GUZMÁN DE ALFARACHE.- Es una novela picaresca escrita por Mateo Alemán y publicada en dos partes: la primera en Madrid en 1599, con el título de Primera parte de Guzmán de Alfarache y la segunda en Lisboa en 1604, titulada Segunda parte de la vida de Guzmán de Alfarache, atalaya de la vida humana. La obra relata las andanzas de un joven pícaro desde el punto de vista autobiográfico del mismo personaje una vez llegado a la edad madura.
En el capitulo V, titulado “Cómo Gumán de Alfarache sirvió a un cocinero” encontramos la siguiente mención:
…Mucho experimenté de otros. No hablo lo que me dijeron, sino lo que mis ojos vieron. Cuando las raciones no bastaban, porque para jugar no faltase, traía por la casa los ojos como hachas encendidas, buscando de dónde mejor pudiera valerme. A las cosas de la cocina con facilidad ponía cobro, aprovechándome siempre de la comodidad, como de mí no pudiese haber sospecha. Muchas cosas que hurtaba las escondía en la misma pieza donde las hallaba, con intención que si en mí sospechasen, sacarlas públicamente, ganando crédito para adelante; y si la sospecha cargaba n otro, allí me lo tenía cierto y luego lo trasponía.
Una vez me aconteció un donoso lance, que como mi amo trajese a casa otros amigos cofrades de Baco, pilotos de Guadalcanal y Coca, y quisiese darles una merienda, todos tocaban bien la tecla, pero mi amo señaladamente era estremado músico de un jarro. Sacáles, entre algunas fiambreras que siempre tenía proveídas, unas hebritas de tocino como sangre de un cordero. Ya de los envites hechos estaban todos a treinta con rey, alegres, ricos y contentos, y con la nueva ofrenda volvieron a brindarse, quedándose –y mi ama con ellos, que también lo menudeaba como el mejor danzante que los pudieran desnudar en cueros: tales lo estaban ellos. La polvareda había sido mucha. Levantáronse los humos a lo alto de la chimenea. Los unos cayendo, los otros trompezando, dando cada uno traspiés fuese como pudo, según me lo contó un vecino, y mis amos a la cama, dejándose abierta la casa, la mesa puesta y el vasillo de plata en que brindaron rodando por el suelo, y todo a beneficio de inventario... (sic)
MISTERIOSA BUENOS AIRES.- Esta curiosa obra editada en 1951 en Argentina, contiene cuarenta y dos cuentos sobre Buenos Aires y sus personajes desde la primera fundación por Pedro Mendoza (1536) hasta principios del pasado siglo, nos detenemos en el sexto relato:
“EL LIBRO 1605”.- La historia de este relato tiene lugar en el puerto del Mar del Plata, en una pulpería se desarrolla una partida de cartas entre cuatro hombres que prueban suerte al lansquenete, juego llevado por los españoles, la mesa la comparten un molinero flamenco, un escribano, un dominico y un soldado, testigos el pulpero, su empleado Lope (que hace de escribano) y una hermosa joven (hija del pulpero y enamorada del joven Lope).
Según van calentandose el juego y la boca con los vinos de Guadalcanal, van sacando mercaderías de los fardos enviados desde Porto Bello y enviadas por el mercader sevillano Pedro González Refolio, en uno de los fardos aparece un curioso libro, este no es otro que “El ingenioso hidalgo don Quixote de la Mancha”…
Algunos pasajes del capitulo:
...Al descubrir el dominico “El Libro”, se establece el siguiente dialogo:
-Acaso sea un peligroso viajero y convenga someterlo al Santo Oficio.
-Nada de eso -arguye el dueño de la pulpería- Luego se meterían en averiguaciones de cómo llegó a mis manos.
Y el soldado: -No puede ser cosa mala, pues está dedicado al Duque de Béjar.
El escribano se limpia los anteojos y resopla:
-Para mí no hay más duque que el Duque de Lerma.
Allí se echan todos a discutir. Bastó que se nombrara al favorito para que la tranquilidad del patio se rompiera como si en él hubieran entrado cien avispas. Por instantes el tono desciende y los personajes atisban alrededor. Es que el pulpero, irritado, ha dicho que el señor Felipe III es el esclavo del duque y que ese hombre altivo gobierna España a su antojo. Sobre las voces distintas, crece la del molinero:
-¿Jugamos? ¿Jugamos, pues?
