By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



jueves, 11 de marzo de 2010

PENSAMIENTO LÚDICO




El mito generacional





Con más asiduidad de la debida, casi todos los adultos hablamos y opinamos de los jóvenes, nos atrevemos a analizar sus conductas, cualidades, actitudes, defectos, problemas... pero con mayor frecuencia de lo que deberíamos todavía, o así me lo parece a mí, no hablamos habitualmente con ellos sobre esas cualidades, defectos, problemas o actitudes que les rodean, se habla poco con los jóvenes en la propia familia, tal vez con la excusa del ritmo laboral o de los horarios incompatibles de padres e hijos, que en ocasiones se deben a que damos prioridad a nuestra “vida social” que la mayoría de las veces se limita a tomarse unas cervezas con los amigos o compañeros de trabajo. No es excesivamente importante que padres o educadores estemos absolutamente “al día” en las canciones preferidas por los jóvenes, de las modas y tendencias, pendientes o peinados extravagantes, claro que admitir las diferencias generacionales y los diversos gustos es una simple práctica de sentido común y de ejercicio de la diferencia de generaciones, es obvio que hablamos poco con los jóvenes, la mayoría de las veces de banalidades, pero lo cierto es que casi nunca los escuchamos o evitamos conversaciones “comprometidas”, para luego, entre adultos, comentar que a los jóvenes no les preocupa la familia, la política, los estudios o su futuro, ¿nos preocupamos en preguntárselo?, no, ¿será que no nos interesa a nosotros su opinión?, tal vez, no quiero generalizar, igualmente hay padres e hijos que tienen una química especial y que aprovechan esa diferencia generacional para aprender ambos con conversaciones fluidas.
Repito, no se trata de generalizar, cierto es que algunos adultos con el afán de querer acercarse a los jóvenes tratan de utilizar un lenguaje coloquial propio de adolescentes, tratando de emularlos e igualarse a los que utilizan en casa o en el instituto, e incluso el que utilizan la jerga de cuando están en grupo, claro esto no quiere decir que escuchando sus expresiones y modos de razonar perciben lo que quieren expresar, otros se limitan a llevar la indumentaria juvenil, todo esto es, cuando menos, es pintoresco, cuando más decadente, ya que el adulto es adulto, y el adolescente es adolescente, estar cercano y dialogar con ellos no significa desubicarse en la foto de la realidad, y es que no parecer “joven” parece deprimir a algunos adultos, no entenderlos ni les preocupa.También sucede este cisma en los medios de comunicación, hablan de los jóvenes o desean conocer sus inquietudes y preferencias, ¿pero les invitan a expresarse y poder discrepar?, dicen que no es sencillo lograrlo, porque han de existir interlocutores representativos, como en todos los sectores de la sociedad, no vamos a exigir una proliferación de asociaciones de jóvenes, aunque alguna más sí sería deseable que existiera, yo pienso que los jóvenes individualmente tienen el derecho y el deber de opinar, lo que sucede es que, como alguno de ellos reconocen, ya tienen bastante con estar dependiendo de las opiniones autoritarias de muchos padres, comunicadores o profesores, y no pueden o no quieren cambiar estas estructuras, que en el fondo es cómoda para ellos, me parece que es una justificación de pocos hábitos participativos, un síntoma de independencia aislacionista, así nunca podrán cambiarnos a los adultos. ¿Realmente conocemos a nuestros jóvenes? no, resulta interesante un reciente estudio de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), cuando se aborda el problema de la drogadicción entre jóvenes españoles de 16 a 22 años, ellos se niegan a contestar a preguntas relacionadas con este tema y en ese mismo estudio los adultos mayores de cuarenta años consideran tabú hablar en casa de éste problema, después de muchas encuestas, estadísticas y análisis de familias medias, altas, menos medias y menos altas, este estudio concluye con una reflexión, “La juventud española es una de la mas preparada y de la menos comprendida dentro de la UE”, epílogo poco alentador para los padres.
Finalmente, me gustaría que algún joven analizara lo escrito y me respondiera lo que opina de los adultos, pues no es del todo cierto lo que me dice un adolescente cercano a mi entorno, que la imagen que tenemos de ellos, es de mentes endebles y reacios a asumir responsabilidades, preocupados solo de su imagen, tener 50 o 100 euros semanales de paga y contar entre sus prioridades con objetos como el móvil, la consola o el MP3, no nos juzguéis anticipadamente, muchos adultos pensamos que dialogando evitáramos “el mito generacional”.

Rafael Candelario Repisa

1 comentario:

  1. Bien, pues yo precisamente ya no soy adolescente pero si que me incluyo en "juventud" y antes de nada me gustaría comentar que las generalidades no traen mas que tópicos incorrectos para la mayoría de los casos .
    En este artículo se tocan varios temas, la juventud española a rasgos generales y las diferencias generacionales entre padres e hijos, para ambos insisto en no caer en la pauta de generalizar.
    En el primero de los casos, la juventud española, pienso que no es correcto cortar por el mismo patrón a personas de 16 años de edad que a los de 22 por ejemplo, evidentemente según avanzamos en edad vamos adquiriendo experiencias y nuestra personalidad se va formando , así pues llego a la conclusión que una persona de 22 años tendrá mas madurez, he aquí el evitar generalizar, ya que piensan y actúan de manera distinta.
    En cuanto al “gran debate” de las diferencias entre padres e hijos … ¿qué decir? Pues simplemente que siempre ha existido, estemos en el siglo XXI o nos remontemos a la edad media, no es por si escuchamos, si hablamos, si somos rebeldes , modernos o anticuados, el motivo es tan simple como que no tenemos la misma edad. Los unos porque ya lo han vivido y los otros porque tienen que vivirlo para que podamos entendernos. Ni los jóvenes somos una especie rara ni los adultos unos inquisidores, hay que ser tolerante y ante todo tener en cuenta que todos, independientemente de la edad, somos personas con una personalidad distinta, ya sea un niño, adolescente, joven, mediana edad o anciano, ¿cómo no van a existir diferencias entre padres e hijos si las hay entre personas de la misma edad, condición, cultura, etnia ….? Siempre las habrá, solo hay que aprender a convivir con ellas e intentar comprender la postura contraria, porque quien ahora es padre ha sido hijo y quien ahora es hijo será padre.

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