La emancipación de un hijo menor
Para conocer la separación de la Aldea de Malcocinado del municipio de Guadalcanal hay conocer unas breves pinceladas que en este pequeño articulo quisiera analizar.
El proceso político y económico que comenzó en España con la desamortización a finales del siglo XVII por Manuel Godoy y terminó en 1924, y que tuvo su máximo exponente en la famosa “desamortización de Mendizábal”, llevo a distribuir las tierras que poseían la llamadas “manos muertas”, es decir, la iglesia católica, las órdenes religiosas y militares y el feudalismo o territorios nobiliarios, por una parte, los ricos se convirtieron en terratenientes con compras y cesiones de fincas de labor y productivas, el resto de la tierra, es decir las llamadas baldías, pasaron a propiedad comunal municipal, que a su vez fueron cedidas, unas veces de forma coherente y la mayoría de ellas no, entre la población más pobre de cada municipio.
La historia de Malcocinado se remonta a principios de siglo XVI, cuando se fundó un asentamiento de viviendas y cortijos formado por pastores y trabajadores de la tierra dependiente del cercano municipio de Guadalcanal, pero no fue hasta dos siglos después cuando adquirió entidad de población suficiente para considerarla como aldea pedánea del municipio principal, así continuó hasta el 1842 que se le concedió la segregación de Guadalcanal, erigiéndose como municipio con entidad propia y pasando a depender del partido judicial de Llerena en la provincia de Badajoz. Como ya se ha comentado se convirtió en municipio en 1842 después de varios intentos de segregación, este proceso comenzó en 1833 cuando Javier Burgos y por orden de Isabel II realizó la actual división municipal y provincial de España, trazando los limites de cada provincial, quedando el término municipal de Malcocinado dentro de las jurisdicción de Extremadura, según Real Orden de 12 de Abril de 1842, que consta en los archivos:
… Gobierno Político de la provincia de Badajoz, Exmo. Sr. Secretario de Estado y Despacho de la Gobernación de la Península con fecha 12 del actual, me dice lo siguiente:
“El regente del Reyno en vista del expediente remitido por V.S. el 21 de marzo último sobre separación de la Aldea de Malcocinado de la villa de Guadalcanal, se ha servido resolver que la referida en virtud de reunir las circunstancias que la ley previene, quede totalmente emancipada de la dependencia de Guadalcanal, constituyéndose su ayuntamiento por sí con arreglo a las leyes, procediéndose inmediatamente a la formación de expediente oportuno, para la división del término y aprovechamiento que hasta el día hayan sido comunes a ambas poblaciones. De orden del Regente lo digo a V.S. para cumplimiento a efectos siguientes.
Lo que traslado a V.S. para con arreglo a lo Preinscrito en el artículo 84 de la Ley 3 de Febrero sirva formar el oportuno expediente al efecto.
Dios que a V.S. m.a., en Badajoz, a 16 de Abril de 1842
Cayetano Cordero.- (Exma. Diputación de la Provincia)
Sobre el nombre hay varias hipótesis, incluso se barajan otros nombres anteriores como Villanueva de la Victoria, Aldeanueva de la Victoria o Marcocinado, yo después de consultar diccionarios y enciclopedias, me inclino por que su nombre actual “Malcocinado”, que según el Diccionario de la Real Academia Española en uno de su apéndices dice: “menudo de las reses o lugar donde se depositan los restos de las reses muertas”, teniendo en cuenta que la Cañada Real pasaba entre el Puerto de la Higuera y el sendero de Alanís (hoy trazado de la carretera) y que el origen del asentamiento era de pastores procedentes de Guadalcanal, hay otras, como la que su nombre se deriva de una fonda dentro de la aldea que se llamaba “Marcos Cinado” o la del nombre de un cacique de la localidad, pero parece que la primera versión es la que más visos de realidad y veracidad tiene para dar nombre a la población actual y es el topónimo que más se acerca a la realidad.
Espero que este pequeño artículo le aclare algunas dudas a mi amigo Enrique Sánchez, Malcocinense de nacimiento y Utrillense de adopción.
Fuentes.- Archivo Diputación de Badajoz y autor.
Rafael Candelario Repisa.
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