar montañas mediante un sistema de canales (“canalis” o “cananis”) para la extracción del mineral.
A pesar de todos los datos aportados, en realidad no existe en la actualidad ninguna certeza acerca del origen y del nombre primitivo de nuestra villa.

 IV.- Musulmanes y Cristianos.- 
Torre de Santa María
Siendo este lugar el más preciado de toda la región por su riqueza minera, no tardaron los  musulmanes en ocuparlo. Invadieron Guadalcanal a principios del siglo VIII sin que nadie  les ofreciese resistencia, permaneciendo en él alrededor de seis siglos.
Los procedimientos que utilizaron para sacar el mineral, fueron los mismos que emplearon los romanos. De esta forma, se enriqueció el pueblo mahometano  con las grandes cantidades de plata y oro que sacaron de las entrañas de la tierra, fabricando armas y gran cantidad de objetos que se adornaban de incrustaciones Con estos ricos metales.
Construyeron el alcázar junto a las murallas que rodeaban la villa, al sur, en el sitio del Palacio, donde más tarde se construirla la iglesia de Santa María de la Asunción sobre restos de la fortificación. Su mezquita principal se encontraba en el extremo norte de la villa, en el lugar donde hoy se levanta la iglesia de Santa Ana.
Al nombre que los romanos le pusieron a nuestro pueblo, “Canalis”, refiriéndose a los canales que construían para traer el agua al sitio donde lavaban los minerales que sacaban de las montañas, los árabe le pusieron el vocablo “Guad”, que en su lengua significa “rio”, por lo que se deduce  que, uniendo los dos vocablos, resulta “Guad-Canalis”, que derivaría en Guadalcanal.
Torre de Santa Ana
Muchos fueron los intentos cristianos por conquistar Guadalcanal, y, aunque hubo bastantes victorias, no fueron menos las derrotas. Tenemos noticias de la primera victoria cristiana en tierras de Guadalcanal protagonizada por Fernando I el Grande en 1064. Efectivamente, este monarca, rey de Castilla y León, entró con sus huestes procedentes de Extremadura en la villa de Guadalcanal y la tomó, aunque al poco tiempo volvió a estar en manos de los musulmanes.
También Alfonso VI, en su contienda contra los musulmanes, realizó sendas incursiones sobre el reino de Sevilla, atravesando el puerto de Guadalcanal desde tierras extremeñas y tomando la villa para el bando cristiano. Sin embargo, esta dominación duró muy poco, ya que Jussef Abu-Jacub volvió a ganarla para el bando musulmán.
Tenemos noticias de que en 1185 Alfonso VIII realizó una campaña militar sobre tierras andaluzas, partiendo de Toledo con un numeroso ejército, pasando por Talavera y con- quistando Trujillo y algunos lugares de La Serena, también Berlanga, Valverde y Guadalcanal, paso obligado para atravesar Sierra Morena y llegar a Sevilla. Alfonso VIII regresó victorioso y descansó en nuestra villa. Una vez repuesto, se dirigió a Reina, cuya fortaleza aún estaba en poder de los musulmanes, siendo el castillo más grande de la región, al que puso cerco y tomó por combate.
En el año 1231, Guadalcanal y Reina volvieron a caer en manos de los musulmanes. Las razones de esta continua conquista y reconquista de ambos lugares se deben a su gran valor estratégico para la defensa militar del territorio de frontera, siendo por ello muy disputados por ambos bandos.

Copyright.- Rafael Rodríguez Márquez

No hay comentarios:

Publicar un comentario