La niña palmotea desde su silla dura y aprovecha la confusión para dirigir a Lope miradas de incendio.
-¡Haya paz, caballeros! -ruega el dominico- He estado recorriendo el comienzo de este libro y no me parece que merezca tanta alharaca. Es un libro de burlas.
Menea la cabeza el escribano:-¿Adónde iremos a parar con las sandeces que agora se estampan? Déme su merced algo como aquellos libros que leíamos de muchachos y nos deleitaban. Las Sergas de Esplandián, Lisuarte de Grecia, Palmerín de Oliva...
Los jugadores han quedado en silencio, pues la evocación repentina les ha devuelto a su juventud y a las novelas que les hacían soñar en la España remota, en la quietud de los: caseríos distantes, de los aposentos provincianos donde, a la luz de la lumbre, los guerreros fantásticos se aparecían, con una dama en la grupa del caballo, pronunciando maravillosos discursos en el estruendo de las armas de oro.
Sólo el molinero de Flandes, que nunca ha leído nada, insiste con su protesta:
-Si no se juega, me voy. Sosiéganse los demás.
-Mejor será que lo demos a Lope -resume el escribano-. A nosotros ya nada nuevo nos puede atraer, pues hemos sido educados en el oficio de las buenas letras. Señores, se pierde la raza. Empieza la época de la estupidez y de la blandura. ¡Ay, don Duardos de Bretaña, don Clarisel, don Usuarte!
El pulpero suelta .una carcajada gorda y alinea los arcabuces bajo la parra.
-¡Otra vuelta de vino de Guadalcanal!
Y el libro, casi desencuadernado por los tirones, aletea una vez más por el aire, hacia el muchacho meditabundo que afila su pluma… (sic)
EL LICENCIADO VIDRIERAS.- es uno de los relatos en el que Cervantes cita los vino de Guadalcanal, esta es una de las obras que forman parte de “las Novelas ejemplares” de Miguel de Cervantes Saavedra, publicadas originalmente en 1613 por Juan de la Cuesta. Se suele clasificar entre las novelas de corte realista, centrada en la descripción de personajes y situaciones verosímiles y descritas con una técnica realista.
Reproduzco el pasaje en el que se hace referencia al vino de Guadalcanal y su entorno:
… Allí se embarcaron en cuatro galeras de Nápoles, y allí notó también Tomás Rodaja la extraña vida de aquellas marítimas casas, adonde lo más del tiempo maltratan las chinches, roban los forzados, enfadan los marineros, destruyen los ratones y fatigan las maretas. Pusiéronle temor las grandes borrascas y tormentas, especialmente en el golfo de León, que tuvieron dos; que la una los echó en Córcega y la otra los volvió a Tolón, en Francia. En fin, trasnochados, mojados y con ojeras, llegaron a la hermosa y bellísima ciudad de Génova; y, desembarcándose en su recogido mandrache, después de haber visitado una iglesia, dio el capitán con todas sus camaradas en una hostería, donde pusieron en olvido todas las borrascas pasadas con el presente gaudeamus.
…Allí conocieron la suavidad del Treviano, el valor del Montefrascón, la fuerza del Asperino, la generosidad de los dos griegos Candia y Soma, la grandeza del de las Cinco Viñas, la dulzura y apacibilidad de la señora Guarnacha, la rusticidad de la Chéntola , sin que entre todos estos señores osase parecer la bajeza del Romanesco. Y, habiendo hecho el huésped la reseña de tantos y tan diferentes vinos, se ofreció de hacer parecer allí, sin usar de tropelía, ni como pintados en mapa, sino real y verdaderamente, a Madrigal, Coca, Alaejos, y a la imperial más que Real Ciudad, recámara del dios de la risa; ofreció a Esquivias, a Alanís, a Cazalla, Guadalcanal y la Membrilla, sin que se le olvidase de Rivadavia y de Descargamaría.
Finalmente, más vinos nombró.... (sic)
RAFAEL CANDELARIO REPISA
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